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4. El villancico es una forma musical y poética en castellano y ortugués"portugués, tradicional de EspañaAmérica latina y Portugal, muy popular entre los siglos XV y finales del Siglo XVII. Los villancicos eran originariamente canciones profanas con estribillo, de origen popular y armonizadas a varias voces. Posteriormente comenzaron a cantarse en las iglesias y a asociarse específicamente con la Navidad. Compositores notables de villancicos fueron, entre otros, Juan del EnzinaPedro de EscobarFrancisco GuerreroGaspar Fernandes y Juan Gutiérrez de Padilla.

Actualmente, tras el declive de la antigua forma del villancico, el término denomina simplemente un género de canción cuya letra hace referencia a la Navidad y que se canta tradicionalmente en esas fechas.

Orígenes

Con algunos precedentes aislados (por ejemplo, "En Catalañazor / perdió Almanzor / el atamor", que recoge Lucas de Tuy en su Chronicon Mundi de 1236 y menciona hechos de fines del siglo X, y otro villancico de mediados del siglo XII)1​ las primeras composiciones que pueden denominarse con este nombre surgieron hacia la segunda mitad del siglo XV, durante el Renacimiento, como una evolución de formas musicales populares mucho más antiguas. Se trata de la estrofa característica de la lírica castellana de tipo tradicional y "está formada por dos o tres versos, con un número de sílabas muy variable; carece, por tanto, de forma fija, por lo que es una composición de enorme flexibilidad, aunque hay una tendencia marcada hacia el esquema abb, con versos de ocho y seis sílabas, que a veces pueden presentar un pie quebrado. El término villancico designa, también, una forma estrófica constituida por la suma de la composición tradicional y su glosa, con que se acostumbró a acompañar las cancioncillas, por lo menos desde mediados del siglo XV hasta el siglo XVII".2​ Formas similares eran llamadas hasta el siglo XV cantigas o canciones.

Sin embargo, gracias a las investigaciones de estudiosos como Samuel Miklos Stern, podemos afirmar que las primeras manifestaciones de villancicos aparecen en las cancioncillas mozárabes del siglo XI. En este tipo de cancioncilla, que hoy se llama villancico, reconocen los críticos el núcleo de la lírica peninsular.

Su nombre tiene probablemente su origen en que se trata de composiciones de naturaleza popular, cantadas por los villanos o habitantes de las villas, generalmente campesinos u otros habitantes del medio rural. Eran cantados en fiestas populares, originariamente sin temática específicamente religiosa, y los principales temas eran los acontecimientos recientes del pueblo o la región. El género se amplió posteriormente hasta incluir temas diversos.

La evolución del villancico de temática religiosa mantuvo la costumbre cristiana de celebración de la fiesta de Navidad del Señor. De hecho, el villancico religioso representa la evolución de la poesía lírica a lo largo de la historia. Por esto, en la actualidad se denomina villancico a un canto de Navidad, de cualquier clase de extensión, métrica y rima tanto en español como en otras lenguas, siendo carol en inglés, noël en francés, laude en italiano, "Weihnachtslied (aún no redactado)"Weihnachtslied en alemán.

Métrica

La forma poética está influida por composiciones tradicionales de origen mozárabe, tales como el zéjel, que alternaba estrofas cantadas por un solista con un estribillo a coro. Éste dio paso a otras formas como la cantiga de estribillo o la cantiga de refram galaicoportuguesa.

La estructura básica del villancico la forman dos elementos: el estribillo y las coplas, si bien su estructura es muy variable tanto en el número de versos como en la rima o la alternancia entre estribillo y coplas. El binomio estribillo-copla implica la alternancia coro-solista, crucial en la realización del villancico. Los versos son por lo general hexasílabos u octosílabos y componen un estribillo inicial, a veces con introducción, que consta por lo general de tres o cuatro versos que se repiten a lo largo de la obra, y unas coplas, divididas a su vez en dos mudanzas y una vuelta. Las mudanzas, que con frecuencia tienen rima simétrica y forman entonces una redondilla o alternativamente una cuarteta, van seguidas de la vuelta o enlace de tres o cuatro versos en los que el primero tiene la misma rima que el último de la mudanza y el resto, o al menos el último, enlazan con el estribillo.

Una forma poética pariente del villancico es la letrilla que en el siglo XVI pasó a denominar cualquier poema con estribillo, y que generalmente es de carácter satírico.

Música

En su forma clásica en el villancico marca la pauta la melodía del canto apoyada por un acompañamiento en tono grave que forma un buen soporte armónico por parte de las voces internas; el registro superior es el que lleva asociado el texto, el cual sigue la melodía en modo silábico; el cierre de los versos corresponde generalmente a las diversas cadencias. El discurso horizontal se orienta según procedimientos tonales HYPERLINK "https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Ante_litteram&action=edit&redlink=1" \o "Ante litteram (aún no redactado)"ante litteram: por otra parte, basta pensar que hay villancicos construidos también sobre un esquema de danza (sobre todo los más recientes pero también durante el Renacimiento, en el lenguaje tonal) como passamezzo o folía.

3. Las Cantigas de Santa María, composiciones poéticas realizadas en alabanza a la Virgen María son la principal muestra de la vertiente religiosa de la lírica gallego-portuguesa y constituyen el corpus de la poesía mariana medieval más relevante de toda la península ibérica, y aún de Europa. Fueron compuestas en la corte del rey Alfonso X “El Sabio” de Castilla, quien se encargó de la dirección, y en ocasiones participó directamente en su composición. Es todo un ejemplo del prestigio alcanzado por el idioma gallego como lengua literaria a finales del siglo XIII. Este esplendor no sólo se reduce al reino de Castilla, sino también al reino vecino, donde el propio rey Dionisio I de Portugal fue un destacado compositor de la lírica gallego-portuguesa.

