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Teatro del siglo XV

El despertar del teatro en el siglo XV se produce en torno a dos líneas dramáticas bien definidas y en ocasiones coincidentes en el mismo autor.

Teatro religioso, heredero de los primitivos dramas litúrgicos. Su principal representante en la segunda mitad del siglo fue Gómez Manrique (1412-1490) cuyas obras están formadas por sucesivos monólogos con escasa acción dramática.

Teatro profano, escenificado habitualmente en las cortes nobiliarias. Aquí se sitúa Juan del Encina (1468-1529), considerado el padre del teatro español. Además de textos de carácter religioso, Encina escribió una serie de Églogas protagonizadas por pastores rústicos (сільські) cuyas costumbres provocan la risa del público. En sus últimas obras aparece una valoración del amor humano que anuncia ya la mentalidad renacentista.

En la historia de la literatura castellana hay una gran laguna en cuanto al teatro. Debemos situarnos en el siglo XV para encontrar autores y obras de valía. Tres son los nombres que podemos citar: Gómez Manrique ( 1412-90), Lucas Fernández ( ca. 1474-1542) y Juan del Encina (1468-1529), siendo este último el más relevante y el primero con dominio estructural de la obra. De alguna manera, es el autor puente del teatro medieval y el renacentista. Efectivamente, se dan dos tendencias en su producción: una sigue la inspiración medieval en lo religioso y popular; y otra refleja el ambiente de una época, abierta ya a las ideas renacentistas. Del mismo modo en esta época medieval se dan las dos corrientes la religiosa y la profana. La tendencia renacentista de Juan del Encina se muestra en su obra a partir de un viaje a Roma, en el cual capta las nuevas ideas, aunque estas jamás anulan lo popular y lo español en su teatro. A la primera pertenecen la Pasión y la Resurrección, así como el Auto del Repelón, de carácter profano, en el que unos estudiantes se burlan de unos pastores. A la segunda corresponden tres églogas, de perfecta estructura y refinado ambiente: Égloga de Filones; Zambardo y Carbonio; Égloga de Cristino y Febea; y Égloga de Plácida y Victoriano.

De Gómez Manrique son los litúrgicos Representación del nacimiento de Nuestro Señor y Lamentaciones hechas para Semana Santa. Las farsas y églogas de Lucas Fernández son posteriores. Se sabe que se representaban en 1501, y se publicaban en Salamanca bajo el título de Farsa y Églogas al modo pastoril(1514).

Mención especial merece la Tragicomedia de Calisto y Malibea, que a partir de la edición de 1569 hecha en Alcalá de Henares se conoce con el nombre de La Celestina. Henríquez Ureña dice de ella: “La Celestina es una comedia humanística del tipo de las que se escribían y representaban en la Italia del siglo XV generalmente en latín; pero en intensidad deja muy atrás a latinos e italianos”. Ofrece un doble plano, que corresponde a las tendencias popular y culta que se dan en la prosa y teatro del siglo XV. Estas dos tendencias se reflejan en el lenguaje de los criados ( de tipo familiar, llenos de expresiones, y giros populares) y de Calisto y Malibea (expresiones elocuentes (виразні) y neologismos), respectivamente. Grandes han sido las dificultades para determinar la autoría de La Celestina, pero hoy día todas las teorías convergen en un hombre: Fernando de Rojas (1468-1541).