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ТПП исп лекции и материалы / La teora de la traduccin y el aspecto culturolgico.doc
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01.07.2020
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Cultura social

En el apartado de la cultura social uno debe distinguir entre los problemas de traducción denotativos y los connotativos. Así, charcutería, droguería, chocolatería apenas existen en los países anglófonos o eslavos. Pero no presentan casi ningún problema de traducción, ya que dichas palabras se pueden transferir, tienen prácticamente una traducción uno-por-uno o se pueden definir funcionalmente. Todo esto contrasta, en cuanto a los problemas de traducción se refiere, con las dificultades connotativas que encierran palabras como: el pueblo, la plebe, las masas, el proletariado, la clase obrera. Observen que algunas de ellas — verdaderos arcaísmos hoy día — se pueden usar entrecomilladas irónica o humorísticamente y que "la clase obrera" tiene todavía cierta resonancia política en la Europa occidental entre la izquierda, y mucha más aún en la Europa del Este; aunque la palabra proletariado quede difuminada en el sector terciario, se uso siempre por su efecto emotivo sobre todo, y hoy día casi no se usa en plan serio, ya que en la inmensa mayoría de los países desarrollados existe la propiedad privada. Las masas y el pueblo se pueden utilizar positiva y negativamente, pero tampoco se usan mucho. El adjetivo masivo ha absorbido a las masas en colocaciones como medios de comunicación masivos, pero ha quedado en expresiones como programa de masas, entretenimiento de masas. Y es irónico que estos términos ya no hagan referencia al pobre, ni al trabajador u obrero de fábrica.

Las palabras culturales obvias que denotan modos de ocupar el tiempo libre son, en Europa, los deportes nacionales con sus respectivas series léxicas (toros, cricket, hockey), a los que se debe añadir toda una gama de juegos individuales como el tenis, billar, squash, badmintón, y un gran número de juegos de cartas y de envite con sus respectivas series léxicas, que en el casino suelen ser francesas.

Organización social: política y administrativa

La vida política y social de un país se refleja en sus términos institucionales. Cuando la denominación de jefe de estado o de gobierno (presidente, primer ministro, rey) o el nombre de un parlamento (Assembles Nationale, Senate) son "trasparentes", o lo que es lo mismo, se componen de morfemas internacionales o de fácil traducción, entonces se traducen directa o literalmente (Asamblea Nacional, Senado). Si el nombre de un parlamento no tiene una traduc­ción "facil" (Bundestag, Alemania; Storting, Noruega; Sejm, Polonia; Verjovna Rada, Ucrania; Riksdag, Suecia; Eduskunta, Finlandia; Kneset, Israel), se da la traducción oficial reconocida si se trata de documentos administrativos (Parlamento Federal Alemán por Bundestag; Parlamento Ucraniano por Verjovna Rada). Al núcleo de un gobierno se le llama corrientemente gabinete o consejo de ministros, pero de una forma informal se puede uno referir a el por el nombre de la capital donde se encuentra. A algunos ministerios, instituciones políticas y partidos políticos también se les puede llamar por el nombre de sus respectivas sedes: Downing Street, Elysee (el Eliseo), Hotel Matignon (palacio de Matignon), White House (la Casa Blanca). Los nombres de los ministerios, cuando son lo suficientemente descriptivos, se suelen traducir literalmente. Así, Міністерство з питань молоді та спорту da en español Ministerio de la Juventud y Deporte. Cuando un organismo público tiene un nombre "transparente", por ejemplo, Board of Trade, la traducción dependerá del "marco": si se trata de publicaciones serias, como pueden ser los libros de texto, se transfiere el nombre y, si procede, se traduce literalmente. Pero también se podría traducir informalmente por un equivalente cultural, que en el caso anterior quedarían así: Departamento Británico de Comercio y Exportación.

Cuando el organismo u organización públicos tienen un nombre "opaco" (British Council, Goethe-Institut, "Instituto Cervantes"), el traductor deberá primero determinar si existe ya una traducción reconocida y, luego, si el lector la va a entender y si resultará apropiada en ese marco; si no fuera así y se tratará de un texto informativo formal, se debería transferir el nombre y dar un equivalente funcional culturalmente neutro, pero en caso de duda es preferible el equivalente funcional, por ejemplo: órgano para la enseñanza y promoción del castellano, si tuvieramos que traducir "Instituto Cervantes"; otros detalles adicionales, como la composición del organismo, etc., sólo se darían por exigencias de los lectores, pero siempre hay que evitar dar un traducción literal o crear un neologismo. Si el texto informativo es informal o coloquial, tal vez no sea necesario transferir el nombre del organismo; con dar el equivalente cultural —y, si este no existe, el funcional— puede bastar. Por razones de impacto y elegancia, pero nunca por exactitud, un equivalente cultural en la LT de un término cultural en la LO es siempre más eficaz que un equivalente funcional culturalmente neutro, pero podría resultar especialmente engañoso con términos legales.

En general, se puede decir que cuanto más serios y expertos son los lectores, especialmente los de manuales, informes y publicaciones académicas, más inevitable se hace el procedimiento de la transferencia, pero no sólo de términos culturales e institucionales, sino de títulos, tratamientos, señas y palabras en un sentido especial. En casos así, el traductor debería tener en cuenta que los lectores pueden estar más o menos familiarizados con la lengua original, que tal vez lean la traducción porque no tienen acceso al original, que posiblemente lo que anden buscando es ponerse en contacto con el autor del texto original para consultar el resto de sus trabajos, para escribir al editor... Dentro de los límites de la comprensión, cuanto más transfiera un traductor, menos traducirá, por supuesto, y más cerca del sentido del original podrá llevar a los lectores. Esta es precisamente la razón por la que cuando una palabra importante de un texto serio está usada en un sentido especial o delicado, un traductor serio añade, tras intentar traducirla, la palabra original entre parentesis, dando a entender su poca habilidad para encontrar la palabra correcta en la LT e invitando así al lector a que se forme una idea del vacío existente. La tarea fundamental de un traductor consiste en traducir y, luego, si ve que su traducción es deficiente, en ayudar al lector a aproximarse un poco más al significado.