En comparación con la lírica, la prosa literaria medieval en gallego es escasa y tardía. Es necesario tener en cuenta que los centros culturales de la época eran los monasterios y escuelas monacales, donde imperaba el uso del latín eclesiástico. Aun así, a partir de finales del siglo XIII, y más significativamente en los siglos XIV-XV, los temas literarios de mayor difusión en Europa son recogidos en lengua gallega. Varios ejemplos son los relatos del llamado “ciclo bretón”, alrededor de la figura legendaria del rey Arturo, los textos referentes a la historia y destrucción de Troya, como la “Historia Troyana” y la “Crónica Troyana”, y los “Miragres de Santiago”, conjuntos de relatos que cuentan desde la destrucción de Jerusalén hasta la milagrosa intervención del apóstol Santiago el Mayor en diferentes situaciones. También hay que incluir otros textos en prosa que son traducciones o versiones de otras lenguas con elaboración propia como la “Cronica Xeral Galega”, “General Estoria”, “Crónica Galega de 1404” y “Crónica de Santa María de Iria.”

Comienzan por una introducción con versos de rima común llamada cabeza, a la que siguen varias estrofas -gusn-, rematadas por un qufl -'cierre'- que repite la rima común. El último de ellos puede escribirse en dialecto mozárabe -romance-, en árabe dialectal o, más modernamente, en árabe clásico. Se llama jarcha -'salida'- o markaz, y es el estribo, eje y final de las moaxajas, ya que impone las rimas a cada qufl. Si la jarcha es romance, se escribe en aljamiado -lengua románica en caracteres árabes-.

Creemos que el inventor de la moaxaja fue Muqaddam ibn Muafá (m.912), poeta ciego de Cabra. Conservamos jarchas desde el siglo XI -acaso 1042-. En ocasiones, una misma jarcha aparece en diferentes moaxajas.

Su interés para la lírica hispánica estriba en que algunas pudieron cantarse en época anterior a la invasión árabe, aunque otras las firman poetas andalusíes muy modernos, que imitan aquellas canciones, probablemente tradicionales. Por mezclar arabismos en versos romances, resultan difíciles de descifrar. Aún hoy no existe unanimidad al fijar los textos y se discute si jarchas aparentemente romances no estén redactadas en árabe vulgar.por una introducción con versos de rima común llamada cabeza, a la que siguen varias estrofas -gusn-, rematadas por un qufl -'cierre'- que repite la rima común. El último de ellos puede escribirse en dialecto mozárabe -romance-, en árabe dialectal o, más modernamente, en árabe clásico. Se llama jarcha -'salida'- o markaz, y es el estribo, eje y final de las moaxajas, ya que impone las rimas a cada qufl. Si la jarcha es romance, se escribe en aljamiado -lengua románica en caracteres árabes-.

42. Cervantes nos induce a replantearnos y a considerar lo que es realidad y lo que es ficción o fantasía. En El Quijote se produce un extraordinario juego de ficción novelesca. Sin embargo, la frontera entre realidad y fantasía no tiene límites precisos, y no los tiene, porque Cervantes así lo quiso. La ficción literaria en El Quijote (ficción de realidad, realidad de ficción, ficción de ficción) es un juego que realiza Cervantes para presentarnos a un loco aparente que no quiere distinguir los límites entre su realidad (realidad de ficción, ficción de realidad) y la de la ficción de sus lecturas (ficción de ficción).

El quijotismo clínico no es nada más que un juego cervantino (quijotismo lúdico) para conducirnos a un quijotismo simbólico: agonía en pos de un ideal y de valores trascendentes y en busca de un proyecto de humanidad heroica, un camino hacia la libertad y hacia la ilusión de una conciencia individual que se sostiene en el misterio y en el prodigio de una percepción subjetiva de un mundo imaginario, en otras palabras, de lo eterno e inmutable.

43. El Quijote es novela para todos los tiempos. El caballero enloquecido a costa de novelas de caballerías es un personaje interesante, porque presenta todas las facetas de la condición humana. Prevalecen los lados nobles (sentido de la justicia, solidaridad, fe en la libertad, en el adecuado gobierno, en la palabra), pero es capaz de rabietas, vergüenzas y sus equivocaciones provocan consecuencias negativas. Sin embargo, llama poderosamente la atención cuán frescos están determinados significados dentro de su ficción envolvente.

Cervantes supo mucho sobre las mujeres. O deseó para ellas otra suerte de lo que acontecía en su contorno. Porque los personajes femeninos de su historia son seres ávidos de libertad, de respeto, de un puesto de acción en la sociedad. Mientras la dama de los sueños del Quijote, Dulcinea, existe en la palabra evocadora porque él la construye y la necesita, las demás, se encuentran con el caballero andante porque buscan arreglo a sus problemas de honor. El matrimonio todavía se experimentaba como un compromiso sustentado en la palabra. Y las mujeres creían en él, mientras los varones quebraban fácilmente su juramento. El Quijote restaura el valor de la palabra dada. En su código estricto basta jurar para entregar el alma y la vida.

44, 45. Lope de Vega es uno de los escritores más importantes del Siglo de Oro y, por extensión, de la literatura española. El llamado 'Fénix de los ingenios', 'Ingenio de España', 'Poeta del cielo y de la tierra' y hasta 'Monstruo de la Naturaleza', este último apelativo de Miguel de Cervantes a pesar del gran enfrentamiento que mantuvieron, renovó las fórmulas del teatro español en un momento en el que comenzaba a ser un fenómeno masas. De hecho, tiene tanta relevancia su figura que sus obras siguen representándose en la actualidad y constituyen una de las más altas cotas alcanzadas en la literatura y las artes españolas.

