Добавил:
Upload Опубликованный материал нарушает ваши авторские права? Сообщите нам.
Вуз: Предмет: Файл:
23 - Carpe Yugulum - Terry Pratchett - tetelx -...doc
Скачиваний:
2
Добавлен:
07.09.2019
Размер:
874.5 Кб
Скачать

Vlad tosió silenciosamente. Tata se detuvo.

—Hay algunas otras cosas que las personas saben sobre los vampiros —dijo—. Y una es que ellos tienen considerable control sobre las mentes de criaturas inferiores. Así que olvídense todo sobre los vampiros, queridas damas. Ésa es una orden. Y vengan a conocer a mi familia.

Agnes parpadeó. Estaba consciente de que había habido... algo. Podía sentirle la cola, escabulléndose entre los dedos.

—Parece un buen joven —dijo Tata, con una voz suavemente aturdida.

—Yo... él... sí —dijo Agnes.

Algo surgió en su mente, como un mensaje en una botella escrito vagamente en alguna lengua extranjera. Trató, pero no pudo leerlo.

—Ojalá Yaya estuviera aquí —dijo por fin—. Ella sabría qué hacer.

—¿Sobre qué? —dijo Tata—. No es buena para las fiestas.

—Me siento un poco... rara —dijo Agnes.

—Ah, puede ser la bebida —dijo Tata.

—¡No he bebido nada!

—¿No? Bien, entonces allí está el problema. Vamos.

Entraron rápidamente en el salón. Aunque ahora era bien pasada la medianoche, el nivel de ruido se acercaba al umbral de dolor. Cuando la hora de la medianoche yace sobre el vaso como una gran cebolla de cóctel, siempre hay un borde adicional para la risa.

Vlad les hizo un gesto alentador y señaló hacia un grupo alrededor del Rey Verence.

—Ah, Agnes y Tata —dijo el Rey—. Conde, puedo presentarle...

—Gytha Ogg y Agnes Nitt, creo —dijo el hombre al que el Rey se estaba dirigiendo. Inclinó la cabeza. Por alguna razón, una diminuta parte de Agnes estaba esperando a un hombre de aspecto sombrío con unas excitantes entradas en el pelo y una capa de ópera. No podía pensar por qué.

Este hombre se veía... bien, como un caballero de recursos independientes y una mente curiosa, quizás esa clase de hombre que hace largas caminatas por la mañana y pasa las tardes mejorando su mente en su propia biblioteca privada o haciendo pequeños experimentos interesantes sobre chivirías y que nunca se preocupa por el dinero. Había algo satinado en él, y también una especie de entusiasmo urgente y hambriento, de la clase percibes cuando alguien acaba de leer un libro muy interesante y está decidido a contarle a alguien todo sobre él.

—Permítame que yo presente a la Condesa Magpyr —dijo—. Éstas son las brujas sobre las que te hablé, querida. Creo que ustedes han conocido a mi hijo. Y ésta es mi hija, Lacrimosa.[21]

Agnes se cruzó con la mirada de una muchacha delgada en un vestido blanco, con pelo muy largo y largo, y demasiado maquillaje de ojos. Hay algo como el odio a primera vista.

—El Conde estaba diciéndome en este momento cómo está planeando mudarse al castillo y gobernar el país —dijo Verence—. Y yo le estaba diciendo que pienso que estaremos honrados.

—Bien hecho —dijo Tata—. Pero si no les molesta, no quiero perderme al hombre de las comadrejas...

—El problema es que las personas siempre piensan en los vampiros en relación con su dieta —dijo el Conde, mientras Tata se iba deprisa—. Es realmente bastante insultante. Usted come carne de animal y verduras, pero eso apenas le define, ¿verdad?

La cara de Verence estaba retorcida en una sonrisa, pero se veía vidriosa e irreal.

—¿Pero usted bebe sangre humana? —dijo.

—Por supuesto. Y a veces matamos personas, aunque absolutamente apenas en estos días. En todo caso, ¿dónde exactamente está el daño? Presa y cazador, cazador y presa. Las ovejas fueron diseñadas como cena para el lobo, el lobo como una manera de impedir la superpoblación de ovejas. Si usted revisa sus dientes, señor, usted verá que están diseñados para un especial tipo de dieta y, efectivamente, todo su cuerpo está construido para aprovecharla. Y también es así con nosotros. Estoy seguro de que las nueces y las coles no lo critican. Cazador y presa son sólo partes del gran ciclo de la vida.

—Fascinante —dijo Verence. Unas pequeñas perlas de sudor bajaban rodando por su cara.

—Por supuesto, en Uberwald todos comprenden esto instintivamente —dijo la Condesa—. Pero es un lugar bastante atrasado para los niños. Estamos por eso mirando hacia Lancre.

—Me alegra mucho escucharlo —dijo Verence.

—Y tan amable de su parte invitarnos —continuó ella—. De otro modo no podríamos haber venido, por supuesto.

—No exactamente —dijo el Conde, sonriendo a su esposa—. Pero tengo que admitir que la prohibición de entrar en lugares sin ser invitado ha probado ser curiosamente... durable. Debe ser algo relacionado con los antiguos instintos territoriales. Pero —añadió alegremente—, he estado trabajando sobre una técnica instructiva que estoy seguro resultará, dentro de algunos años...

—Oh, no nos hagas pasar a través de todas esas cosas aburridas otra vez —dijo Lacrimosa.

—Sí, supongo que puede parecer un poco tedioso —dijo el Conde, sonriendo a su hija con benevolencia—. ¿Tiene alguien algo más de ese maravilloso bocadillo de ajo?

Agnes notó que el Rey todavía parecía intranquilo. Lo que era raro, porque el Conde y su familia parecían completamente encantadores y lo que estaban diciendo tenía un sentido perfecto. Todo estaba perfectamente bien.

—Exactamente —dijo Vlad, a su lado—. ¿Baila usted, Srta. Nitt? —Del otro lado del salón, la Orquesta Sinfónica Ligera de Lancre (conduce S. Ogg) estaba atacando alto y fuerte, al azar.

—Ur... —Lo detuvo a punto de convertirse en una risita tonta—. No realmente. No muy bien...

¿No escuchaste lo que estaban diciendo? ¡Ellos son vampiros!

—Cállate —dijo en voz alta.

—¿Perdone usted? —dijo Vlad, perplejo.

—Y ellos no son... bien, no son una muy buena orquesta...

¿No prestaste atención a lo que estaban diciendo en absoluto, pedazo de inútil?

—Son una orquesta muy mala —dijo Vlad.

—Bien, el Rey apenas compró los instrumentos el mes pasado y básicamente están tratando de aprender juntos...

¡Córtale la cabeza! ¡Dale una enema de ajo!

—¿Está usted bien? Usted sabe que realmente no hay ningún vampiro aquí, ¿verdad...?

¡Él te está controlando!, gritó Perdita. ¡Ellos están... afectando a las personas!

—Estoy un poco... desmayada por toda la emoción —masculló Agnes—. Creo que me iré a casa. —Algún instinto a nivel de la médula del hueso le hizo añadir—: Le pediré a Tata que venga conmigo.

Соседние файлы в предмете [НЕСОРТИРОВАННОЕ]