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26. Перес Гальдос – вершина критичного реалізму хіх ст.

Сaracterísticas de la novela realista

Precedentes: la consolidación de la burguesía como clase hegemónica (dominante) de la sociedad de mediados del siglo XIX, los avances de la ciencia y la configuración de una filosofía materialista que niega el idealismo. Tendencias artísticas: el arte <<comprometido>> con la realidad social, la escuela de la obra bien hecha y la teoría del arte por el arte.

La novela se convierte en el género literario que tiene mayor aceptación entre el público por ser el mejor instrumento de expresión que encuentra la burguesía. La novela es la forma literaria que corresponde a la sociedad burguesa y capitalista.

Las características fundamentales de la novela realista son:

Características temáticas:

Descripción de la sociedad de su tiempo, con una actitud crítica.

Pautas e individualismos del personaje central:el protagonista de la novela realista casi siempre es un héroe problemático en el héroe de las novelas realistas conviven lo genérico y lo individual; por una parte confluyen en él las características sociales e históricas de su época y, por otra parte, sus conflictos personales politización (actitudes políticas) y mercantilización (se produce la industrialización) de la literatura.

Características formales:

El narrador omnisciente (universal): el novelista del siglo XIX generalmente adopta un punto de vista omnisciente para descubrir los personajes y los acontecimientos de la obra.

La sobriedad (discreción) del estilo: los novelistas del realismo crítico buscan la sobriedad para reproducir con fidelidad y exactitud los aspectos particulares (de estilo claro y preciso).

Figura cumbre del realismo español del siglo XIX. Novelista y dramaturgo. Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843, en el seno de una familia acomodada. Sus primeros estudios los realizó en la ciudad en que nació. Luego se fue a Madrid en 1862 para estudiar Derecho, carrera en la que se tituló en 1870. La ciudad le cautivó rápidamente; sus calles, sus cafés, las tertulias, los suburbios, la gente, las clases sociales, los estudiantes, etc., serán los elementos nodales de toda su producción.

Comenzó su carrera literaria colaborando en los diarios La Nación, Las Cortes y El Debate. En este tiempo ensayaba las primeras obras dramáticas: La expulsión de los moriscos y El joven de provecho, a la vez que viajaba al extranjero.

En 1886 presenció la sublevación de los sargentos de San Gil, su proceso y muerte, suceso que tuvo gran relevancia en su carrera literaria.

En 1868 publicó su primera novela “La fontana de oro”, que escribió entre 1860 y 1868. Luego, “El audaz” en 1861. En 1873 Pérez Galdós comenzó a publicar una de sus obras más extensas: los “Episodios nacionales”. Esta gran obra, de cuarenta y seis volúmenes, lo dejó de lado en 1879 para reanudarla en 1898. Entre estas fechas y 1912 aparecieron tres nuevas series con diez títulos la tercera parte, diez títulos la cuarta, y seis títulos la quinta serie. En total está compuesta de cinco series, de las cuales la última está incompleta.

La obra, en general, trata de la descripción de una época de luchas políticas y pasiones violentas en España, idea que el autor tomó de Erckmann y Chatrian, escritores franceses que idearon una serie similar acerca de la Revolución y el imperialismo napoleónico. Pérez Galdós fue esencialmente novelista, y él mismo dividió su obra en tres partes:

Cuando empezó a publicar los Episodios nacionales, Galdós dirigía La Revista de España, en Madrid. En ese tiempo empezó a viajar por Europa infatigablemente. En 1889, Sagasta le otorgó un acta de diputado por Puerto Rico y en 1889 fue elegido académico de la Real Academia Española, a la que no ingresó hasta 1897.

Los cuarenta y seis volúmenes de los <<Episodios Nacionales>> corresponden a distintas épocas. La primera serie - “Trafalgar” (1873), “Bailén”, “Gerona”, etc.- se refiere a la guerra de la Independencia. La segunda -“El equipaje del rey José”, “El terror de 1824...”- a las luchas políticas entre absolutistas y liberales, hasta la muerte de Fernando VII. Veinte años más tarde Galdós continuó su obra añadiendo tres series más: una dedicada a la guerra carlista, a la que pertenece “Zumalacarregui”, por ejemplo; otra- “Prim” - a la época que va desde revolución del 48 al destronamiento de Isabel II; y una quinta y última serie - “España sin rey”, “Cánovas...”- que termina con la Restauración.