En sus 73 años de vida se le atribuyen alrededor de 3.000 sonetos, tres novelas, cuatro novelas cortas, nueve epopeyas, tres poemas didácticos y casi 2.000 comedias. Sin embargo, fue tan prolífico con la pluma en la mano como extremo en su vida y es imposible entender sus obras sin las mujeres. Fue desterrado de Madrid, participó en dos campañas militares, secuestró a una de sus amadas antes de marcharse, fue padre de numerosos hijos legítimos e ilegítimos, se casó dos veces, engañó a todas y hasta se hizo sacerdote para calmar, sin éxito, sus pasiones y, sobre todo, para garantizarse la vejez.

Lope Félix de Vega Carpio nació en Madrid el 25 de noviembre de 1562. Hijo de una humilde pareja de montañeses cántabros del valle del Pas, vino al mundo poco después de que lo hicieran sus coetáneos Cervantes, Góngora, Mateo Alemán y Vicente Espinel. Tuvo otros cinco hermanos y aunque comenzó el colegio a los 10 años, fue un niño tan precoz que a los cinco ya sabía leer el castellano y el latín, y ya traducía y escribió comedias como ‘El verdadero amante’ y ‘La pastoral de Jacinto’.

A los 15 años Lope de Vega ingresó en la Universidad de Alcalá de Henares para hacer el bachillerato, pero con la muerte de su padre, un año más tarde, empezó a dar muestras de su carácter altanero y al margen de las normas establecidas al huir de casa con su amigo Hernando Muñoz. A pesar de sus vaivenes, a lo largo de toda su vida mostró gran curiosidad por aprender cualquier disciplina de la vida y leyó e investigó en diferentes materias hasta sus últimos días.

El primer amor conocido de Lope de Vega fue María de Aragón (‘Marfisa’). Se enamoró de ella en 1580 y se convirtió en padre por primera vez cuando aún tenía 18 años. La niña, sin embargo, murió antes de cumplir los cinco años. Dos años después, en 1582, Lope de Vega se alistó en la expedición del marqués de Santa Cruz a las Azores. De vuelta de esta misión conoció al segundo gran amor de su vida, Elena Osorio (la 'Filis', 'Zaida' y 'Dorotea' de sus textos), que ya estaba casada con el actor Cristóbal Calderón. Lope mantuvo una apasionada relación con ella mientras escribía comedias para el padre, el empresario teatral Jerónimo Velázquez. Sin embargo, cuando Elena Osorio enviudó prefirió a un rico hombre de negocios antes que al dramaturgo, así que Lope, resentido, zanjó su acuerdo con el padre y escribió algunos libelos y versos contra ella y su familia.

En 1587 Lope de Vega fue encarcelado a causa de los escritos contra Elena Osorio, pero en prisión siguió redactando otros nuevos, lo que le valió una sentencia de destierro durante cuatro años y del reino de Castilla durante dos. Fiel a su espíritu mujeriego y conquistador, sin embargo, antes de salir de Madrid, raptó, con su consentimiento, a Isabel de Urbina (su 'Belisa'), con la que se casó en 1588.

A los 25 años Lope de Vega ya era lo que hoy describiríamos como un triunfador: un joven famoso y, probablemente, el mejor poeta dramático de España, a pesar de su destierro en Valencia. Pero de nuevo le tentó allí la aventura y, como si no pudiese o supiese estar quieto, se fue a Lisboa para embarcar como voluntario en la Armada Invencible. A su regreso a Valencia siguió creando las solicitadísimas comedias por aquella época, y también algunos romances.

En 1589 murió su madre y, aunque jamás apareció en sus obras, ese hecho produjo notables cambios en su vida. Lope de Vega se fue a Toledo y entró al servicio del duque de Alba. Las muertes de su hija Antonia y, poco después, de su esposa Isabel de Urbina, al dar a luz a otra hija, Teodora, lo dejaron solo y triste al acabar el destierro, pero no tardó en volver a las andadas y fue procesado por amancebamiento. También ese año conoció a la actriz Micaela de Luján (que sería 'Lucinda' o 'Camila Lucinda' en sus textos) y conquistó un poco más de fama con el poema El Isidro y la Dragontea, donde narraba las correrías de Francis Drake, 'el Dragón'.

Para sostener este tren de vida y sustentar tantas relaciones e hijos legítimos e ilegítimos, Lope de Vega destacó por su orden y fuerza de voluntad a la hora de trabajar, convirtiéndose en un torrente de escritura, sobre todo en poesía lírica y comedias, impresas estas muchas veces sin su permiso y sin corregir. A los 38 años pudo, por fin, editar parte de su obra sin los errores de otros y se convirtió en el primer escritor profesional de la literatura española al pleitear para lograr derechos de autor sobre quienes imprimían sus comedias sin su permiso y consiguió, al menos, el derecho a la corrección de su propia obra.

En 1598, Felipe II, al borde de la muerte, decretó el cierre de los teatros invocando razones de moralidad. Lope buscó entonces sustento como secretario primero del marqués de Malpica y luego del de Sarriá (protector de Cervantes). Un año más tarde, cuando por fin se levantó la prohibición sobre los teatros, Lope de Vega compuso e hizo representar Bodas entre el alma y el amor divino. Pero siguió erre que erre con su azarosa vida amorosa paralela a la literatura y en esos años vivió con la actriz Micaela de Luján en Sevilla, Granada, Toledo y Madrid, mientras pasaba otras temporadas con su mujer Juana de Guardo.

