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24 - El quinto elefante - Terry Pratchett - tet...doc
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07.09.2019
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Vimes agarró una rama rota.

Un arma.

El raciocinio se le detuvo cuando sus dedos se cerraron alrededor de la rama. Fuera lo que fuera que lo sustituyó en los senderos de su cerebro brotaba de otro lugar, con una antigüedad de miles de años.

El hombre lobo consiguió ponerse en pie y se giró. La rama lo alcanzó en un costado de la cabeza.

Sir Samuel Vimes exhalaba vapor cuando se lanzó hacia delante, gruñendo incoherentemente. Volvió a golpear con el garrote. Rugió. No había palabras. Sólo el sonido anterior a las palabras. Si tenía algún significado era que lamentaba no poder causar el suficiente dolor…

El lobo gimió, cayó, dio una vuelta por el suelo… y cambió.

El humano extendió una mano sangrante hacia él suplicando.

—Por… por favor…

Vimes vaciló, con el garrote levantado.

La furia encendida se esfumó. Estaba en una ladera helada en una fría puesta de sol, y lo habían dejado solo, y quizás podía llegar a la torre…

En un movimiento, cambiando de hombre a lobo mientras se movía, el hombre lobo saltó. Vimes cayó de espaldas en la nieve. Podía notar el aliento y la sangre, pero no el dolor. Ninguna zarpa desgarró, ningún diente se hincó.

Y el peso que tenía encima se levantó. Unas manos apartaron el cuerpo.

—Bastante cerca esta vez, señor —dijo una voz alegremente—. La verdad es que lo mejor es no darles cuartel.

Una lanza atravesaba el cuerpo del hombre lobo.

¿Zanahoria?

—Vamos a encender un fuego. Es fácil si primeros hundes la madera en las fuentes de grasa.

¿Zanahoria?

—Estoy seguro de que no ha comido. No hay mucha caza tan cerca de la ciudad, pero creo que aún nos queda…

¿Zanahoria?

—Eh, ¿sí, señor?

¿Qué demonios haces aquí?

—Es un poco complicado, señor. Vaya, déjeme que le ayude a lev…

Vimes apartó a Zanahoria cuando intentó ayudarle a ponerse en pie.

—He llegado hasta aquí, gracias, y creo que soy capaz de levantarme sólo —dijo, y obligó a sus piernas a que los sostuvieran.

—Parece que ha perdido sus pantalones, señor.

—Sí, es el famoso sentido del humos de Ankh-Morpork —gruñó Vimes.

—Sólo que… Angua volverá pronto, y… y…

—¡La familia de la Sargento Angua, capitán, tienen la costumbre de correr por el bosque sobre la nieve en pelot… completamente desnudos!

—Sí, señor, pero… Quiero decir… ya sabéis… no es que realmente…

—Te daré cinco minutos para encontrar una tienda de ropa. Porque de otro modo… Oye, ¿dónde demonios están todos los hombres lobo, eh? ¡Esperaba caer en un montón de mandíbulas gruñendo, y ahora estás aquí, muchas gracias, y no hay hombres lobo!

—Los compañeros de Gavin los han ahuyentado, señor. Debe de haber oído el aullido de antes.

—Los compañeros de Gavin, ¿eh? ¡Bueno, bien! ¡Eso está muy bien! ¡Me complace oír eso! ¡Bien hecho, Gavin! Ahora, ¿quién demonios es Gavin?

Un aullido se elevó de una colina lejana.

—Ése es Gavin —dijo Zanahoria.

—¿Un lobo? ¿Gavin es un lobo? ¿Unos lobos me han salvado de los hombres lobo?

—Exacto, señor. Si lo piensa, no hay diferencia con que sean personas las que lo salven de los hombres lobo.

—Si lo pienso, creo que tal vez estaría mejor acostado en una cama —dijo Vimes débilmente.

—Vayamos al trineo, señor. Le estaba intentando decir que tenemos sus ropas. Así es como Angua ha seguido su rastro.

Diez minutos después Vimes estaba sentado ante un fuego con una manta encima de los hombros, y el mundo parecía tener un poco más de sentido. Una tajada de venado bajaba hacia su estomago muy bien y Vimes tenía demasiada hambre como para preocuparse porque pareciera que el carnicero había usado sus dientes.

—¿Los lobos espían los hombres lobo? —preguntó.

—Más o menos, señor. Gavin vigila las cosas para Angua. Son… viejos amigos.

El momento de silencio fue sólo ligeramente demasiado largo.

—Suena como si fuera un lobo muy inteligente —dijo Vimes, en ausencia de nada más diplomático qué decir.

—Más que eso. Angua cree que puede ser en parte hombre lobo, de antiguo.

—¿Eso puede ocurrir?

—Ella dice que sí. ¿Le he contado que hizo todo el camino hasta Ankh-Morpork? ¿Una gran ciudad? ¿Puede imaginar como debe haber sido?

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