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Lec 14

Historia del turismo en España

1.1. Orígenes y antecedentes

El fenómeno turístico, como lo entendemos hoy, tiene sus anteceden­tes en el siglo pasado. El siglo XIX puede considerarse a nivel español y a nivel mundial como la Prehistoria del Turismo. Sin embargo, en épocas an­teriores en España y en el mundo se han dado acontecimientos que se pue­den considerar hechos históricos relacionados con el turismo.

En la antigüedad, en la época griega y romana, lo que se conoce como actividad del turismo balneario —termalismo— y el contacto con el mar y las playas, fue conocido y practicado por griegos y romanos en España. La colonia de Empuries, en la hoy Costa Brava, y algunos balnearios españoles hoy en explotación eran conocidos por los romanos. Así, varios balnearios catalanes, por ejemplo, fueron ya descubiertos en aquella época. En el valle de Otañez, en Santander los romanos utilizaron los manantiales como me­dio curativo.

En la Edad Media, la veneración de los restos del apóstol Santiago, tras el descubrimiento de su tumba en Compostela, generó una corriente de pe­regrinos, procedentes de toda Europa que hoy podría considerarse como turismo religioso. Através del Camino de Santiago, se creó una ruta que cru­zaba los Pirineos y se extendió por todo el norte de España, en la que fueron naciendo monasterios, hospederías y vías de comunicación hacia Santiago de Compostela, que hoy podría considerarse una infraestructura turística para prestar el servicio de alojamiento y acogida de todos los peregrinos.

Con la llegada de la Edad Moderna, la época de los descubrimientos geográficos aportó el espíritu viajero de numerosos españoles, que con afán de aventura, de búsqueda de riquezas se extendieron por África, Amé­rica y Asia.

Asimismo, es interesante destacar en esta época el interés de los monar­cas en la defensa de los viajeros. Dos leyes españolas dan testimonio de ello. La primera corresponde a los Reyes Católicos y fue dictada en Toledo el año1480. La segunda, del año 1560, fue una pragmática del rey Felipe II, pro­mulgada también en Toledo.

En cuanto al transporte también con la llegada de la Edad Moderna se experimenta una transformación. Aparecen las carrozas y berlinas y poste­riormente la diligencia que tirada por los caballos amplía su potencia y ca­pacidad de ocupantes. En el siglo XVIII aparecen nuevos vehículos: la ca­lesa y el lando.

1.2. El siglo XIX

Llegamos al siglo XIX, que puede considerarse como la Prehistoria del turismo moderno. Es el siglo de la revolución del transporte con la inven­ción de la máquina de vapor y su aplicación al transporte marítimo y al fe-rrocaril, que nace en ese siglo y viene a reforzar el transporte en diligencia. El establecimiento de diligencias regulares data de 1815, fecha en la que se formó una compañía en Barcelona.

Otro medio de viajar por España en 1850 era empleando las postas. Eran, en ocasiones, simples caballos o mulos, pero por los caminos genera­les se empleaban carruajes que permitían por su capacidad de tres a seis viajeros. Sin embargo, la verdadera revolución del transporte en el siglo XIX es la invención del ferrocarril aplicando la máquina de vapor. El desa­rrollo del ferrocarril hace que mayor número de personas puedan desplazar­se juntas a diferencia de los medios terrestres que funcionaban hasta aquel momento. El ferrocarril ofrecía grandes ventajas sobre la diligencia o so­bre los animales, que eran los medios de transporte terrestre en esa época, como ya hemos visto, sobre todo mayor velocidad y capacidad de viajeros y mercancías. En 1837 fue inaugurada la primera línea férrea española, que cubría una distancia de 17 leguas, entre La Habana y Gines, en la isla de Cuba. En la metrópoli —la España peninsular—, las guerras civiles y la es­casez de capitales retrasaron la iniciación de las obras de construcción de la red ferroviaria. La red se inició con la línea Barcelona-Mataró, inaugurada en 1848, la primera del Estado español, y tres años más tarde con la de Ma­drid a Aranjuez, en 1851. Desde entonces, el desarrollo se hizo con ritmo muy diverso. En la segunda mitad del siglo se da una atracción por el mar. La nobleza de la corte de Isabel II, asi como la propia reina frecuentan las playas de San Sebastián. Aparte de San Sebastián, El Escorial, Aranjuez, La Granja también fueron lugares de veraneo que, con ios reyes, se poblaban

con la corte.

También a mediados del siglo los museos comienzan a ser de interés para los turistas. Entre otros, el Museo del Prado de Madrid, llamado enton-

ees Real Museo de Pintura y Escultura de Su Majestad, según el "Calenda­rio Manual y Guía de Forasteros de Madrid de 1842". Cabe mencionar tam­bién las visitas y viajes que realizaron escritores extranjeros a España y que quedaron reflejados en sus obras como Washington Irving, George Sand, Hans Christián Andersen, Victor Hugo.

1.3. La evolución y desarollo del turismo español en el siglo XX

El desarrollo del turismo español en el siglo XX está marcado por cuatro etapas.

