Добавил:
Upload Опубликованный материал нарушает ваши авторские права? Сообщите нам.
Вуз: Предмет: Файл:
Groucho Marx - Memorias de un amante sarnoso -...docx
Скачиваний:
11
Добавлен:
07.09.2019
Размер:
207.93 Кб
Скачать

Las plantaciones de chico

de los hermanos marx, chico era el jugador.

no le importaba el dinero más que porque sabía que, sin él, no podía jugar, y, porque la vida sin juego, le parecía una porquería.

era un gran jugador.

tal vez uno de los más grandes.

claro que, si se le compara con einstein, beethoven o salk, su magnificencia queda algo disminuida, pero él no hizo nunca tal comparación.

apostó contra los yankees durante quince años.

no hablo de la guerra civil; me refiero al equipo de beisbol.

como es natural, al final de cada temporada, las finanzas de chico estaban como al principio, pero un poco peor.

pero sus debilidades preferidas eran las cartas, la ruleta y las carreras de caballos.

en cierta ocasión, alguien le preguntó cuánto dinero había perdido en toda su vida, y él contestó:

—averigua cuánto tiene harpo.

¡eso es lo que he perdido!

esta constante lucha por ganar dinero fácil, hizo que chico se viera obligado a trabajar duramente.

mientras los demás hermanos holgazaneábamos a nuestro antojo, chico se mataba trabajando para pagar a sus acreedores.

reconozco que su vida era excitante, pero también era agotadora.

un verano en que se hallaba agobiado por las deudas, firmó un contrato para actuar en un grupo de clubs nocturnos de las principales ciudades del sur.

no mencionaré el nombre de la primera de estas ciudades ni el de su alcalde.

según mis noticias, el aludido alcalde podría seguir gobernando la ciudad.

llegó a este país procedente de italia cuando aún era un niño, y trabajando duramente y haciendo algún que otro negocio sucio, se convirtió en jefe de una de las más activas urbes del sur, antes de cumplir cuarenta años.

aunque su sueldo era solamente de 15.000 dólares anuales, era enormemente rico.

no era fácil hacerse rico con la bagatela que le pagaba la ciudad, incluidos impuestos y otras minucias, pero tenía talento para invertir el dinero en los lugares más convenientes.

cuando actuaba, chico siempre se presentaba vestido como un emigrante italiano, y su caracterización era tan buena que mucha gente no comprendía que pudiera ser mi hermano.

con demasiada frecuencia me han hecho esta pregunta:

—¿cómo puede ser chico hermano tuyo, siendo él italiano y tú judío?

al final me cansé de responder al acertijo y acabé por decir a los curiosos que, si tanto les interesaba, fueran a preguntárselo a mis padres, que seguramente lo sabrían.

chico era hermano mío y la única causa de que adoptara el papel de emigrante italiano, era que aquel tipo se prestaba a su peculiar talento cómico.

cuando esta explicación no satisfizo a la gente, remití las preguntas al departamento de inmigración, y, en su defecto, al departamento de agricultura y ganadería.

el alcalde era amigo de la juerga y como aquella próspera ciudad venía a ser su propia casa, tenía abiertas de par en par las puertas de todos los establecimientos nocturnos.

la noche en que chico debutó en aquel club, el alcalde se hallaba en una mesa cercana a él.

le gustó chico tocando el piano, pero, sobre todo, le encantó su forma de hablar.

le hizo recordar su nápoles nativo.

hubiera dicho que casi oía el rasgueo de las mandolinas en las tiendas de los barberos y que percibía el aroma de las ristras de ajo, balanceándose bajo la brisa y aderezándola.

se sentía orgulloso de chico; se sentía orgulloso de sí mismo, y se sentía orgulloso de todo el dinero que era capaz de robar a la gente.

le enorgullecía que chico, un cómico famoso, fuera italiano, fuera un amable campesino nacido en la misma tierra que él.

en cuanto terminó la actuación, el alcalde corrió hacia chico y, abrazándole, le besó en las dos mejillas.

él y chico se hicieron muy amigos.

él quería a chico y chico estaba loco por el alcalde.

estaban juntos todo el día, y, por la noche, después de la función, salían también juntos.

pero, chico no le dijo nunca al alcalde que había nacido en yorkville, barrio de nueva york, que, no sólo no es italiano, sino que está poblado por casi un cien por cien de alemanes.

la noche en que terminaba el contrato, el alcalde, como de costumbre, fue al camarín de chico, donde, con gran disgusto, descubrió a éste empaquetando sus cosas.

—¡chico! -exclamó-.

¿pero qué pasa? ¿por qué recoges tus ropas?

¿no estás a gusto aquí? ¿por qué has de marcharte?

chico le explicó que debutaba al día siguiente en birmingham, en alabama.

—birmingham es un asco de ciudad -adujo el alcalde-.

¿por qué no te quedas aquí? ¡ésta es la mejor ciudad de todo el sur!

—verás -dijo chico-, te aprecio mucho y también me gusta tu ciudad, pero no puedo quedarme.

soy un cómico profesional; así es como me gano la vida.

y mañana tengo que debutar en birmingham.

el alcalde echó sus brazos en torno de chico y le dijo suplicante:

—chico, tú eres italiano y yo soy italiano.

no tengo hijos.

ni un sólo bambino.

(descuidó decir que nunca había estado casado).

en su congoja, recurrió a su lengua madre, haciendo una auténtica demostración de histrionismo italiano.

chico estaba allí plantado, esperando pescar alguna palabra suelta que tuviera algún significado para él.

acabó por ponerse nervioso y entonces empezó a contestar al alcalde en alemán.

—vamos, chico -dijo el alcalde, volviendo al inglés, afortunadamente-, quédate aquí.

deja tu trabajo.

quédate conmigo y yo me encargaré de situarte.

—¿cómo? -preguntó mi hermano.

el alcalde pellizcó a chico en una mejilla y le dijo en voz baja:

—mira, tengo veinte burdeles en esta ciudad, y son de los caros.

¿sabes qué voy a hacer si te quedas?

te daré cinco de esas casas; todas para ti.

¡en tu vida habrás de volver a dar golpe, aunque vivas cien años!

más tarde, chico me confesó que estuvo tentado de aceptar y que estuvo a punto de decirle que, si le daba ocho de las casas, se quedaba.

pero añadió que la atracción del arte pudo más que la atracción del alcalde y de todas sus golfas.

aun así, en su ronda por todo el país según el plan establecido por su contrato, pensó más de una vez que, si las cosas se ponían mal, siempre le quedaba el recurso de retirarse a las plantaciones de prostitutas que tenía en el sur, donde, por las noches, ardería siempre una luz colorada en la ventana, esperando su regreso.

4.

Соседние файлы в предмете [НЕСОРТИРОВАННОЕ]