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1malyshev_m_a_khvoshchev_v_e_red_diskursologiya_metodologiya

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La etica de la intention se nos muestra con un grado muy alto para Uevar a cabo la comunicacion de las verdades subjetivas. Sin las responsabilidades que esta encarna en el discurso, las verdades subjetivas no tendrian un medio de comunicacion у su discurso no se podria justificar.

1.6.Nietzsche versus Platoiu contraste entre discursos ludicos

уlos perversos (Noe Epifanio Julian)

1.6.Ницше versus Платон: противоположность между игровым и извращенным дискурсами (Ноэ Эпифанио Хулиан)

Resumen. lafilosofia contempordnea по se puede entender sin la lectura de los escritos de Frkdrich Nietzsche. Sin embargo, el pensamienlo del mismo Nietzsche resulta incomprensible, si no se hace una lectura previa de los Dialogos de Platon. El discurso platonico esta estructurado mediante la pretension de acceder al mundo de las ideas, par las ansias de descubrir aquello que le otorga unfundamento al mundo de las apariencias. Este base del discurso platonico Nietzsche interpreta como una "perversion" del pensamiento ludico. Las lineas que siguen intentardn explicar la "trama" de dicha perversion.

Резюме. Современную философию нельзя понять без чтения произведений Фридриха Ницше. Однако мышление самого Ницше невозможно постичь без предварительного чтения Диалогов Платона. Платоновский дискурс построен на претензии получить доступ к миру идей, на одержимости открыть то, что лежит в основании мира видимостей. Это фундамент платоновского дискурса Ницше истолковывает как «извращение» игровой мысли. Последующее изложение пытается объяснить «сюжет» данною извращения.

La risa de un nino es suficiente para deshacer la logica de 2500 anos de silogismos. Esta sentencia, que yo sepa, no la escribio Friedrich Nietz­ sche y, sin embargo, pudo haberlo hecho, porque ella tiene inserta la pretension de demoler los presupuestos historicos sobre los cuales se levanto el edificio de la filosofi'a ortodoxa. Demolicion que solo se puede Uevar a cabo a partir del caracter hilarante de la inocencia. Vista asi, la obra del pensador aleman puede considerarse como una gran bodega de artilleria en la que se encuentran multiples artefactos belicos capaces de partir a la Historia en dos, que darian la pauta para hablar de un tiempo que le precedio у otro en el que se instalaria un nuevo comienzo para el pensamiento (donde estariamos habitando nosotros, cumpliendo el cometido de desarrollar una nueva manera de pensar). Esta aseveracion justifica la dificultad de acercarse al pensador que no acepto llamarse hombre, sino que prefirio usar el epiteto de dinamita. Resulta imposible acercarse a un pensamiento explosivo sin salir ileso de el. Y lo que sigue, tal vez, no pasara de ser mas que el recuento de una serie de lesiones percibidas tras un recorrido por ese campo minado у que dara cuenta, a su vez, de una transfiguration vivida despues de semejante experiencia (es decir, mostrar un caracter ludico del discurso

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que se contraponga a la intencion de encasillarlo dentro del protodrama de seriedad que impero durante mas de dos milenios у medio, mismo que podriamos llamar el discurso perverso). A Nietzsche no se le entiende leyendolo sino viviendolo, porque, a pesar de que para el vivir haya significado escribir, tambien es cierto que su escritura da cuenta cabal de una expresion de sinceridad que refleja, como un espejo, "los saltos de su fantasia у el trabajo de su pensamiento"39.