En enero de 1610 Lope de Vega ingresó en la Congregación de Esclavos del Santísimo Sacramento y en septiembre compró la casa de la calle de Francos de Madrid (hoy calle Cervantes), donde vivió hasta su muerte. Unos días después, ingresó en la Orden Tercera de San Francisco, escribiendo sus Cuatro soliloquios. Las muertes sucesivas de sus hijos le apenaban profundamente, pero no pudieron, con su agitado ritmo creador, dando lugar a una época para nada sosegada pero sí artísticamente más notable. En 1614 Lope de Vega se ordenó sacerdote y el 29 de mayo de ese año ofició su primera misa en la Iglesia de San Hermenegildo en Madrid.

Pero la tranquilidad y seguridad que pretendió con los hábitos nunca llegaron y, tal vez acosado por una mujer, Lope huyó de Madrid y volvió a enamorarse, esta vez de Marta de Nevares (la 'Marcia Leonarda' de sus novelas, la 'Amarilis' de sus poesías y cartas), aunque también mantuvo relaciones con la actriz Lucía Salcedo, apodada 'la Loca'. Marta de Nevares, que estaba casada con un comerciante se convirtió en el último gran amor de su vida y comenzó un momento pletórico de creación literaria y éxito de crítica con El verdadero amante, Lo fingido verdadero, El caballero de Olmedo, La Filomena, El mejor alcalde, el rey y hasta se representó ante la reina El vencido, vencedor.

Pero la vida para Lope de Vega siguió consistiendo en golpes en lo personal, que también empezaron a afectar a lo profesional: Marta de Nevares quedó ciega y sólo el ingreso en las Trinitarias descalzas de su hija Marcela lo alivió un poco. Algunas comedias fueron un fracaso y anunció que se retiraba del teatro. A pesar de todo, siempre dejó clara la rapidez con que escribía y que volvió a demostrar en 1631 con la representación de su obra La noche de San Juan, escrita tan solo en tres días y poco después El castigo sin venganza.

En 1632 murió Marta de Nevares, el último gran amor en su vida, y es entonces cuando apareció la que muchos consideran su obra maestra, La Dorotea, donde cuenta sus amores juveniles con Elena Osorio para establecer el vínculo con la última pasión de su vida, su amor con 'Amarillis'. Dos años después escribió la que es seguramente su comedia final, Las bizarrías de Belisa.

El 24 de agosto de 1635 Lope de Vega sufrió un desmayo. Al día siguiente, ya enfermo, aún pudo escribir un poema y un soneto, pero el médico de cámara de Su Majestad ya recomendó que le dieran el Santísimo Sacramento. El 26 de agosto hizo testamento y se despidió de sus amigos. El día 27, a las cinco y cuarto de la tarde, murió.

Las honras fúnebres duraron nueve días y por petición de su hija sor Marcela, el cortejo pasó frente al Convento de las Trinitarias Descalzas, para depositar finalmente sus restos en la Iglesia de San Sebastián, en la calle de Atocha. Unos años después, los restos pasaron a una fosa común por falta de pago.

Su producción literaria fue tan sobresaliente que incluso después de su muerte se siguieron publicando sus textos. El más destacado apareció en 1637, La Vega del Parnaso, donde se recogen los dos últimos poemas que escribió el 'Fénix de los Ingenios'.

46. Poesía.

Fue uno de los más insignes poetas de la España del siglo XVII. Ya en vida despertó el interés de los biógrafos, que lo tildaron de niño prodigio, como él mismo confirma en el Arte nuevo de hacer comedias: “y yo las escribí de once y doce años…”. De curiosidad enciclopédica y avidez por la lectura, ducho en gramática, retórica y muy hábil con los versos, Lope de Vega empleó sus esfuerzos de los últimos años en convertirse en el poeta épico español. En muchos de sus romances y sonetos, tras la identidad del moroZaide y el pastor Belardo, proclama a los cuatro vientos sus escarceos íntimos con Elena Osorio, su primera y más profunda experiencia amorosa, que tuvo amplias repercusiones literarias. Se sabe bastante de su vida, llena de incidencias y percances. Mantuvo una intensa vida social y sobre todo sentimental. Una vida plenamente barroca: en ocasiones al margen de lo moral, pero a la vez inmersa en labores sacrosantas.

Prosa.

Lope cultivó con éxito todos los géneros literarios vigentes en su tiempo. También de forma magistral se acercó al género narrativo, por lo que se le incluye en la nómina de los grandes prosistas del Siglo de Oro. Su prosa se distingue de su poesía por una erudición cargada del saber clásico, literario, filosófico, geográfico y científico, que deleitaba a los lectores del siglo XVII. En sus escritos se refleja un profundo conocimiento de la mitología grecolatina -tema recurrente- y de la historia nacional.

Una vitalidad desbordante y un ensalzamiento hasta límites extrahumanos del amor parecen definir tanto su vida como su obra. La temática de sus obras no pretende cuestionar los valores de la época ni incurrir en el clasicismo, como Cervantes, sino que más bien refleja y reproduce intencionadamente la mentalidad y el modo de vida imperante, es decir, la ortodoxia católica, la monarquía, el honor del hidalgo, etc.

