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Еlegía del niño marinero r. Alberti

Marinerito delgado,


Luis Gonzaga de la mar


¡qué fresco era tu pescado,


acabado de pescar!

Te fuiste, marinerito,

en una noche lunada,

¡tan alegre, tan bonito,

cantando a la mar salada!


¡Qué humilde estaba la mar!


¡El cómo la gobernaba!


Tan dulce era su cantar,


que el aire se enajenaba.

Cinco delfines remeros

su barca le cortejaban

Dos ángeles marineros,

invisibles, la guiaban.


Tendió las redes, ¡qué pena!


por sobre la mar helada.


Y pescó la luna llena,


sola, en su red plateada.

¡Qué negra quedó la mar!

¡La noche qué desolada!

Derribado su cantar,

la barca fue derribada.


Flotadora va en el viento


la sonrisa amortajada


de su rostro. ¡Qué lamento


el de la noche cerrada!

¡Ya mi niño marinero,

tan morenito y galán,

tan guapo y tan pinturero,

más puro y bueno que el pan!

Wenceslao Fernández FLORES

Notable novelista español, Wenceslao Fernández Flores (1886-1964) fue miembro de la Academia Real Española.

Sus obras se distinguen por la pureza del idioma, penetrante humorismo e ironía.

YO Y EL LADRÓN

Cuando el señor Garamendi se marchó a veranear me dijo:

-Hombre, usted que no tiene nada que hacer, préstame elfavor de echar, de cuando en cuando, un ojo a mi casa.

No es cierto que yo no tenga nada que hacer, y el señor Garamendi lo sabe perfectamente; pero él opina que cuando uno1 no sale a veranear y no es por causa de algún gran negocio, es para dedicarse totalmente al descanso de no buscar los billetes ni cargar con la familia.

Me limité a preguntar:

  • ¿Que entiende usted exactamente por "echar un ojo"?

  • Creo que está bien claro-contestó de mal humor.

  • ¿Debo pasar por las habitaciones de su casa con un ojoabierto, mirando en los muebles, en los...?

  • ¡No! ¡Qué tontería! Quiero pedirle sólo que pase algún díafrente al edificio y vea si siguen cerradas las persianas, y que lepregunte al portero si hay novedad y hasta que suba a tantear lapuerta. Usted no sabe nada de estos asuntos: pero en el mundohay muchos ladrones, y entre los ladrones existe una variedadque trabaja especialmente durante el verano, y es a la que mástemo. Se enteran qué pisos han quedado sin moradores, y losdesvalijan sin prisas y cómodamente. Algunas veces se quedan

allí dos o tres días viviendo, de lo que encuentran, durmiendo en las magníficas camas do los señores, eligiendo concienzudamente lo que vale y no vale la pena de llevarse2. No hay defensa contra ellos. La primera noticia que se tiene es el desorden que se advierte en la casa al volver el amo, pero ya es tarde y lo robado está mal vendido o bien oculto.

- Bueno - concedí bostezando -; pues echaré ese ojo. La verdad es que no pensaba hacerlo. Garamendi abusa un poco de mí con sus encomiendas desde que me hizo dos o tres favores que él recuerda mejor que yo. Luego.., luego me abruma con sus gabanes, con sus puros, con sus gafas, con su vientre, con sus muelas de oro. Cuando descubro un nuevo defecto en él, tengo un placer íntimo. Esta vez le encontré pusilánime. ¡Tener miedo a los ladrones! Yo no creo en eso.

Pasaron los días. Me recreé en el calorcillo de Madrid, me senté en algunas terrazas, recordé mi niñez volviendo a ver viejas películas que los cines exhiben a bajo precio en estos meses, y una tarde que estaba más ocioso y más emperezado que nunca recordé de repente: "¡Anda! Pues no he pasado ni una sola vez ante la casa de Garamendi."

Y únicamente - lo aseguro - para poder darle mi palabra de honor que había atendido su encargo, aproximé lentamente mi mano al teléfono y marqué su número.

Oí, medio desmoronado en la butaca, el ruido del timbre, que sonaba en la desierta vivienda del veraneante.

-¡Trrr!... ¡Trr!...

Y... nada más.

De repente una voz, apagada, desconocida, llegó por el hilo:

  • ¡Diga!

  • ¿Cómo, "diga"? - exclamé extrañadísimo - . ¿No es esala casa del señor Garamendi?

-¡Sí, sí, ¡Es aquí, es aquí! ¿Cómo está usted?Me quedé estupefacto.

-Oiga - hablé -: ¿me hace el favor de decirme qué estáhaciendo?

Un silencio.

-¿No será usted un ladrón?Nueva pausa.

Si es usted un ladrón, no me lo niegue - exigí.

- Bueno - dijo la voz, un poco ronca -. La verdad es que, enefecto, soy un ladrón.