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Cualquier lector atento de Nietzsche se percata, desde muy pronto, de la imposibilidad de hablar sobre el у de citarlo como una fuente de donde mana el agua clara capaz de purificarnos de todos los vicios de la Historia. Y el hecho de que se siga haciendo (es decir, hablando de el у citandolo en los Manuales у Tratados de filosofia contemporanea) no demuestra cosa distinta a cierta impotencia para proseguir la ruta que el nos habia marcado. Labor de impotencia en la que se encontraron los mas grandes historiadores de la filosofia: Heidegger, Deleuze, Foucault, Blanchot, Derrida, Klossowski, Bataille, etc. Misma labor que contimian ejerciendo los mas fieles discipulos de estos ultimos. Los seminarios de Martin Heidegger sobre Nietzsche son insuficientes porque reducen la filosofia nietzscheana a tres temas: el superhombre, la voluntad de poder у el eterno retorno; la exposicion de Gilles Deleuze sobre el pensamiento de Nietzsche es magistral, pero, solo se quedo en eso, una simple exposicion magistral; la tarea de Michel Foucault, que rescata la labor genealogica nietzscheana, se vio interrumpida por la recaida en el analisis de la Historia mediante la nocion de "cuidado de si"; el arrojo de Georges Bataille se topo con el gran muro de su ateismo intranquilo; Pierre Klossowski, desde una sagaz interpretacion nietzscheana, redujo el lenguaje del cuerpo al padecimiento del dolor; la analitica de Maurice Blanchot sobre la obra de Nietzsche siempre estuvo marcada por sus preocupaciones hegelianas; Jacques Derrida, al analizar el problema de la verdad en la obra de Nietzsche, no pudo sustraerse a la nocion del eterno femenino.

£Es necesario citar a los pensadores menores que se dejaron seducir por los escritos de Nietzsche? Claro que no. La mayoria de ellos no han ejercido una labor distinta a la de un sastre. Todos ellos se han

elaborado un Nietzsche a su medida: del infinito manto de la ilusion cortaron роса tela para cubrir la terrible fosa de su abismo.

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^Que se puede hacer, entonces, con eso que los doctos llaman "el pensamiento nietzscheana"! Mas de cien anos -en los que a Friedrich Nietzsche le ha sido imposible seguir pensando— dan cuenta cabal del espesor de semejante pregunta у sus respuestas. Hacinadas en esa centuria se encuentran las opiniones (desarinadas у certeras) de los doctos e iniciados que se dieron a la tarea de interpretar a la descomunal obra

39 Giorgio Colli. Introduccion a Nietzsche. Pre-Textos. Valencia, 2000, p. 11.

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nietzscheana. Pero, £vale acaso perder el tiempo en el intento de comprender y, mas aun, de exponer a esa barahunda exegetica? He aqui, pues, la contundencia de nuestra respuesta: jDe ninguna manera!

iQue antes de proseguir el discurso deberiamos curarnos de nuestra soberbia? Pero, si en tal respuesta no hay intencion de mostrar altivez alguna, habida cuenta de que la apelacidn a la autoridad no es mas que un sofisma, puesto que la grandeza de una interpretacion solo se alcanza por el rebajamiento del interpretador, es decir, por una incapacidad de ponerse a la altura de las circunstancias. Mas aun, ^como atrevernos a ejercer el respeto tras la caida de los idolos de la filosofia? Y, por otra parte, £no seria el propio Friedrich Nietzsche el unico

capaz de juzgar a unas interpretaciones buenas de otras malvadas y, asi, establecer la distincion entre las flores у la mierda, en los trabajos de exegesis que se han hecho sobre su pensamiento? Sin embargo, es inconcebible imaginar que Nietzsche derroche tiempo para juzgar a las interpretaciones que, durante mas de cien anos, se han hecho sobre sus planteamientos, ya que, en ultima instancia, ^que importa el propio Friedrich Nietzsche? Lo que le importa al filosofo siempre es otra cosa.

Siguiendo esta tesitura, hablamos de un discurso ludico, inaugurado por Friedrich Nietzsche, que trata, evidentemente, de identificar al acto de pensar como un juego, pero, no tratamos de afincar tal parangon sobre una exposicion cabal del pensamiento nietzscheano, ya que con la obra del pensador aleman se pueden hacer dos cosas: una consiste en limitarse a comprenderla у explicarla (ejercicio que comunmente se ha venido haciendo); la otra consiste en abordarla para proseguirla en multiples direcciones. La primera es incluso demasiado sencilla, pero, la segunda, ya no lo es tanto; en esta muchos han arriesgado la vida у perecido en el intento, о bien la han abandonado porque los ha embargado cierta impotencia para continuarla.

Jamas podremos eludir que un pensador honesto es aquel que le hace frente a los problemas, aquel que no les da la espalda ni se anda con rodeos; la huida no es ni siquiera un ultimo recurso para el. Ahora bien, la Historia de la filosofia (a reserva de unos casos contados) nos muestra a una multitud de pensadores miedosos у escurridizos que, frente a los problemas, prefieren la huida. Esos pensadores cobardes requieren de una trinchera para esconderse у los mejores parapetos que han encontrado hasta la fecha son los libros de los pensadores honestos.