47. Nuestro prolífico autor es considerado el creador del teatro nacional y de la llamada “comedia nueva”, cuyos principios recoge en el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609), primer manifiesto del teatro moderno. Sus composiciones rompieron con el teatro renacentista clásico, gracias al uso de la polimetría y al empleo de un lenguaje accesible al pueblo, creando un estilo propio que ha tenido una innegable influencia en la literatura española. Sus comedias crean arquetipos psicológicos característicos, como el rey, el villano, la dama, etc. y la figura del gracioso, contrapunto cómico del héroe grave, con antecedentes Plauto. Lope es un reformador, desde el empirismo del teatro, de la percepción e interpretación de la poética aristotélica, del mismo modo que los tratadistas del Renacimiento italiano también lo fueron, aunque desde una perspectiva meramente especulativa y doctrinal, y con un interés específicamente preceptista21. El Arte nuevo de Lope constituye una interpretación «reformista» del Aristóteles de aquellos preceptistas; es, diríamos en cierto modo, la interpretación «barroca» de la Poética aristotélica, del mismo modo que la lectura y sistematización que llevaron a cabo los comentaristas italianos constituyó la interpretación «clasicista» que el Humanismo contribuyó a canonizar. El fundamento de la interpretación lopista es el empirismo, avalado por el pueblo y sus gustos sobre el teatro; la lectura y codificación de los comentaristas italianos es de fundamento doctrinal y especulativo, y viene confirmada por la interpretación filológica del Renacimiento y la Edad Moderna. El teatro de Lope constituye, pues, una demostración de cómo fue posible, reformando los cánones de los preceptistas aristotélicos, y sin sobrepasar sin embargo los paradigmas básicos del pensamiento del propio Aristóteles, la creación de un drama en el que se identificaran y objetivaran, desde una perspectiva característica de la España imperial y contrarreformista, el gusto y las ideas de las gentes de la Edad Moderna.

48. LOPE, sin ser el creador del drama histórico, fue sin duda su personificación más elevada. Sin ser un historiador, ni un erudito, basándose sólo en las crónicas, en las leyendas y en los romances de tradición oral, con su maravillosa penetración, con el сonocimiento de nuestra historia real y poética, en sus numerosos dramas históricos, 1 aborda todo el pasado español, desde los tiempos más remotos hasta sus propios días, desde la lucha de los montañeses cántabros contra el poder de Roma, hasta los explen<lores de nuestra civilización en el siglo XVI.

Siguiendo al MARQUES DE PIDAL, 2 podemos enmarcar los dramas históricos de LOPE en tres grandes grupos: el épico, el feudal y el de nuestra dominación y apogeo. Dentro de las obras del ciclo épico -cuyas fuentes son las leyendas, las crónicas y el Romancero dramatizado y ampliado-,podemos señalar El Rey Bamba, El postrer Godo de España, Las mocedades de Bernardo y El casamiento en la muerte. En el ciclo que pudiéramos llamar feudal, LOPE nos dejó una hermosa serie de dramas, referentes principalmente a los reinados de Don PEDRO DE CASTILLA, ENRIQUE III y los REYES CATOLICOS (La Corona merecida, El Infanzón de Illescas o el rey Don Pedro en Madrid Peribáñez v el Comendador de Octtña y Fueuteovejuna). Estamos por consiguiente ante un drama que es profundamente dramático, pero también profundamente monárquico.

49. Lope se quejó frecuentemente de que los manuscritos que entregaba a los «autores» (empresarios teatrales, en la lengua de la época) eran alterados, desfigurados y adaptados y, con frecuencia, llevados a la imprenta sin su permiso tal cual habían quedado. Así ocurría desde que en 1604 empezaron a editarse Partes de sus obras dramáticas. Cansado de que se imprimieran sin el menor cuidado ni corrección, pleiteó contra el editor Francisco de Ávila, que preparó la edición de la Sexta parte de sus Comedias y la Flor de las comedias de diferentes autores, ambos de 1615, intentando evitar que publicase las Partes séptima y octava sin su revisión previa; pero Ávila ganó el pleito fundándose en los derechos adquiridos cuando compró los manuscritos originales a los «autores» Baltasar de Pinedo y Luis de Vergara, a quienes se los había vendido Lope.

De ello se quejó amargamente el Fénix cuando consiguió editar él mismo sus comedias ya a partir de la Parte novena, de 1617; en su prólogo lamentaba «la crueldad con que despedazan mi opinión algunos intereses» y, para evitarlo, continuó editando sus propias comedias hasta el volumen XX.

Pero una prohibición en 1625 de editar comedias y entremeses obstaculizó su propósito; entonces, como otros autores, consiguió burlar la ley publicándolas sueltas dentro de misceláneas poéticas como La Filomena, La Circe, El laurel de Apolo y La vega del Parnaso (en la que incluyó nada menos que ocho) hasta que se levantó al fin la prohibición en 1634. Lope había preparado ya las partes XXI a XXIV, pero falleció antes de verlas impresas.

50. El siglo XVII y el auge de las premisas barrocas coincidieron en España con un brillante y fecundo período literario que dio en llamarse Siglo de Oro. Estéticamente, el barroco se caracterizó, en líneas generales, por la complicación de las formas y el predominio del ingenio y el arte sobre la armonía de la naturaleza, que constituía el ideal renacentista.

Entre los rasgos más significativos del barroco literario español resulta relevante la contraposición entre dos tendencias denominadas conceptismo y culteranismo, cuyos máximos representantes fueron, respectivamente, Francisco de Quevedo y Luís de Góngora. Los conceptistas se preocupaban esencialmente por la comprensión del pensamiento en mínimos términos conceptuales a través de contrastes, elipsis y otras y otras figuras literarias. Por el contrario, los culteranos buscaban la delectación de una minoría culta mediante el recurso a metáforas, giros e hipérboles, con modificación de las estructuras fraseológicas, en busca del máximo preciosismo. Característica del barroco hispánico fue también la contraposición entre realismo e idealismo, que alcanzó su máxima expresión en la que estaría llamada a convertirse en una de las cumbres de la literatura universal, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (primera parte, 1605; segunda, 1615), de Miguel de Cervantes.

