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Урок 6 Tributos.doc
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07.09.2019
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Урок № 6 Tributos y política fiscal del estado

En las economías del siglo XX, y sobre todo debido a la apari­ción de la obra keynesiana, la intervención del Estado ha jugado un papel importante.

Al Estado o la Administración, desde el punto de vista eco­nómico, se le suelen asignar las siguientes funciones principales: funciones reguladoras, que realiza a través de las leyes y las dis­posiciones administrativas; funciones proveedoras de bienes y ser­vicios, pues facilita, según las circunstancias de cada economía, un conjunto de bienes (agua, energía eléctrica, etc.) y servicios (defensa, transportes, enseñanza, sanidad, etc.); funciones fisca­les, ya que recauda impuestos para financiar su actividad; fun­ciones redistributivas, dirigidas a modificar la distribución de la renta y la riqueza entre los individuos que forman la sociedad; y funciones estabilizadoras, para tratar de evitar las excesivas fluctuaciones de la economía.

¿Qué es la política fiscal?

Mediante la política fiscal el Estado trata de evitar las crisis periódicas, basándose en su capacidad estabilizadora del ciclo eco­nómico. La política fiscal juega además un papel primordial respecto a la redistribución de la renta.

El Estado materializa su intervención en la economía a través del gasto público que, lógicamente, financia por medio de una serie de recursos denominados «ingresos públicos». Los ingresos y gastos públicos se contemplan y detallan en los presupuestos del Estado. Si los ingresos son superiores a los gastos, existe un su­perávit; y si el gasto público es superior a los ingresos, se incurre en déficit público, que, por lo general, se suele medir en por­centaje del PIB.

¿Qué son el gasto público y los ingresos públicos?

Se llama «gasto público» al conjunto de recursos que el Estado destina a satisfacer las necesidades de carácter público en áreas tan diversas como la sanidad, la enseñanza, los servicios y las prestaciones sociales, las infraestructuras o la defensa.

Se suelen diferenciar las operaciones de gasto corrientes de las de capital. Las primeras se refieren, por ejemplo, al gasto reali­zado en el pago de sueldos a funcionarios, pago de intereses de la deuda pública, pensiones o compras que se consumen. Las otras son inversiones, por ejemplo, en edificios o carreteras.

Los ingresos públicos representan el conjunto de ingresos con los que se nutre el Estado para realizar el gasto público. El Esta­do obtiene ingresos principalmente por tres vías: a través de la emisión de deuda pública, mediante la recaudación de tributos y a través de las cotizaciones sociales realizadas por los trabajado­res y las empresas.

Por otro lado, el Estado recibe ingresos, menos importantes en proporción, mediante la explotación de su patrimonio (por ejem­plo, los museos), la venta de bienes de su patrimonio, las priva­tizaciones o mediante los beneficios obtenidos por las empresas públicas (en el caso, claro está, de que obtengan beneficios).

¿Qué es la deuda pública? El Estado moroso

El Estado, como cualquier otro agente económico, puede pe­dir prestado para cumplir con su función económica. Para ello, puede recurrir a emitir deuda pública.

Se denomina «deuda pública» al conjunto de activos financie­ros o empréstitos – es decir, obligaciones, bonos y letras – que el Estado emite para financiar parte de su actividad. Estos acti­vos son emitidos a una fecha determinada, a 1, 3, 5, 10 e incluso 20 o 30 años, y son adquiridos por particulares a los que el Estado se compromete a devolver la cantidad inicial más un in­terés fijo.

Los intereses de la deuda pública se pagan con cargo a los im­puestos de cada período. Así, inversiones transcendentales y cuan­tiosas, como las que se realizan en carreteras, se financian vía deuda pública, ya que si se financiaran íntegramente con cargo a los ingresos de los ejercicios en los que se realizan no existirían fondos suficientes, y además las pagarían únicamente los contri­buyentes que pagan impuestos en el período de su construcción. De esta forma, la financiación de las infraestructuras resulta más equitativa, pues en ella intervienen las distintas generaciones de usuarios de las mismas.