Diffcilmente podria encontrarse alguna excusa para negar la honestidad en ese pensador llamado Friedrich Nietzsche. El le hizo frente al problema de los valores, le dio la cara al problema de la moral. Y si algun otro quiere problematizar sobre lo mismo, honestamente, no necesita resguardarse bajo la proteccion de Nietzsche ni usar de parapeto a ningun otro pensador honesto. Para pensar no nos hace falta aferrarnos a ningun filosofo. Para pensar no nos hace falta

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escondernos detras de ningun libro. Los parapetos siempre seran un estorbo para el combate limpio у las citas de los textos una farsa para el pensamiento.

Sin embargo, aunque las cosas esten asi de claras, hay una raigambre aneja en la fe ciega de los ortodoxos que se encarga de domesticar la furia desatada del pensamiento, mediante el establecimiento de dispositivos de control que obligan a citar textos у atrincherarse en las figuras de los filosofos. Pero, esas cadenas no son tan duras. Siempre hay maneras de romperlas y, entre las cuales, un recurso facil es el fingimiento: hacer como si obedecieramos. Enganemos, pues, a quienes tengamos que enganar. Las citas siempre seran un adorno. Usemoslas, pues, para embellecer a los textos у aparentar erudicion, a sabiendas de que no necesitamos ni de lo uno ni de lo otro. Cualquier texto, con citas у sin ellas, se pro­ tege у se deshace por si solo y, por lo tanto, la defensa de los autores у la replica de sus detractores no es mas que otra enclenque faramalla a la que torpemente tenemos que someternos. El pensador honesto no quiere pertenecer a un rebafio ni demanda pastor alguno. Emprendamos, pues, la errancia del pensamiento, aunque por el momento sea andando a salto de mata, haber si por acaso nos brinca una liebre о encontramos a un companero de viaje.

Con lo dicho anteriormente, puede entenderse que proseguir la ruta marcada por Nietzsche de ninguna manera signifies comprenderlo у explicarlo en este trabajo, de hecho, esa es una tarea que se da por presupuesta. Suposicion que esperamos nos lleve a dar un salto, a la vivencia de una aventura nueva. Citar a Nietzsche no sirve mas que para convertirlo en otro idolo y, por lo tanto, significa no haberlo comprendido nunca, renunciando asi a la posibilidad de contemplar lo que siempre se nos ha prohibido, es decir, contemplar las extranas triquinuelas que fundan al pensamiento mismo. Luego entonces, a sabiendas de que el pensamiento es un juego, damos por consabido, tambien, que el resultado, el fracaso о la victoria, esta determinado por una serie de presupuestos que a la fecha permanecen impensados у que, por lo tanto, posibilitan al juego mismo. Por otra parte, arriesgarse a pensar los presupuestos mismos del pensamiento nos llevaria a mirar de frente su comienzo radical. Pensar lo que posibilita pensar, he ahi la tarea mas grande. Tarea intempestiva, si se quiere, tarea fuera del tiempo у para la cual se requiere de un grado superior de arrojo.

3

Determinemos, por lo pronto, al jugador у a su rival, para asi despues poder determinar, tambien, la consistencia de su juego. ^Cual ha sido hasta la fecha el movil del pensador? ^Que es lo que lo ha motivado a pensar? Sin duda, esa creencia, tan arraigada que tiene, de considerar que por Naturaleza el desea saber. (Notese que no decimos que esa creencia se encuentra arraigada en la logorrea de un personaje

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singular, como comunmente se asevera de Aristoteles Estagirita. Bien es cierto que el lo expresa fehacientemente en el "Libro alfa" de su Metafisica, pero, tal conclusion, la hubiera deducido cualquiera que se haya atrevido a pasar revista a la escritura que le ha precedido, porque, sencillamente, basta con analizar las fuentes escritas para poder juzgar que: todos los kombres por naturaleza desean la sabiduria о anhelan el amocimiento).