En toda la obra poética de la Góngora, figura destacada del culteranismo, se halló presente el brillante estilo que lo hizo famoso, cargado de neologismos y complicadas metáforas. Más sencillo en su primera etapa, a partir de los poemas mayores -Fábula de Polifemo y Galatea (1612) y Soledades (1613)- se acentuaron sus artificios y el carácter culto y minoritario de su poesía. Fue ensalzado por unos y ferozmente atacado por otros en su época. Entre los más sobresalientes seguidores de Góngora se cuentan Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana, autor del poema mitológico La gloria de Niquea (1622), y Pedro Soto de Rojas.

Como el de Góngora, el estilo de Quevedo es estructuralmente complejo, aunque utilizó siempre un lenguaje llano y no vaciló en ocasiones en recurrir a un tono procaz y brutal. Los temas que lo inspiraron fueron muy variados: morales, satíricos, religiosos, de amor, etc., y en el desarrollo de todos ellos subyace una concepción angustiada de la condición humana, común a obras tales como la novela picaresca titulada La vida del Buscón, llamado don Pablos (1626), o la alegoría Sueños (1627).

En esta época se distinguió además una línea clasicista diferenciada en dos corrientes básicas: la escuela sevillana, en la que destacó Rodrigo Caro, y la escuela aragonesa, cuyos representantes de mayor entidad fueron los hermanos Bartolomé Leonardo y Lupercio Leonardo de Argen sola, cultivadores de una lírica doctrinal y moralizante.

En el ámbito de la prosa narrativa del período barroco halló su marco la figura de Miguel de Cervantes Saavedra, autor también de poemas y comedias, que ha sido considerado unánimemente como la gran figura a lo largo de la gestación y la evolución de las letras españolas. En el Quijote, Cervantes creó el prototipo a partir del cual nacería al novela moderna. Concebida en principio para satirizar las novelas de caballerías, los dos protagonistas de la obra, don Quijote y Sancho, han perdurado como símbolos de dos visiones enfrentadas del mundo: la idealista y la realista.

Otras obras relevantes de Cervantes, siempre ensombrecidas por la universal dimensión del Quijote, fueron las Novelas ejemplares (1613) y Los trabajos de Persiles y Segismunda, novela publicada póstumamente en 1617.

51.El Barroco es un movimiento cultural del siglo XVII en el que se observa una evolución de las ideas y los aspectos temáticos y formales del Renacimiento. Se entra en una época de crisis en el que la visión neoplatónica e idealista del Renacimiento se hace compleja y contradictoria. Se intensifican algunos tópicos que ya venían dándose en la corriente literaria anterior: la fugacidad de la vida, la desaparición de los goces, preocupaciones existenciales.

En el Barroco destacan dos grandes tendencias: el conceptismo, que está presente en todo lo barroco, y el culteranismo o gongorismo.

El conceptismo es una corriente literaria que profundiza en el sentido o concepto de las palabras. Se puede definir como una agudeza mental que da preferencia a las ideas con el fin de impresionar la inteligencia o el deseo de decir mucho con pocas palabras “la sutileza en el pensar y el decir”. Para conseguir este objetivo utilizan frecuentes metáforas; juegos de palabras como el doble sentido; un estilo breve y conciso logrado mediante la elipsis o eliminación de palabras; antítesis de palabras, frases o ideas con el fin de impresionar o agudizar la mente. El máximo representante de esta corriente será Quevedo y en menos grado Lope de Vega.

El culteranismo o gongorismo, en cambio, es una corriente literaria que cultiva la forma de las palabras dejando en segundo plano su contenido. Pretende crear un mundo de belleza, impresionando para ello los sentidos con los más variados estímulos de luz, color, sonido y con un lenguaje ampuloso y culto “un lenguaje dentro del lenguaje”. Los recursos que caracterizan esta corriente son el abuso de la metáfora con el fin de crear un mundo de belleza absoluta; el uso frecuente de cultismos; el abuso del hipérbaton y el uso de palabras parónimas (sonido parecido y diferente significado). El máximo representante será Luis de Góngora.

Las diferencias de estas dos corrientes son más teóricas que reales. Los críticos han señalado que no se puede hablar de tendencias opuestas, ya que en poemas de Quevedo se pueden observar rasgos culteranos y en poemas de Góngora rasgos conceptistas. El culteranismo vendría a ser una evolución del conceptismo en la que importaba más la forma que el contenido.

52. Francisco de Quevedo (Madrid, 1580 - Villanueva de los Infantes, España, 1645) Escritor español. Los padres de Francisco de Quevedo desempeñaban altos cargos en la corte, por lo que desde su infancia estuvo en contacto con el ambiente político y cortesano. Estudió en el colegio imperial de los jesuitas, y, posteriormente, en las Universidades de Alcalá de Henares y de Valladolid, ciudad ésta donde adquirió su fama de gran poeta y se hizo famosa su rivalidad con Góngora.

Siguiendo a la corte, en 1606 se instaló en Madrid, donde continuó los estudios de teología e inició su relación con el duque de Osuna, a quien Francisco de Quevedo dedicó sus traducciones de Anacreonte, autor hasta entonces nunca vertido al español. En 1613 Quevedo acompañó al duque a Sicilia como secretario de Estado, y participó como agente secreto en peligrosas intrigas diplomáticas entre las repúblicas italianas.

De regreso en España, en 1616 recibió el hábito de caballero de la Orden de Santiago. Acusado, parece que falsamente, de haber participado en la conjuración de Venecia, sufrió una circunstancial caída en desgracia, a la par, y como consecuencia, de la caída del duque de Osuna (1620); detenido, fue condenado a la pena de destierro en su posesión de Torre de Juan Abad (Ciudad Real).

