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Vocabulario

maldito adj проклятый, преданный проклятию

ágape m банкет

tamborrada/игра на барабанах

tambor m барабан

tamborilero m барабанщик

leprosería/лепрозорий

paño m ткань

acotado adj ограниченный, огороженный, определенный

agote m род

segregar отделять, выделять; изолировать

azacanear работать с усердием

salacenco m житель долины Саласар в Наварре; относящийся к долине

Саласар natillas//?/ кремовый десерт из молока, яиц и сахара mofa/насмешка, издёвка barro m глина desengrasar обезжиривать islote m необитаемый островок simulacro m образец, образ, модель, вид obeso adj толстый loncha/ломоть; кусок yantar m обед despojo m потроха morcillo m рулька

lomo m полендвица, мясо с хребта свиной туши guindilla/горький перец corteza/корка (хлеба, сыра и т.п.) a barullo в большом количестве

1. ¿Cuándo y para qué decidieron reunirse los del Amaica Lagún? 2. ¿Cómo se celebra la nochevieja? 3. ¿Cómo es el pueblo del barrio maldito? 4. ¿Qué menú compuso el autor? 5. ¿Cómo se prepara el cordero a la salacenca? 6. ¿Qué es el amarretaco?

Churros

En la actualidad Madrid es, por sus industrias, la segunda ciudad de España, pero hubo un tiempo en que se decía que las únicas fábricas que tenía la corte eran las de churros. Y no había exageración en la frase. Pero tampoco esta aceitosa y harinosa industria merecía ser desdeñada. Sus productos eran para los vecinos de Madrid un acompañamiento matinal y obligado del chocolate, el cual, cuando se tomaba en casa de gente adinerada, acostumbraba a llamársele soconusco.

También las fábricas de chocolate eran madrileñas, y hubo una muy famosa que se hizo popular tanto por la calidad de sus tabletas como por el gracioso anuncio de los gordos y los flacos, es decir, de los que tomaban el chocolate de Matías López y los que se abstenían de tomarlo.

El churro alcanzó categoría nacional como componente de los de­sayunos de varones y féminas, y como animador de las meriendas de señoras ociosas y chocolatófilas. Al cohombro se le llamó, y continúa llamándosele, churro madrileño.

¿Por qué?

Esto es lo que me propongo rastrear: el linaje del churro y su carta de vecindad, pues nacimiento madrileño tal vez no lo tenga, y lo que hizo la capital de España fue conferirle finura.

El pan no ¡o inventaron los austríacos, pero pusieron a punto una masa y surgió el pan de Viena. No me parece desacertada la suposición de que pudo suceder lo mismo con el churrito madrileño.

Parecerá una incongruencia que pretenda establecer un paralelo entre el churro y el chorizo. Hay un punto en el que coinciden: en que no han podido traducirlos a ningún idioma extranjero. Ni al chorizo ni al churro los encontraréis en ninguna nación europea, excepto en España. Para la elaboración del chorizo, les falta pimentón; y para la del churro, gracia.

Hay en el mapamundi una zona donde no sólo no coinciden, sino que se repelen; en toda el África musulmana. El chorizo es allí un alimento nefando: comerlo constituye un feo pecado ante la barba del Profeta; en cambio, fuera de España, es el único territorio donde hay churreros; y los mejores de Marruecos, los que trabajan con mayor cuidado la masa, son los de Larache.

Y voy a llevar mis escrúpulos de informador de la industria churrera más lejos. Entre los de Larache, los más diestros son los del barrio de Hamed ben Tzami, entre la calle Real y el mar, donde tuve colgada mi casa moruna. Queda la posibilidad de que fueran los moros quienes introdujeron los churros en España, con el alfajor, la almojábana, el melón, la sandía y la calabaza.

Se trata de un asunto que me gustaría investigar a fondo, porque no sé por qué causa va a tener mayor interés histórico la vida de una princesa tuerta, que el nacimiento y avatares del churro madrileño.

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