Con gran viveza narrativa nos ofrece en ellas una historia novelada del siglo XIX español, donde el tono épico de las primeras luchas, y el ambiente de intrigas de la política posterior se hallan reflejados con realista y animada técnica. La obra en conjunto tiene un extraordinario valor de creación palpitante, pues aunque el estilo sea algo descuidado, podemos respirar a través de ella el ambiente de las épocas descritas.

Las <<novelas españolas de la primera época>>. Por los años en que componían las dos primeras series, Galdós se sentía vivamente preocupado por las resonancias sociales del problema religioso. Resultado de su liberalismo anticlerical fueron unas novelas de tesis en las que la realidad queda falseada al no ver en la sociedad española más que unos tipos simpáticos, progresistas y liberales, movidos por el amor y respeto mutuo, y otros fanáticos, intransigentes, opresores y adictos a la Iglesia. “Doña Perfecta” (1876), odioso personaje que causa la muerte de un joven ingeniero de amplios ideales, y la esposa intolerante de “La familia de León Roch” son dos expresivos ejemplos de estos prejuicios galdosianos. En “Gloria”, la diferencia de religión separa a dos seres que se aman, y hasta en “Marianela” (1878) - la delicada y dramática historia de una joven muere de tristeza al ver que el ciego a quien servía de lazarillo descubre su fealdad por haber recobrado su vista - se rastrea, según algunos, el mismo espíritu partidista del autor.

Entre otras de sus obras dentro de esta clasificación se encuentran “La fontana de oro”, que describe el período liberal desde 1820 hasta 1823, “El audaz”, con el subtítulo de “Historia de un radical de antaño”, en 1871.

Entre las <<Novelas españolas contemporánea>>. En ellas abandona la defensa de una tesis para atender únicamente a la descripción de la sociedad madrileña de la segundas mitad del siglo con una técnica realista cercana al Naturalismo. Su autor se acredita aquí de agudo observador de la realidad física y de gran creador de caracteres.

La obra máxima de la serie es “Fortunata y Jacinta” (1886-1887), en la que la dramática historia de los amores de aquélla con el esposo de ésta, da pie a una poderosa visión de la vida cotidiana madrileña en un ambiente de clase media. Además se cuentan “La desheredada” en 1881, “El amigo Manso” en 1882, “El doctor Centeno”, en 1883, “La de Bringas” y “Tormento” en 1884; “Lo prohibido” en 1885, “Miau” en 1888, e “Incógnita”, en 1888 y 1889.

Las novelas que corresponden a la década de 1890 revelan una posición espiritual radicalmente distinta, pues si hasta este momento Galdós había sido un materialista, en las novelas de este período aparecerá un nuevo factor, el espíritu. Galdós -haciéndose eco de la oleada espiritualista de la novela europea del momento: Tolstoi, por ejemplo- exalta ahora la justicia y el amor por encima de las mezquindades humanas. Así aparece “Nazarín”, el clérigo honradamente cristiano, que movido por la caridad sale a los caminos a predicar la moral evangélica, o la <<señá Benina>>, de “Misericordia” (1897), la sirvienta que pasa por mil privaciones con el objeto de socorrer a sus amos, para ser luego abandonada por éstos.

En cuanto a su novela psicológica: : “Torquemada en la hoguera” en 1889, “Torquemada en la cruz” en 1893, “Torquemada en el Purgatorio” en 1894, “Torquemada en San Pedro”, en 1895 y “Tristana” en 1892.

Su novela dramática: “Realidad”, en 1889, “La Loca de la casa”, en 1892, “El abuelo”, en 1897, “Casandra”, en 1905, “La razón de la sin razón” en 1915.

Novela idealista: “Angel Guerra” en 1890 y 1891, “Nazarín” en 1895, “Halma”, en 1895, “Misericordia”, en 1897, y “El caballero encantado”, en 1909.

El teatro.

