Добавил:
Upload Опубликованный материал нарушает ваши авторские права? Сообщите нам.
Вуз: Предмет: Файл:
24 - El quinto elefante - Terry Pratchett - tet...doc
Скачиваний:
2
Добавлен:
07.09.2019
Размер:
941.06 Кб
Скачать

Igor abrió una puerta interior mientras Tantony casi se iba corriendo del vestíbulo.

—Vueshtra Grashia, Shu Eshelenshia…

—Ah, Sirr Samuel —dijo Lady Margolotta—. Porr favorr, entrrad. Sé que no os gusta serr Vuestrra Grracia. ¿No es enojoso? Perro se tiene que hacerr, ¿verrdad?

No era lo que Vimes había esperado. Se suponía que los vampiros no habían de llevar perlas, o blusas rosas. En el mundo de Vimes tampoco llevaban prácticos zapatos de suela plana. O tampoco tenían un salón de estar en el que todas y cada una de las piezas de mobiliario concebibles estaban tapizados con seda.

Lady Margolotta tenía el aspecto de la madre de alguien, aunque posiblemente de alguien que ha tenido una cara educación y un pony llamado Fidget. Se movía como alguien que ha crecido acostumbrada a su cuerpo y, en general, parecía lo que Vimes había oído que describían como «una mujer de cierta edad». Él nunca había estado muy seguro de qué edad era ésa.

Pero… la cosas no estaban del todo bien. Había murciélagos bordados sobre la blusa rosa, y el estampado de los muebles tenía una especie de... aspecto de murciélago. El perrillo con un lazo al cuello que dormía enroscado en un cojín parecía más una rata que un perro. Aunque Vimes estaba menos seguro de eso: los perros de esa naturaleza tienden a parecerse un poco a un rata en cualquier caso. El efecto general era el de alguien que hubiera leído la música, pero nunca la hubiera oído interpretada.

Se dio cuenta de que ella educadamente le esperaba e hizo una reverencia, rígidamente.

—Oh, no os molestéis con eso, porr favorr —dijo Lady Margolotta—. Hacedme el favorr de sentarros. —Se acercó a un armario y lo abrió—. ¿Os apetece una Sangrre de Torro?

—¿Eso es la bebida que lleva vodka? Porque…

—No —dijo Lady Margolotta tranquilamente—. Es, me temo, de la otrra varriedad. Tenemos eso en común, ¿verrdad? Ninguno de los dos bebe… alcohol. Tengo entendido que errais un alcohólico, Sirr Samuel.

—No —dijo Vimes, totalmente atónito—. Era un borracho. Tienes que ser más rico de lo que yo era para ser un alcohólico.

—Ah, bien dicho. Tengo limonada, si prreferrís. ¿Y la Señorrita Pequeñotraserro? No tenemos cerrveza, como le gustarrá oírr.

Cheery miró a Vimes sorprendida.

—¿Eh, tal vez un jerez? —dijo ella.

—Perrfecto. Puedes dejarrnos, Igorr. ¿No es un tesorro? —añadió mientras Igor se retiraba.

—La verdad es que sí que parece que lo acaben de desenterrar —dijo Vimes. Esto no estaba yendo tal como él lo había planeado.

—Oh, todos los Igorrs tienen ese aspecto. Ha estado con la familia durrante casi doscientos años. La mayor parte de él, al menos.

—¿De verdad?

—Extrremadamente popularr con las jovencitas, por alguna rrazón. Todos los Igorrs lo son. He descubierrto que es mejorr no especularr sobrre el porr qué —Lady Margolotta le dedicó a Vimes una brillante sonrisa—. Bien, aquí está parra quedarrse, Sirr Samuel.

—Sabéis muchas cosas de mí —dijo Vimes débilmente.

—Y la mayorría son buenas, os lo asegurro —dijo ella—. Aunque sois inclinado a olvidarr el papeleo, os exasperráis fácilmente, sois demasiado sentimental, os averrgonzáis de vuestra falta de educación y desconfiáis de la errudición de otros, estáis inmensamente orrgulloso de vuestrra ciudad y os prreguntáis si sois un clasista trraidorr. Mis… amigos de Ankh-Morrporrk fuerron incapaces de encontrrarr nada muy malo sobrre vos y, crreedme, son muy buenos en esa clase de cosas. Y detestáis a los vampirros.

—Yo…

—Es rrazonable. Somos gente horrible, porr rregla generral.

—Pero vos…

—Yo intento poner el perfil bueno —dijo Lady Margolotta—. Pero no imporrta… ¿cómo habéis encontrado al Rey?

—Es muy… tranquilo —dijo Vimes el diplomático.

—Intenta serr astuto. Él habrrá descubierrto mucho más de vos de lo que vos lo habéis hecho de él, estoy segurra. ¿Os apetecen unas pastas? No es que yo las coma, porr supuesto, pero hay un hombrrecillo abajo en la ciudad que hace un chocolate marravilloso. ¿Igorr?

—Shí, sheñora —dijo Igor. Vimes casi lanza su limonada al otro lado de la habitación.

—¡Había salido! —dijo—. ¡Lo he visto irse! ¡He oído cómo se cerraba la puerta!

—Igorr tiene caminos misterriosos. Haz el favorr de darrle a Sirr Samuel una serrvilleta, Igorr.

—Habéis dicho que el Rey era astuto —dijo Vimes, secando la limonada de sus pantalones.

Соседние файлы в предмете [НЕСОРТИРОВАННОЕ]