1. La primera, que coincide con el reinado de Alfonso XIII se caracteriza por ser la época en que la actividad turística es asumida por primera vez por el Estado. Gracias a la iniciativa del marqués Benigno de la Vega Inclán se crearon los dos primeros organismos en materia de turismo —Comisión Nacional (1905) y la Comisaría Regia (1911). Benigno de la Vega Inclán fue el primer promotor del turismo en España. A él se deben la restauración de una serie de monumentos y museos —Casa y Museo de El Greco en Toledo; los jardines de Alcázar de Sevilla; la fundación del Museo Romántico de Madrid; la publicación de una serie de obras artísticas y de viaje— Guía del Viaje de Santiago y una serie de guías "El arte en España" y la promoción turística de España en el extranjero, como la participación en la Exposición de 1914 en Londres.

En la época de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1931) se crea el Patronato Nacional de Turismo que trata de reproducir en España las orga­nizaciones turísticas de los estados fascistas Italia y Alemania. Se hace la primera distribución de zonas turísticas del territorio español que podría ser considerada como el inicio de la planificación territorial. Quizás una de las principales contribuciones del Patronato al fomento y planificación del turismo en España fuese la ejecución de un excelente plan de albergues y paradores nacionales de turismo. La filosofía de la creación de los parado­res y albergues era la de crear plazas de alojamiento allí donde la zona geo­gráfica tenía un interés turístico pero carecía de alojamiento. El primerpa-rador nacional fue creado en la Sierra de Gredos en el año 1926.

2. La segunda etapa coincide con la Segunda República y el desarrollo de una incipiente estructura autonómica en el país y con la Guerra Civil.

En esta época y hasta la Guerra Civil es importante el auge del turismo en la Costa Brava.

El 18 de julio de 1936 estalla la Guerra Civil que paraliza la actividad turística. Durante la contienda la República creó las "rutas de guerra" a 20 las que se invitaron a periodistas y personalidades para visitar los frentes. Las zonas recorridas fueron el frente de Aragón y el de Madrid.

En 193 8 el gobierno del general Franco crea el Servicio Nacional de Tu­rismo que sustituye el Patronato Nacional de Turismo republicano.

3. La tercera etapa coincide con el franquismo. Es el momento del desarrollo del turismo en España, sobre todo a partir de la década de los años 60. Con la creación en 1951 del Ministerio de Información y Turismo se inicia la planificación turística en sentido estricto. Su actividad continúa siendo regulada y tutelada por una Dirección General de Turismo que es competentpara inspeccionar, gestionar, promover y fomentar las actividades relacionadas con la promoción de viajes, la industria hotelera y la información, atracción y propaganda respecto de forasteros; aumentar el interés dentro y fuera de España por el conocimiento de la vida y territorio nacional.

Con el Plan de Estabilización económica en 1959 que pone fin al largo período de autarquía precedente, con el reconocimiento internacional de España en el último período de los años 50 — ingreso en la ONU, restable­cimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, la firma del Con­cordato con la Santa Sede — España se encamina en la década de los años 60 al gran "boom turístico". En 1960 España se situaba, como segundo país de Europa — tras Italia — por número de entrada de turistas provistos de pasaporte. Durante el período de 1960 a 1973 el turismo contribuirá a finan­ciar y equilibrar la balanza comercial del país gracias al creciente volumen de divisas aportadas por los turistas que anualmente visitaban España. Inglaterra, Francia y Alemania aportaron en aquel período las dos terceras partes del flujo de turistas que llegaban a España aunque desde el punto de vista de los ingresos percibidos sea necesario destacar también la pre­sencia de turistas escandinavos y norteamericanos con unos gastos medios superiores.

Durante esta etapa la política turística se encargó de ejercer su control en tres vertientes, la de control de precios, la de la publicidad y la del orde­namiento territorial de las zonas turísticas.

4. La última etapa coincide desde la transición a la democracia hasta la actualidad.

La aprobación de la nueva Constitución Española en diciembre de 1978 que permitía el desarrollo democrático en todos los campos, posibilitó cambios importantes en la estructura de la administración turística. España se constituyó en un estado autonómico basado en una monarquía parla­mentaria con un régimen de comunidades autónomas, a las que se les trans­ferían competencias exclusivas en materia turística, a excepción de muy pocas competencias residuales, como la promoción turística exterior, la ad­ministración de la red de paradores y albergues, entre otras.

El 1 de enero de 1986, España, país eminentemente receptor de turismo procedente en gran parte de la Comunidad Europea, ingresa en la CE. Este acontecimiento ha hecho que España deba también armonizar su poli-tica turística con el resto de países comunitarios. La Secretaría General de Turismo ha puesto en marcha un plan de reconstrucción del sector a tra­vés de un estudio — Libro Blanco del Turismo — por el que se marcan una serie de objetivos para el futuro del turismo español: impulso a la moderni­zación hotelera, mejora ambiental de infraestructura, saneamiento de playas, publicidad de imagen de España.

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