He ahi, pues, la invention de la Naturaleza у del filosofo; la inauguration de la filosofia у sus fracasos, porque, desde el momento que un discurso se presenta como amor a la sabiduria, arrastra como coletilla la conception del amor como deseo, es decir, la expresion acerrima de una Metafisica de la carencia que viene acompanada humildemente de una aspiration al sadamiento, de una fusion con la totalidad. Abdicar del desprendimiento en procura de reingresar a la Unidad.

Ahorrandonos, pues, el ya tan trillado rodeo historico, al que suele llamarse marco de delimitation (es decir, aquel recuento de los filosofos, con sus nombres propios у la exposition de sus teorias fracasadas), anunciamos ya desde aqui, de un modo ex abrupto, que el filosofo es el jugador у la Naturaleza, su rival. Anadiendo, ademas, que, el termino "Naturaleza", solo se lo ha podido representor como lo indeterminado, lo que significa no tener determination alguna de aquella. Por consiguiente, el juego consiste en una pretension de determination, es decir que el juego sera entendido como el ejercicio del predador, cuyo intento es cobrar una presa, о bien, como el ejercicio del pretendiente, cuyo intento es conquistar al objeto amado (deseado). El juego enten­ dido, pues, como una labor de caceria о de cortejo. Sin embargo, para atreverse a jugar de esa manera es preciso acatar un par de reglas que dificilmente podran ser violentadas: Primera. Hay que dar a lo indeter­ minado un nombre. Elemento indispensable para regir la busqueda. Ciertamente el nombre no lo determina, razon por la cual, solo es una guia. Segunda. El ejercicio tiene que ser paciente. Incluso, ser de una lentitud tal que muchas veces llega a resultar desesperante. Pueden pasar anos sin que se consiga absolutamente nada, incluso, muchas veces, el jugador ha de perder la vida jugando.

A partir de semejante legislation puede vislumbrarse ya el martirio у el fracaso de la busqueda, es decir, la derrota del pretendiente о del cazador. Pero, estas afirmaciones requieren, todavia, de un analisis detenido. Asi que vamos a ello.

Miseria del pensador. Estar en el Mundo y, a la vez, saberse desprendido de el. Pensador consciente de una presentia fracturada que, hasta la fecha, solo ha podido soportarla a razon de un esfuerzo herculeo, con el que intenta volver a unirse con aquello de lo que alguna vez fue arrancado. A esa pasion por el reingreso le llama amor, у esta condicionada por un supuesto, es decir, por la creencia de que el unico modo de volver es aduenandose de eso otro (que ya no es el) mediante la sabiduria; solo sabiendo lo otro puede volver a fundirse con el. Y, en-

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tonces, comienza рог buscar el origen, pues, conociendo el origen podra dominarlo todo, incluyendose a si mismo en tal dominio.

La pasion por el conocimiento es inseparable de una voluntad de dominio. Conocer es dominar. He ahi, pues, la exacerbation del conocimiento entendido como un dispositivo de control. Se trata, entonces, de ejercer violencia sobre lo otro, de atraparlo mediante una red. Sin embargo, el pensador no dispone de otra red para su caceria mas que el lenguaje. Con lo dicho hasta aqui, podemos ya precisar, entonces, los tres elementos indispensables para ejercer el juego del pensamiento (claro esta, que se trata del juego perverso que se ha venido practicando en la Historia de la filosofia tradicional. Desde luego que puede haber otros modos de jugar, pero, esos los exploraremos en otra parte): 1) el pensador (el amante о el cazador); 2) el lenguaje (el instrumento de caceria о el medio para ejercer el cortejo) у 3) lo otro (la presa о el objeto amado).

Una vez identifkados esos tres elementos, ensayemos, pues, el analisis de la jugarreta que se puede establecer con ellos, valiendonos, para tal ensayo, de la utilidad de la primera persona del singular, es decir, del Yo, porque, a fin de cuentas, tal determination siempre ha estado acompanando a los ejercicios del pensador: unas veces identificado como alma -es el alma quien quiere acoplarse con el origen-, otras como espiritu -es el espiritu el que quiere reingresar a una armonia preestablecidaotras mas como individuo -es el individuo el que quiere ser parte integral de una totalidad-, entre muchos otros derivados del mis­ mo termino con los que se han llegado a establecer pretensiones similares. Unicamente se ha tratado de simples cambios de nombres que, sin embargo, siempre han estado rigiendo la misma busqueda.

