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24 - El quinto elefante - Terry Pratchett - tet...doc
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07.09.2019
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Vimes subió las escaleras y siguió el ruido de conversación hasta que llegó al dormitorio, donde Sybil estaba tendiendo la ropa en una cama del tamaño de un pequeño país. Cheery la ayudaba.

Las paredes eran tableros de madera tallada. La cama era un tablero de madera tallada. Y el loco de la sierra de calar había trabajado duro aquí, también; los suelos no era de madera, sino de piedra e irradiaban frío.

—Es un poco como el interior de un reloj de cuco, ¿no? —comentó Sybil—. Cheery se ha ofrecido voluntariamente para ser mi doncella por ahora.

Cheery saludó.

—¿Por qué no? —dijo Vimes. Después de un día así, una doncella con una larga barba ondulante parecía perfectamente normal.

—Aunque los suelos son un poco fríos. Mañana conseguiré unas cuantas alfombras —dijo Sybil con firmeza—. Sé que no estaremos mucho tiempo aquí, pero deberíamos dejar algo para los próximos.

—Sí, cariño. Eso sería una buena idea.

—Hay un bañó detrás de esa puerta —dijo Sybil, asintiendo—. Hay manantiales de agua caliente cerca de aquí, por lo que parece. Y han canalizado sus aguas. Te sentirás mejor después de un baño caliente.

Diez minutos después Vimes estaba feliz de poderle dar la razón. El agua tenía un color curioso y olía a los que llamaría educadamente huevos podridos, pero estaba bien y caliente y podía sentir cómo aliviaba la tensión de sus músculos.

El desagradable olor de judías recalentadas fluía a su alrededor mientras estaba tendido de espaldas. Al otro extremo de la enorme bañera estaba el pedazo de piedra pómez que había usado para raspar la piel muerta de sus pies. Vimes la miró sin verla, mientras repasaba los acontecimientos del día.

Las cosas empezaban a oler, como el agua del baño. La Torta de Piedra había sido robada, ¿no? Ahora había una coincidencia.

Había sido un absoluto tiro a ciegas. Pero últimamente él estaba en el lado apropiado cuando se refería a disparos sin mirar. Alguien había sustraído la copia de la Torta, y ahora la real faltaba, y alguien en Ankh-Morpork que era bueno en hacer moldes de goma había sido hallado muerto. No necesitabas las neuronas de Detritus metido en un montón de nieve para sospechar la existencia de una conexión.

Un pensamiento le remordía. Alguien había dicho algo que a él entonces le había parecido extraño pero entonces algo más había ocurrido y se le había ido de la cabeza. Algo sobre… una bienvenida a Joder. Sólo…

Bueno, él estaba aquí. De eso no había duda.

La confirmación definitiva de este hecho llegó media hora después, durante la cena.

Vimes cortó una salchicha y miró.

—¿Qué hay aquí dentro? ¿Todo esta… cosa rosada? —preguntó.

—Esto, es carne, Vuestra Gracia —dijo Iñigo, al otro lado de la mesa.

—Pues, ¿dónde está la textura? ¿Donde están los pedazos blancos y los pedazos amarillos y esos pedazos verdes que siempre esperas que sean hierbas?

—Para un conocedor de aquí, Vuestra Gracia, una salchicha de Ankh-Morpork no sería considerada una salchicha, mmf, mmm.

—¿De verdad? ¿Y cómo la llamaría?

—Pan, Vuestra Gracia. O posiblemente un tronco. Aquí, un carnicero puede ser colgado si sus salchichas no son completamente de carne, y ésta debe ser de un conocido animal domesticado, y quizás debería añadir que con animal domesticado no me refiero a los que llevan nombres como «Spot» o «Ginger»35. Estoy seguro de si Vuestra Gracia prefiere el genuino sabor de Ankh-Morpork, Igor le podría hacer una guarnición de pan duro y serrín.

—Gracias por ese comentario patriótico —dijo Vimes—. Pero es que estas están… Muy bien, supongo. Es sólo que sorprenden un poco. ¡No! —puso la mano encima de su jarra para evitar que Igor la llenara de cerveza.

—¿Ocurre algo malo, amo?

—Sólo agua, por favor —pidió Vimes—. Nada de cerveza.

—¿El amo no bebe… shervesha?

—No. ¿Y podría ser en una jarra que no tuviera una cara en ella? —Le echó otro vistazo a la jarra—. ¿Por cierto, por qué tiene una tapa? ¿Temes que le entre la lluvia?

—Nunca he estado muy seguro de eso —intervino Iñigo, mientras Igor se iba arrastrando la pierna—. Sin embargo, de la pura observación creo haber deducido que el propósito de la tapa es para evitar que la cerveza salpique, mientras la jarra se utiliza para conducir el líquido a la boca, mmm, mmm.

—Ah, el viejo problema de cómo vaciar el vaso de un trago —dijo Vimes—. Que idea más buena.

Sybil le dio un golpecito en la rodilla.

—Ya no estás en Ankh-Morpork, cariño —dijo.

—Ahora estamos solos, Vuestra Gracia —dijo Iñigo, acercándose—. Estoy muy preocupado por el Señor Sleeps. El cónsul en funciones, ¿recordáis? Parece haber desaparecido, mmm, mmm. Algunos de sus objetos personales también han desaparecido.

—¿De vacaciones?

—¡No en este momento, señor! Y…

Se oyó el ruido de la madera contra la madera mientras Igor volvía a entrar, intencionalmente llevando una escalera de tijera. Iñigo se volvió a sentar.

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