Sin embargo, pronto recobró la confianza real con la ascensión al poder del conde-duque de Olivares, quien se convirtió en su protector y le distinguió con el título honorífico de secretario real. Pese a ello, Quevedo volvió a poner en peligro su estatus político al mantener su oposición a la elección de Santa Teresa como patrona de España en favor de Santiago Apóstol, a pesar de las recomendaciones del conde-duque de Olivares de que no se manifestara, lo cual le valió, en 1628, un nuevo destierro, esta vez en el convento de San Marcos de León.

Pero no tardó en volver a la corte y continuar con su actividad política, con vistas a la cual se casó, en 1634, con Esperanza de Mendoza, una viuda que era del agrado de la esposa de Olivares y de quien se separó poco tiempo después. Problemas de corrupción en el entorno del conde-duque provocaron que éste empezara a desconfiar de Quevedo, y en 1639, bajo oscuras acusaciones, fue encarcelado en el convento de San Marcos, donde permaneció, en una minúscula celda, hasta 1643. Cuando salió en libertad, ya con la salud muy quebrantada, se retiró definitivamente a Torre de Juan Abad.

53. Sobresalió con la novela picaresca Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos, obra ingeniosa y de un humor corrosivo, impecable en el aspecto estilístico, escrita durante su juventud y desde entonces publicada clandestinamente hasta su edición definitiva. Más que su originalidad como pensador, destaca su total dominio y virtuosismo en el uso de la lengua castellana, en todos sus registros, campo en el que sería difícil encontrarle un competidor.

La Historia de la vida del Buscón, indiscutible cima del arte literario español, es un polémico ejemplo de novel picaresca. En ella, Quevedo relata la peripecia vital del pícaro don Pablos de Segovia, desde su infancia a la proyectada fuga a Indias con que termina la obra.

Entre estos dos polos se sitúan una serie de aventuras, casi siempre catastróficas, en las que el personaje fracasa constantemente en su búsqueda de estabilidad económica y social, y sus fingimientos de nobleza son desenmascarados sin cesar.

Obra amena y difícil, El Buscón destaca por su caricaturesca descripción de una sociedad desintegrada y por su espléndida creación verbal, modelo de ingenio y de experimentación lingüística.

54. Pedro Calderón de la Barca (Madrid17 de enero de 1600-ibídem25 de mayo de 1681) fue un escritorHYPERLINK "https://es.wikipedia.org/wiki/Espa%C3%B1a" \o "España" español, caballero de la Orden de Santiago, conocido fundamentalmente por ser uno de los más insignes literatos barrocos del Siglo de Oro, en especial por su teatro.

Estudió con los jesuitas en el Colegio Imperial hasta 1613, y en las Universidades de Ávila y Salamanca hasta 1615. A partir del año 1623 dio inicio a su actividad literaria con la publicación de la comedia “Amor, Honor y Poder” (1623).

Además de su habilidad para la escritura, Calderón también fue soldado y participó activamente en asuntos de guerra, entre ellos las luchas en 1625 en Flandes y Lombardía. También intervino en la represión de la revuelta de los segadores en Cataluña en 1640.

En el año 1636 fue nombrado Caballero de la Orden de Santiago por el rey Felipe IV. Su llegada al sacerdocio se produjo en 1651, siendo nombrado dos años más tarde capellán de la Catedral de Toledo. En 1663 llegó a ser capellán real. Tres años después fue nombrado capellán mayor de la Congregación de Presbíteros de Madrid. Falleció en Madrid a los 81 años de edad el 25 de mayo de 1681.

Calderón es uno de los grandes dramaturgos del Siglo de Oro español. Cultivó los autos sacramentales, como “El Gran Teatro Del Mundo” (1633), “La Cena Del Rey Baltasar” (1634) o “El Divino Cazador” (1642); la comedia de capa y espada, como “La Dama Duende” (1629) o “Casa Con Dos Puertas Mala Es De Guardar” (1632); obras de corte filosófico, como “La Vida Es Sueño” (1635); dramas religiosos, como “La Devoción De La Cruz” (1637); o históricos, como “El Alcalde De Zalamea” (1640).

Su temática posee riqueza en matices éticos, morales y filosóficos, en especial acometiendo situaciones en torno al honor, la libertad y el poder.

55. En la literatura del siglo XVIII se pueden diferenciar tres tendencias literarias: la clasicista o neoclásica, heredera del clasicismo desarrollado de forma simultánea al barroco durante el siglo XVII, y que continuó vigente a lo largo de casi todo el siglo XVIII, sobre todo en poesía y teatro; la ilustrada vinculada a la corriente filosófica e ideológica de la Ilustración y la Encyclopédie; y la prerromántica, que rechazaba la estética neoclásica anticipando el romanticismo del siglo XIX.

El dato más relevante del siglo XVIII desde el punto de vista histórico es el auge de la burguesía, que si era una clase social incipiente ya en el periodo del Renacimiento, es esencial cuantitativa y cualitativamente en el siglo XVIII. Sus causas principales son el "desarrollo del artesanado urbano", creciente gracias a la demanda de los artículos de consumo por parte de la nobleza y de la monarquía y el "desarrollo de la actividad mercantil", en especial del comercio marítimo. En los siglos anteriores las rutas por mar habían sido ya muy frecuentadas con la explotación de América y Asia por parte de España y Portugal, pero los nuevos tiempos están marcados por la hegemonía económica de Inglaterra y su expansión por ultramar.

