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24 - El quinto elefante - Terry Pratchett - tet...doc
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07.09.2019
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Veamos, ¿cómo pensaría un hombre lobo?

Los hombres lobo redujeron la velocidad al aproximarse al edificio. Su líder miró a un lugarteniente y asintió. Corrió a grandes zancadas hacia el cobertizo para botes. Los otros siguieron a Wolf dentro. El último cambió a humano por un momento para cerrar las puertas y atrancarlas con la barra.

Wolf se detuvo cerca del centro del granero. El heno estaba esparcido por todo el suelo en grandes montones esponjosos.

Los arañó suavemente con una pata, y algunas hebras cayeron de una cuerda que estaba estirada bien tensa.

Wolf tomó una profunda inspiración. Los otros hombres lobo, sabiendo lo que iba a pasar, apartaron la mirada. Hubo un instante en que varias formas se pelearon entre sí, y luego Wolf se estaba levantando lentamente para ponerse erguido, guiñando en el amanecer de la humanidad.

Esto es interesante, pensó Vimes, en el corredor de arriba. Durante un segundo o dos después de cambiar no están completamente conscientes de la situación actual.

—Oh, Vuestra Gracia —dijo Wolf, mirando por todas partes—. ¿Una trampa? Qué… civilizado.

Vio a Vimes, que estaba en el piso de arriba, al lado de la ventana.

—¿Qué se suponía qué había de hacer, Vuestra Gracia?

Vimes se agachó para coger la lámpara de aceite.

—Se suponía que era un señuelo —dijo.

Lanzó violentamente la lámpara contra el heno seco y le dio un golpe a su cigarro después. Agarró el hacha y saltó por la ventana justo cuando el aceite derramado se inflamaba.

Vimes cayó en la profunda nieve y corrió hacia el cobertizo para botes.

Había otras huellas en el camino, no humanas. Cuando llegó a la puerta, la abrió de golpe y con violencia y su recompensa fue un interrumpido aullido.

La barquita que esta guardada en el destartalado cobertizo estaba medio llena de agua oscura, pero ni se le ocurrió ocuparse en achicar el agua. Agarró los polvorientos remos y remó con considerable esfuerzo y no mucha velocidad por el río.

Gimió. Wolf corría por la nieve, con el resto de la manada detrás de él. Todos parecían estar allí.

Wolf hizo bocina con sus manos.

—¡Muy civilizado, Vuestra Gracia! ¡Pero, sabéis, cuando prendéis fuego a un granero lleno de lobos, se aterrorizan, Vuestra Gracia! ¡Pero cuando son hombres lobo, simplemente uno abre la puerta! ¡No podéis matar a los hombres lobo, Señor Vimes!

—¡Díselo al del cobertizo! —gritó Vimes, mientras la corriente se apoderaba del bote.

Wolf miró dentro del edificio un instante y luego volvió a hacer bocina con las manos.

—¡Se recuperará, señor Vimes!

Vimos maldijo en voz baja, porque en contra de todos sus deseos, un par de hombres lobo habían saltado dentro del agua río arriba y nadaban con fuerza hacia la orilla opuesta. Pero esto era típico de los perros, ¿no? Saltan alegremente en el agua fuera de casa, pero luchan como demonios si intentas meterlos en una bañera.

Wolfgang había empezado a correr por la orilla. Los que estaban en el agua emergieron en la otra. Ahora le perseguían a la misma velocidad que el bote por los dos lados.

Pero la corriente se estaba haciendo más rápida. Vimes empezó a achicar el agua con las dos manos.

—¡No puedes correr más rápido que el río, Wolf! —gritó.

—¡No tenemos que hacerlo, señor Vimes! ¡Esa no es la cuestión! La cuestión es: ¿podéis vos ser más rápidos que la catarata? ¡Nos vemos luego, Civilizado!

Vimes miró como loco. En la distancia, el río tenía un aspecto de cortado a pico. Cuando se concentró, el oído interior del terror pudo oír un distante rugido.

Agarró los remos otra vez e intentó remar río arriba y, sí, era posible avanzar contra corriente. Pero no podía remar más rápido de lo que los lobos corrían y desafiar a dos de ellos en la orilla, cuando estaban listos y esperándole, no era una opción.

Si cruzaba ahora la cascada, llegaría al fondo antes de que lo hicieran ellos.

Esa no era una buena decisión, pero de todas maneras lo intentó.

Dejó los remos y agarró la cuerda de amarre. Si le doy un par de vueltas, pensó, podré atarme el hacha a la espalda…

Tuvo una visión mental de los que le podría ocurrir a un hombre que se precipitara en el fondo de una cascada con una pieza de metal afilado unida a su cuerpo…

BUENOS DÍAS.

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