El Yo ha sido marcado por una tradition secular con una insignia en la que a la letra se puede leer: "debes pensar". Ciertamente, tambien, ahi hay un dispositivo enganoso que le obliga a confundir la imposicion con un ejercicio de libre albedrio, capaz de transformar al deber con un querer y, asi, llegar a trastocar la esclavitud con una supuesta labor de senorio que le hace al pensador decir: "No es que deba pensar, sino que Yo quiero pensar". Pero, en el fondo, siempre se ha tratado de hacerse acreedor a una deuda que, como no ve por ninguna parte al amo, cree que se trata, sin mas, de un despilfarro suyo. Notese, sin embargo, que no decimos que pensar sea una la­ bor de esclavos, sino que enfocar al pensamiento sobre determinada captura es lo que convierte al pensador en un esclavo, о para decirlo de un modo mas simple: enfocar al pensamiento sobre la captura de una presa llamada "Naturaleza" es lo que ha venido a convertir al pensador en un esclavo de la misma.

Si algo aprendimos de Nietzsche es que, al luchar contra el sometimiento, no debemos violentar a un personaje singular, porque al hacerlo la lucha se volveria interminable у practicamente inutil, es decir,

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que no seria mas que una lucha insensata; lo que podemos hacer, mas bien, es utilizar a los personajes singulares como unas poderosas lentes de aumento para, de esta manera, poder violentar a los problemas de un modo abstracto. Lo importante es saber atacar en abstracto, valiendonos de algun personaje singular. Asi que, en la descripcion de la consistencia del juego perverso del discurso, entendido como un sometimiento, bien podemos valernos de la figura de Platon, para ata­ car aquella pretension de cazar a la "Naturaleza", lo que el llamaria mas bien "las Ideas", у denunciarlo como un juego insensato. No se trata, sin embargo, de despotricar contra Platon, porque, finalmente, Platon no tuvo la culpa de que, tras el, se haya levantado una tradition de pensamiento llamado "platonismo", Los culpables de la instauracion del platonismo son aquellos que, al creer en Platon, no pudieron deshacerse jamas del juego de su pensamiento. Veamos, pues, la con­ sistencia del juego del pensamiento en Platon.

Abordemoslo, sin mas, a partir de la siguiente disyuncion: о bien, hay objetos que solo se presentan al pensamiento, о bien, el pensamiento nunca piensa nada. Con esta disyuncion, de modo excluyente, se trata de instaurar la necesidad de que haya algo a lo que solo se pueda acceder mediante el pensamiento у que, por principio de cuentas, sera un asunto en el que no podra intervenir ninguna sensation. Lo que tenga que pensarse no podra ser sentido, ya que es imposible olvidar aquella prescription necesaria, para las Ideas, de que esten despojadas de los ropajes de la apariencia, a los que solo tienen acceso exclusivamente los sentidos. Con esto se inaugura la imposibilidad de un discurso que indistintamente hable de las esencias у de las apariencias, у se esta negando, tambien, la rectitud de las producciones discursivas elaboradas por las peroratas de la doxa, con las que la mayoria se atreven a hablar, indistintamente, de lo uno у de lo otro, sin el establecimiento de previas distinciones jerarquicas. Contrario a estas pretensiones, el pensamiento platonico se cine al establecimiento de una diferencia de los objetos a tratar, mediante un acto de segregation ontologica, que consiste en colocar de un lado a las opiniones de la doxa y, del otro, a las producciones que pertenecen de manera exclusiva a la Ciencia; los discursos que versan acerca de los objetos propios del pensamiento. Esto trae, como consecuencia, el establecimiento de un orden discursivo. Ciertamente, el orden discursivo no conseguira, de inmediato, traer al pensamiento sus objetos propios sino que, mas bien, solo hara posible la distincion jerarquica entre el Ser у los aparentes, de la misma manera que se hara manifiesta la posibilidad de decir la verdad dentro de un discurso filosofico porque, tal como se expresa en el dialogo titulado Cratilo, la verdad, en un discurso, solo puede asegurarse si las palabras estan cumpliendo una funcion de desenredo, semejante al papel que cumple la lanzadera en un tejido40, es

4°Cfr. Cratilo ЗП с

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decir, que el filosofo necesita valerse de un lenguaje preciso para poder desembrollar los enredos que ha creado la doxa con sus retruecanos inutiles. Y si el filosofo prosigue su camino, mediante esta disposition, pronto se hallara frente a las Ideas primigenias, lo que le permitira un dialogo con las esencias, mediante la separation de las nociones del aparecer у la comparacion.