A lo largo del siglo XVIII eclosiona una nueva mentalidad que enlaza con la antropología renacentista y que en consecuencia viene a romper la cosmovisión del mundo Barroco. Este período ha recibido el nombre de «Ilustración». Dicho movimiento se cimienta, a grandes rasgos, en el espíritu crítico, que rompe abruptamente con el principio de autoridad, en el predominio de la razón y su fundamentación en la experiencia. Esta estructura del saber tiene como consecuencia que la filosofía y la ciencia sean las disciplinas más valoradas. Este período ha sido conocido en la Historia de las Ideas como "Siglo de las Luces" o "Siglo de la razón". Su característica más relevante es la búsqueda de la felicidad humana a través de la cultura y el progreso. Las nuevas ideas asociadas al pensamiento ilustrado hicieron que el arte y la literatura se orientaran hacia un nuevo clasicismo (Neoclasicismo), del que se deriva el adjetivo "neoclásico". En literatura se busca la expresión moderada de las emociones, y emular normas y reglas clásicas (puestas de actualidad gracias a los descubrimientos arqueológicos de este período). Al mismo tiempo se valoró el equilibrio y la armonía como el principio estético dominante. Tradicionalmente se ha tendido a afirmar que contra tanta rigidez se reaccionó a finales de siglo, produciéndose una vuelta al mundo de los sentimientos, otorgándole el nombre de "Prerromanticismo". Para algunos autores como Marta Manrique Gómez en la línea del historiador de la literatura Russell P. Sebold el romanticismo no se constituye como una reacción contra formas obsoletas sino como el desarrollo de un modo de expresión previamente imbricado en los autores que reconocemos canónicamente como ilustrados.

56. El Romanticismo fue un movimiento cultural y artístico que surgió en Alemania e Inglaterra entre fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, y se propagó por Europa rápidamente. Además representó el inicio de la modernidad y, aunque de forma compleja y diversa, sentó las bases de la ideología del Estado liberal burgués.

Primera etapa: se difunden las ideas de los románticos alemanes en España. Predomina una visión tradicionalista y conservadora. Empiezan a aparecer polémicas, críticas y empiezan a surgir reflexiones sobre nuevos postulados artísticos.

Segunda etapa: triunfo del romanticismo en España, al que se había añadido la influencia del romanticismo francés.

Tercera etapa: posromanticismo; influencia alemana (Heine). Se reivindica la poesía como forma popular y de expresión intimista.

Drama romántico. Rasgos generales

A. Estructura y discurso: División en jornadas; mezcla de prosa y verso, y tendencia a la polimetría; rechazo de la regla de las tres unidades; mezcla de lo trágico y lo cómico.

B. Temas: El amor apasionado, la fatalidad, la venganza, la crítica al poder y a la autoridad; también motivos del suicidio y el honor; elementos sobrenaturales.

C. Personajes: Protagonista víctima de la fatalidad y la sociedad; la mujer, el amor y el sufrimiento.

D. Obras: Don Álvaro o la fuerza del sino, del duque de Rivas; Don Juan Tenorio, de José Zorrilla.

Prosa romántica:

A. Novela: Novela Histórica (El señor de Bembibre, de Enrique Gil y Carrasco). Novela popular o de folletín (María, la hijade un jornalero, de Wenceslao Ayguals de Izco). Realismo costumbrista: La gaviota, de Fernán Caballero.

B. Costumbrismo: Artículos periodísticos de carácter descriptivo (de escenas y tipos): Panorama matritense, de Ramón de Mesonero Romanos, y Escenas andaluzas, de Serafín Estébanez Calderón.

C. Mariano José de Larra es el creador del artículo literario en España; firma con seudónimos (Fígaro, Andrés Niporesas…). Mariano José de Larra ha escrito artículos de costumbres ( donde hace un análisis crítico de la realidad y propuesta de reformas): El castellano viejo, El café, Vuelva usted mañana. Artículos políticos (tiene una ideología liberal; aborda el tema de la libertad de expresión y la censura.). Artículos de crítica literaria: crítica de obras teatrales y sobre la creación artística. Estilo de Mariano José de Larra: Incorporación del diálogo y la epístola; carácter confesional; exageración, ironía.

Poesía romántica

Los poetas románticos componen sus poemas en medio de un arrebato de sentimientos, plasmando en versos todo cuanto sienten o piensan. Según parte de la crítica literaria, en sus composiciones hay un lirismo de gran fuerza, sin embargo conviviendo con versos vulgares y prosaicos.

Varios son los temas de la lírica romántica:

  1. El Yo, la propia intimidad. Fue Espronceda, dejando en su Canto a Teresa una desgarradora confesión de amor y desengaño, quien con más acierto ha logrado poetizar sus sentimientos.

  2. El amor pasional, con entregas súbitas, totales, y rápidos abandonos. La exaltación y el hastío.

  3. Se inspiran en temas históricos y legendarios.

  4. La religión, aunque frecuentemente sea a través de la rebeldía con la consiguiente compasión y aun exaltación del diablo.

  5. Las reivindicaciones sociales (revalorización de los tipos marginales, como el mendigo).

  6. La naturaleza, que es mostrada en todas sus modalidades y variaciones. Suelen ambientar sus composiciones en lugares misteriosos, como cementerios, tormentas, el mar embravecido, etc.

  7. La sátira, frecuentemente ligada a sucesos políticos o literarios.

También es de señalar que el nuevo espíritu afectó a la versificación. Frente a la monótona repetición neoclásica de letrillas y canciones, se proclamó el derecho de utilizar todas las variaciones métricas existentes, de aclimatar las de otras lenguas y de innovar cuando fuera preciso. El romanticismo se adelanta aquí, como en otros aspectos, a las audacias modernistas de fin de siglo.

Autores y obras de la poesía romántica:

José de Espronceda

–Canciones. Habla de tipos humanos marginales, aparecen símbolos de valores ideológicos y morales: defensa de la libertad, crítica social.