Galdós demostró siempre en sus novelas una gran intuición dramática -el diálogo está manejado siempre con mano maestra-, pero le faltaba el dominio de los recursos de la escena. Sus obras de teatro, situadas espiritualmente en la posición que señalábamos para las novelas de la última época, constituyen una reacción muy interesante contra el neorromanticismo furibundo de Echegaray. Su mérito no está, pues en lo teatral, sino en lo psicológico. No hay gestos, sino caracteres y pasiones, y un cierto matiz simbólico que a veces hace pensar en Ibsen7.

Algunas de ellas son una mera adaptación de ciertas novelas suyas -“Doña Perfecta”, “EL abuelo”-; otras escritas, en general, en las primeras décadas del siglo XX, constituyen una defensa de la libertad, del amor y de la regeneración por el trabajo: “La de San Quintín” (1894), “Electra” (1901), “Santa Juana de Castilla” (1918), “Celia en los infiernos”, “Bárbara”, “Los condenados” y “Mariucha”.

El estilo y la técnica novelística.

El estilo de Galdós, aunque suelto y espontáneo, resulta algo pobre, Por eso, el interés de su producción hay que buscarlo en la descripción certera de la sociedad de su tiempo y en el vigor dramático de las situaciones. Galdós apenas incide en la descripción del paisaje. Más que la naturaleza le interesa la ciudad -el Madrid de la clase media y popular- donde se agitan grandes muchedumbres humanas.

“DOÑA PERFECTA”

En la base del Romanticismo hemos visto una protesta contra el mundo y los valores burgueses. Las cosas no cambian sustancialmente en la segunda mitad del siglo, aunque se matizan. Por ejemplo, ahora la crítica se asume desde dentro de la propia burguesía, ya no se trata de huir de la realidad, de evadirse, sino de describirla, “fotografiarla” con intención crítica, por eso el Realismo no se opone a Romanticismo, por lo menos en un primer momento, sino que más bien surge a partir de él. Los cambios sociales y de mentalidad explican el paso de uno al otro. Los sueños y la angustia vital del romántico van cediendo el paso a un examen crítico del mundo circundante y a programas concretos de acción social y política. El Realismo sucede al Romanticismo en dos vertientes:

Por un lado desarrolla ciertos elementos románticos como el interés por lo regional y local (el costumbrismo).

Por otro elimina o corrige otros elementos: se frena la imaginación, se rechaza lo fantástico o maravilloso, se controlan las explosiones del sentimiento, se dice no a la evocación del pasado legendario... y todo esto porque el público es ahora un público burgués que pide que se le hable de lo inmediato , de lo cotidiano, de lo real.

La novela será el género preferido por los escritores para plasmar la realidad, ya que tiene una mayor extensión , y permite describir ambientes, relacionar acontecimientos, estudiar la psicología de los personajes, plantear posturas ideológicas etc. Los rasgos generales de la novela realista son estos:

Se desea representar la realidad de la forma más objetiva y exacta. En palabras de Galdós debe ser “una copia artística de la realidad”.

El método seguido por el autor es la observación directa, la toma de datos, la documentación.

Se presta atención a lo cotidiano, lo concreto e inmediato.

Abundan las descripciones minuciosas, la atención a los detalles (la ropa, los muebles, los rasgos físicos y psicológicos de los personajes...)

Se relaciona la vida privada de los personajes con la vida pública, histórica y social en que se desenvuelven.

El escritor lo sabe todo de sus personajes, es un narrador omnisciente.

Se suelen plantear posturas ideológicas y reflexiones sobre los valores morales de la sociedad.

El escritor busca reflejar la manera de hablar de los personajes.

Benito Pérez Galdós es el novelista que mejor cultivó el realismo integral, describe tanto ambientes y costumbres como analiza psicológicamente a los personajes. El mismo Galdós dividió su producción en: Episodios nacionales, Novelas españolas de la primera época y Novelas española contemporáneas. Doña Perfecta pertenece a las Novelas de la primera época, y en ellas se plasman los enfrentamientos ideológicos entre los españoles.

Tema: El enfrentamiento entre las dos Españas, la bipolaridad política y la intransigencia religiosa.

Galdós está observando unas realidades españolas bien concretas: opone la España integrista, representada por el penitenciario (sacerdote que tiene la misión en una diócesis de perdonar aquellos pecados que sólo pueden ser perdonados por el Papa) y doña Perfecta, a una España renovadora y progresista.

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