Las nociones del aparecer у la comparacion se encuentran cabalmente desarrolladas en el libro X de la Republica, mediante el uso de la metafora de la produccion de una cama41. En ese discurso se trata de encontrar la consistencia de la imitacion separada de los otros modos de hacer aparecer у especialmente de la produccion. Asi que hemos de detenernos un momento para analizar este ejemplo.

El carpintero produce una cama, mas no la esencia de la cama. Y tampoco un pintor que plasme en un lienzo una cama es productor de la esencia de la cama. Menos aun, aunque esto ya no lo dice expre­ samente Platon, un sofista que hable sobre una cama es productor de la esencia de la cama, porque con nombrar una cosa no se produce su esencia. Sin embargo, estas tres manifestaciones se sustentan so­ bre una esencia о idea de cama. Esto plantea el siguiente problema:

£como es posible que esas tres producciones tengan relation con la esencia de la cama si ninguno de los productores es capaz de asistir a la manifestation de la esencia de la cama? Para responder a esto hay que echar mano del dialogo titulado Timeo, donde se asevera que

hay tres generos de ser: "lo que deviene, aquello en lo que deviene

у aquello a traves de cuya imitacion nace lo que deviene"42. Con lo cual se dice que el ser precede al aparecer (en este caso a la imitacion) у, рог lo tanto, el ser es lo unicamente pensable. Solo puede haber pensamiento si este piensa lo que es у ha de estar fundado necesariamente sobre la exclusion de lo que no es. Tal afirmacion se apoya en la conversation sostenida entre Socrates у Glaucon, en el Libro X de la Republica, cuando uno у otro dicen expresamente lo siguiente: "-^No te percatas de que hi tambien eres capaz de hacer todas estas cosas de un cierto modo? -^Y cual es este modo? -No es dificil, sino que es hecho por artesanos rapidamente у en todas partes; inclusive con el maximo de rapidez, si quieres tomar un espejo у girar hacia todos lados: pronto haras el sol у lo que hay en el cielo, pronto la tierra, pronto a ti mismo у a todos los animales, plantas у artefactos, у todas las cosas de que acabo de hablar"43.

La funcion del espejo, en manos del manipulador, provocaria la produccion de los aparentes, у sin embargo, al mismo tiempo que se esta encontrando la consistencia de la imitacion ya no se es capaz de discernirla de la generation ni de la produccion y, por lo tanto, lleva al manipulador del espejo a confundirse con la omnipotencia

41Cfr. Republica 596 d у ss.

42Timeo 50 d.

43Republica 596 d.

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productora. Ciertamente, esta es una insensatez у Platon se da cuenta de ello, por lo que inmediatamente hace decir a Socrates, en el mismo didlogo, que lo que mimetiza el manipulador del espejo no son las cosas verdaderas sino solo sus apariencias44. Pues, £que necesidad

tendria el imitador de esencias de un conocimiento - de dichas esen-

ciassi el mismo las produjera? Resulta claro, entonces, que el reflejo de una cosa, su production о su diction solo se fundan en relation con la Idea de lo que es la cosa. Esto Ueva al establecimiento de tres presupuestos. 1) Las ideas de las cosas seran el principio fundador de sus apariciones, arjis primeras que dotan de sentido a las apariencias, mediante sus imitaciones. 2) Las ideas son aquello sobre lo que los productores mantienen la mirada fija mientras ejecutan sus producciones. 3) Las ideas no ocupan el lugar de lo producido sino que son el referente con lo cual algo es producido.

