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Texto y contexto. Texto y discurso. Las formas del discurso y la organización informativa del texto. El texto y el contexto

El contexto reúne una serie de elementos relevantes en la producción e interpretación de textos: caracteres de los participantes en la interacción verbal, la situación espació-temporal en que se produce el acto comunicativo, los conocimientos del mundo que comparten los hablantes, los tipos de textos o géneros del discurso, la intención comunicativa, etcétera; e, incluso, el lugar que ocupan palabras y expresiones en el propio texto.

Tódo ello nos lleva a distinguir tres tipos de contexto: lingüístico, situacional y sociocultural.

El contexto lingüístico

El propio texto actúa de contexto para cada una de sus partes: palabras, frases, enunciados, párrafos, etc., adquieren su verdadero sentido de acuerdo a lo que precede o sigue en el discurso. Así por ejemplo, en:

- Los pronombres anafóricos o catafóricos:

Ya te lo he dicho: ya te puedo prestar ese dinero. (lo = yo te puedo...)

A Luis no lo he visto en todo el día. (lo = a Luis)

- La ambigüedad en el significado de palabras:

El campo (= terreno fuera de poblado) está lleno de flores en primavera.

El campo {= de deportes) está encharcado y no se puede jugar.

En este campo {= materia, disciplina, ciencia), es un verdadero experto.

El contexto situacional

El lugar, el tiempo y el entorno físico en, que se produce el acto comunicativo permiten la correcta interpretación del significado de palabras y expresiones como aquí, aquel, nosotros, en estos momentos... Son los deícticos.

Así, la expresión: Aquí no se dan besos; le saludas sólo dando, la mano no puede entenderse si no se sabe a qué se refiere el adverbio aquí (en qué ciudad, país. etc., se encuentran), y a qué persona se refiere el pronombre le.

El contexto sociocuitural

Está constituido por todas las circunstancias históricas, sociales y cultúrales: conjunto de conocimientos sobre el mundo, ideas, creencias y valores que comporten el emisor y el reseptor.

Ello explica, por ejemplo, las exigencias de la cortesía o la ironía. Así, la elección de tú o usted: Ábreme la puerta; Llame usted al portero; o la ironía: ¡Vaya año, guapo!, referido a un año lleno de desgracias.

Traducción y el contexto

Surge como prolongación de la Teoría lingüística de la traducción, pero se distingue de la Teoría lingüística en que no se basa en la comparación de lenguas, sino que pone de relieve la traducción contextual→traducción que tiene en cuenta el contexto.

Se dan cuenta de que la traducción es mucho más de lo que recomendaban las teorías lingüísticas, porque hay factores que mediatizan la traducción que no son precisamente lingüísticos.

Lo primero que hacen es distinguir entre significación y sentido. La significación se corresponde con la lengua y no contempla el contexto.

El sentido, por su parte, se corresponde con el habla y consiste en lo que el emisor del texto quiere decir en el contexto concreto. Consideran que las palabras son la metonimia del mensaje, pero no el mensaje en sí mismo.

Si traducimos significaciones, estamos haciendo una transcodificación. Con este término designan las equivalencias lingüísticas fuera del contexto. No tiene en cuenta la situación comunicativa.

Por otro lado, si traducimos sentidos estamos haciendo una traducción. Este término lo reservan para la traducción de textos, para designar las equivalencias contextuales.

Es 1a operación que se efectúa analizando el discurso o el habla, no la lengua. Existe un listado de expresiones equivalentes, es decir, de sinónimos para referirnos a la transcodificación o a la traducción. Para la primera, le llaman equivalencia transcodificada, y los sinónimos que nos ofrecen son equivalencia de significación, equivalencia fuera de contexto, equivalencia verbal y equivalencia de palabras. Para la traducción de sentidos, se utiliza el término de equivalencia de traducción, y los sinónimos que nos ofrecen son equivalencia de sentido, equivalencia contextual, equivalencia idéica y equivalencia de mensaje.

Algunas veces, la significación puede coincidir con el sentido, pero se trata de traducir textos, no de traducir la lengua. En esta línea, comentamos una cita de J. Delisle: “La traducción de la lengua es un ejercicio comparativo, la traducción de textos un ejercicio interpretativo”.

Toda traducción es en realidad una mezcla de equivalencias de sentido y de equivalencia de transcodificación. Las equivalencias de sentido son dinámicas por naturaleza, cambian según el contexto, la cultura, la lengua...de manera que lo que entienden por sentido es el conjunto de significados lingüísticos y también conocimientos del mundo o enciclopédicos. Estos últimos son considerados como complementos cognitivos que si no fueran añadidos a veces a las palabras del original, el sentido de la traducción no quedaría claro para el lector, es decir, el traductor no se haría entender.

Las equivalencias de transcodificación son estáticas y de carácter monosémico (un único significado) y la traducción se hace de una manera más o menos mecánica: nombres propios, cifras, números, términos científicos... En este caso, el traductor no necesita fijarse en el contexto, sino que traslada inmediatamente.

La Teoría interpretativa de la traducción frente a la significación, la lengua, las palabras o la comunicación virtual, se queda con el sentido, el discurso, el mensaje y con la comunicación real, auténtica.

Un mismo sentido puede ser expresado de muchas maneras en otra lengua. Una de esas maneras puede ser el resultado de la transcodificación de significados, es decir, puede suceder que la traducción de un texto o de un enunciado coincida con la transcodificación. La significación coincide con el sentido.

Hay mil soles detrás de las nubes – se corresponde si hacemos una interpretación: Después de la tempestad viene la calma. La traducción del sentido viene mediatizada por la cultura.

En los textos literarios prevalece la estética, por eso es mejor dejar la traducción literal y no la natural.

Un traductor interpretativo nunca optará por la traducción literal. Él es un traductor de sentidos y considera que la traducción se fundamenta en lo que quieren decir las palabras, en lo que se quiere transmitir con esas palabras. Este enfoque está basado en la traducción e interpretación de textos pragmáticos : disciplina lingüística que aboga por la práctica.

Un texto pragmático puede ser un manual de instrucciones, un testamento... porque se trata de transmitir un mensaje. Consideran que deben perseguir la aceptabilidad de la lengua y cultura de llegada. El texto pragmático no es literario. Los textos pragmáticos son como escritos que sirven esencialmente para vehicular una información y cuyo aspecto estético no es el dominante.

Deja claro que la lingüística nunca debió dejar de lado a los interlocutores, a los transmisores del mensaje (traductores), que traducen en un contexto. No deberían de haberse fijado sólo en la lengua, ya que no se puede aislar las palabras en un laboratorio.