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24 - El quinto elefante - Terry Pratchett - tet...doc
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07.09.2019
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Vimes descubrió que bostezaba.

—Mejor que continuemos hablando de esto mañana por la mañana —dijo, mientras Igor acercaba la escalera a los horribles trofeos de caza—. Ha sido un día muy largo, entre unas cosas y las otras.

—Por supuesto, Vuestra Gracia.

El colchón de la cama era tan blando que Vimes se hundió en él algo nervioso, temiendo que pudiera cerrarse de nuevo encima de su cabeza. Esto no era lo único porque la almohada era… bueno, todo el mundo sabe que una almohada es un saco lleno de plumas, ¿no? No un aprendiz de edredón como esta cosa.

—Simplemente, dóblala, Sam —dijo Sybil, desde las profundidades del colchón—. Buenas noches.

—Buenas noches.

—¿Sam…?

Sam emitió un ronquido. Sybil suspiró y se giró.

Vimes se despertó unas pocas veces, debido a los golpes que se oían abajo.

—Los leopardos de las nieves —murmuró, y se durmió de nuevo.

Se oyó un ruido más alto.

—El ciervo —murmuró Lady Sybil.

—¿Alce? —rezongó Vimes.

—Definitivamente el ciervo.

Un poco después se oyó un grito ahogado, un golpe, y un sonido muy parecido al que hace una regla de madera sostenida contra un escritorio y golpeada vibrando.

—El pez espada —dijeron a la vez Sam y Sybil y volvieron a dormirse.

—Deberíais presentar vuestras credenciales a los gobernantes de Joder —dijo Iñigo por la mañana.

Vimes estaba mirando por la ventana. Dos guardias en uniformes coloreados como el arcoiris estaban en posición de firmes fuera de la embajada.

—¿Qué hacen esos aquí? —preguntó.

—De guardia —explicó Iñigo.

—¿Guardando a quién de qué?

—Simplemente de guardia, mmf. Supongo que creen que los guardias dan un aspecto acabado a un edificio.

—¿Qué es lo que has dicho sobre credenciales?

—Son sólo cartas formales de Lord Vetinari, confirmando vuestra designación. Mmf, mmm… El protocolo es un poco complicado, pero por ahora el orden de preferencia es el futuro Bajo Rey, luego Lady Margolotta y finalmente el Barón von Uberwald. Cada uno de ellos, por supuesto, simulará que no vais a visitar a los otros dos. Es lo que se llama el acuerdo. Es un sistema algo incómodo, pero mantiene la paz.

—Si he entendido tu resumen —dijo Vimes, aún observando los guardias—, en los días del Imperio Uberwald todo el jodido espectáculo lo llevaban los hombres lobo y los vampiros y el resto eran el almuerzo.

—Algo simplista pero en esencia correcto, mmm —dijo Iñigo, limpiando un poco de polvo de un hombro de Vimes.

—Y luego todo se vino abajo y los enanos se convirtieron en poderosos porque hay enanos de un extremo de Uberwald al otro y se mantienen unidos…

—Su sistema verdaderamente sobrevive al cataclismo político, sí.

—Y luego… ¿qué fue? ¿Una dieta de escarabajos?

—La Dieta de los Insectos, mmm. «Dieta» es una palabra uberwaldeana que significa «reunión», e «Insectos» es una importante ciudad río arriba, famosa por sus chucherías hechas de lino. Todo el mundo llegó a un… acuerdo. Nadie iniciaría una guerra contra los otros, y todo el mundo podría vivir en paz. No se cultivaría ajo, no se extraería plata. Y los hombres lobo y los vampiros prometieron que esas cosas no serían necesarias. Mmm, mmm.

—Parece un poco demasiado confiado —dijo Vimes.

—Parece haber funcionado, mmm.

—¿Qué pensaron los humanos de todo eso?

—Bueno, los humanos siempre han sido un poco un ruido de fondo en la historia de Uberwald, Vuestra Gracia.

—Pero debe ser un poco aburrido para los no-muertos.

—Oh, los más listos saben que los viejos tiempos no pueden volver.

—Ah, bueno, el truco es siempre ese, ¿no? ¿Encontrar a los más listos? —Vimes se puso su casco—. ¿Y cómo son los enanos?

—El futuro Bajo Rey es considerado bastante inteligente, Vuestra Gracia. Mmm.

—¿Cómo considera Ankh-Morpork?

—Puede tomar partido por Ankh-Morpork o dejarla sola, Vuestra Gracia. En realidad creo que no le gustamos demasiado.

—Creí que era a Albrecht a quién no gustábamos.

—No, Vuestra Gracia. Albrecht es el que sería feliz de ver como Ankh-Morpork arde hasta los cimientos. Rhys simplemente desearía que no existiéramos.

—¡Yo pensaba que era uno de los buenos!

—Vuestra Gracia, he oído cómo expresabais diversos sentimientos negativos sobre Ankh-Morpork durante el camino hasta aquí, mmm, mmm.

—¡Sí, pero yo vivo allí! ¡Tengo derecho! ¡Es patriotismo!

—Por todo el mundo, Vuestra Gracia, parece haber inexplicablemente definiciones de, mmf, mmm, «los buenos» que no significan automáticamente «les gusta Ankh-Morpork». Ya lo averiguaréis, diría yo. Los otros dos son más fáciles de manejar. Puede haber sido Lady Margolotta la que intentó el pequeño truco de los guardias la noche pasada noche. Ella fue la que se encargó de que yo os trajera de vuelta, por cierto. Os ha invitado a tomar una copa.

—Oh.

—Es una vampiresa, mmm, mmm.

—¿Qué?

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