- Pues el señor Garamendi me encargó al marchar que vigilase su casa. A ver qué le digo.

- Puede usted contarle lo que sucede - insinuó la voz unpoco acobardada.

- ¡Bonita idea! -protesté -, ¿Cómo voy a confesarle queestuvimos dialogando? Por lo menos si usted no hubiese cometido la estupidez de contestar.

- Fue un impulso espontáneo - se discupló -. Estaba aquí,junto al teléfono; sonó, y maquinalmente me puse a hablar. Yotambién tengo teléfono, y la costumbre...

  • ¡Vaya un conflicto!

  • Crea usted que lo siento de veras.

  • Claro que si le pido que deje ahí todo y vaya a entregarsea la Comisaría más próxima...

- No; no lo haría... ¿Para qué engañarle?

- Al menos, dígame ¿se lleva usted mucho?

- No hablemos de eso: una porquería3. Perdone si le ofendo;pero ese amigo de usted no tiene nada que le quite a uno decuidados.4

- ¡Hombre, no me diga...! La escribanía de plata es muyvaliosa.

Ya está en el saco, y unas alhajitas y el puño de oro de un bastón y dos gabanes de invierno. Nada. No es negocio.

- ¿Vio usted una bandejita de plata que debe estar en elcomedor, con unas flores en relieve?

-Sí.

  • ¿Está en el saco?

  • No. Las otras, sí; pero ésta no es de plata sino de metal blanco.

  • Bien; pero no negará que es bonita.

  • No vale nada.

  • Llévesela usted.

  • No quiero.

- ¡Llévesela, usted, idiota! ¿No comprende que si la deja van a darse cuenta de que no es de plata? Y... se la he regalado yo. Llévesela.

-En fin... por hacerle un favor; pero sólo me servirá de

estorbo.

-¿Ha recorrido ya toda la casa? Yo no conozco más que eldespacho. Creo que está bien puesta,5 ¿no?

- ¡Psh! Muchas pretensiones: poco gusto. Debe tratarse deun caballero roñoso.5

- Es triste; pero no lo puedo negar. Y también es cierto quecarece de gusto.

  • ¿Quiere usted creer que tiene dos escupideras en el salón?

-¡No!

- Como usted lo oye. ¿No ha entrado nunca en el salón?Pues perdió un espectáculo divertido. Yo tengo costumbre devisitar casas bien amuebladas, y le aseguro que ésta no es de

las mejores.

- ¡Vaya, señor! Siempre me pareció que Garamendi presumía demasiado. Ahora que... la alcoba de la señora... de ésasí que dicen que es un estuche,' ¿verdad? Garamendi afirmaque le costó una fortuna. ¿Cómo es, cómo es?

  • No me fijé en detalles... ¿Quiere que vuelva?

  • ¡Oh, por Dios! No vaya a creer que me gusta chismear.

  • Lo que encontré allí fueron pieles bastante buenas.

  • Lo creo. Tiene una capa de "renard".8

  • Está en el saco. Y un gabán de cibelina.

  • Sí; eso vale más; pero también es más llamativo. Lo envidiable es la capa de "renard".

  • ¿Le gustaba a usted?

  • Le gustaba a Albertina..., una amiga mía...; a mi novia. Undía vimos a la señora de Garamendi con su capa, y Albertina nohabla de otra cosa. Creo que me quiere menos, porque piensaque nunca podré regalarle unas pieles de zorro como ésas.

  • ¿Quién sabe? ¡Caramba !No hay que amilanarse.

-No... nunca; es bien seguro...Un silencio.

-Oiga..., señor.

-Dígame.

- Si usted me permite, yo tengo mucho gusto en ofrecerleesas pieles...

  • ¡Qué disparate!

  • Nada... Me ha sido usted simpático, y...

  • Pero... ¿cómo voy a consentir? ¿Va usted a quedarse sinellas por...?

  • No se preocupe. Yo ya tengo las otras, y no va a ser unomás pobre.

  • ¡Ea, que no!

  • Bien, pues entonces se las ofrezco a Albertina. Ahora nopodrá usted desdeñarlas. Piense en la alegría que tendrá...

-Sí; eso es cierto...

  • ¿Adonde se las envío?Le di mis señas.

  • ¿Manda usted algo más?

  • Nada más y muy reconocido. Que termine "eso" consuerte.

  • Gracias, señor.

comentarios

1cuando uno ... – если кто-то

2lo que vale y no vale la pena de llevarse – что стоит, а что не стоит брать

3una porquería f – зд. чушь, ерунда

4... que le quite a uno de cuidades - ... что бы могло меня

5Creo que está bien puesta. – Мне кажется, что(квартира) хорошо обставлена

6Debe tratarse de un caballero roñoso. – Хозяин должно быть скупой

7de esa sí que dicen que es un estuche – говорят она (спальня) как конфетка

8renard (фр.) - лиса, cibelina f - соболь

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