De lo cual se seguiria que la presencia de un aparente requiere de una doble manifestation, su modo de aparecer se ve precisada de un aparecer-de-nuevo a manera de repetition, porque, si no aparecieran doblemente, las cosas aparecerian desprovistas de fundamento, ajenas a todo principio, por lo tanto, el conocimiento de las esencias resultaria imposible. Es decir que las esencias requieren de una manifestation ideal primera (en cuanto origen no originado) у una segunda, como manifestation a partir de la cual una cosa participa de la esencia para ser producida (origen originante). Este parece ser el argumento contundente para diferenciar a las esencias de sus aparentes, sean estas mediante la produccion (poiein) о la imitation (mimesis), puesto que todo hacer aparecer requiere de una separation primera que limite a la mimesis, no considerada como ejercicio transformador sino como simple acto de manifestation, que consiste en presentar una vez mas la esencia de la cosa, pero que al traerla a presencia (como aparente) la esencia de la cosa es desplazada a otra parte, ya que no se manifiesta como esencia en su representation. Cualquier cosa representada siempre sera una copia de si misma, en esto parece radicar la originalidad de la esencia de una cosa en el pensamiento de Platon.

Pretisado lo anterior es necesario abordar la pregunta que interroga por el fundamento que separa a un discurso verdadero de uno falso (apoyado en las apariencias), pues, si diera por verdadero a lo aparente, el discurso del filosofo erraria en un simulacro de pensa­ miento (a la manera de la afirmacion que hacia el sofista Protagoras en el dialogo titulado Teeteto: el hombre es la medida de todas las cosas, porque las cosas son como a mi me aparecen у las cosas son como a ti te aparecen45, pues al fundar la verdad en las apariencias de las cosas, seria tanto como decir el No-Ser del Ser.

« Cfr. Ibidem 596 e. «Cft. Teeteto 152 a.

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Si la apariencia fuera el fundamento de lo aparente no tendrfamos necesidad de recurrir a las ideas, todo se tornaria cambiante у, рог lo tanto, no habria un fundamento sobre el que se apoyara el conocimiento. El conocimiento en Platon adquiere su cimiento sobre las ideas, inmutables. Donde el filosofo intenta asistir al encuenrro de la manifestacion primera de las ideas, lejos de confundir al Ser con lo aparente, a diferencia de los sofistas que tratan de hablar de todo sin llegar nunca al encuentro de las esencias de aquello de lo que hablan. Lo anterior hace posible a Platon afirmar la presencia de discursos у pensamientos falsos en el habla corriente, mediante la presencia de la imitation de las cosas, que acarrea como consecuencia la aparicion de una tecnica enganadora4 6 .

El conocimiento es siempre selection de lo verdadero. Sin embargo, resultaria que un conocimiento total de las esencias en este mundo se tornaria imposible. Tal es el fundamento de una busqueda constante para Socrates, incluso despues de la muerte47, ya que pretendia tener un dialogo con las almas de los sabios, deudor de un comercio discursivo con las esencias.

Lo inimitable de lo que es siempre hace posible el conocimiento у es el objeto propio del pensamiento en Platon. Ahora bien, lo que es siempre no pudo haberse producido por un dios, ya que nunca nacio sino que ha sido siempre у es lo solo que al pensamiento le es dado contemplar48. No obstante, el sentido de la vida del filosofo radicara en la necesidad de establecer el paralelismo de pensar у discurrir, ya que el pensamiento es lo mismo que el discurso49, bajo la condition de que este discurso no este sometido al engafto. El discurso verdadero es lo propio de la filosofia. Por lo tanto, el filosofo tiende a discurrir verdaderamente, porque si se privara del discurso se privaria tambien de la filosofia50. Asi que solo al haber objetos propios para el pensamiento es como se puede salvaguardar la necesidad de pronunciar un discurso verdadero. Bien es cierto que todo discurso sobre las cosas de este mundo reposa sobre los aparentes51, pero tambien es cierto que si nos quedaramos solo con ello no habria posibilidad de verdad, de modo tal que hay necesariamente esencias que solo al Logos filosofico le es dado contemplar, las ideas. Estas son el arje de todas las manifestatio­ ns de los aparentes, referencias fijas que no se pierden en las multi­ ples productiones de las apariencias. Las ideas son los invisibles que posibilitan la vision, son el origen у fundamento de las apariencias. Origen al que se llega mediante un acto de rememoracion. Conocer es recordar, tal como se precisa en el dialogo titulado Menon, recuerdo

46Cfr. Sofista 264 d.

47Cfr. Fedon.

48Timeo 52 a.

49Cfr. Sofista 263 e.

50Cfr. Sofista 260 a.

51Cfr. Timeo 47 a.

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