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Teatro en Ucrania y Espana..docx
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Vida de santos

No fueron pocas las películas que se hicieron para reflejar las vidas de santos en el momento de mayor auge del genero religioso en España. Destacan Isidro, el labrador (Rafael J. Salvia, 1963), La Señora de Fátima (Rafael Gil, 1951) y especialmente Molokai (Luis Lucia, 1959) que contaba la historia de Damián de Veuster, el cual sería canonizado varias décadas después de la película. También cabe destacar la visión de Carlos Saura sobre la vida de San Juan de la Cruz en La noche oscura (1988), y las distintas versiones de la vida de Santa Teresa de Jesús, que van de Teresa de Jesús, (Juan de Orduña, 1962), hasta una afamada serie o Teresa, el cuerpo de Cristo, realizada en pleno siglo XXI, y no exenta de polémica al alejarse de la ortodoxia característica de este tipo de filmes.

Bíblicas

Exceptuando El beso de Judas (Rafael Gil, 1953), son pocas, y desde luego no dignas de mención, las películas españolas de esta temática.

Cine clásico

Mostrar en imágenes los grandes clásicos de nuestra literatura ha sido un género que el cine español no ha sabido aprovechar, si bien ya en la era del cine mudo comenzaron a adaptarse las grandes obras de la literatura clásica española.

En este apartado debe comenzarse por hacer referencia al tratamiento cinematográfico recibido por la obra cumbre de la literatura en castellano, El Quijote, llevada a la pantalla en numerosas ocasiones tanto por cineastas nacionales como por extranjeros. Son 23 las entradas registradas en la Base de datos de las películas registradas en el Ministerio de Cultura, la más antigua es Don Quijote (Narciso Cuyas, 1908). De las restantes, por la difusión alcanzada, deben destacarse Don Quijote de la Mancha (Rafael Gil, 1948), la parodia Don Quijote cabalga de nuevo, (Roberto Gavaldón, 1973), coproducción con México, para mayor gloria de Cantinflas y El caballero Don Quijote (Manuel Gutiérrez Aragón, 2002) con la que continuaba la serie televisiva (ésta abarcaba la primera parte de la novela, y la película contó la segunda parte), si bien, por diversos motivos, cambiaron los protagonistas.

Otra obra inmortal de nuestra literatura, Lazarillo de Tormes ha contado con varias versiones cinematográficas, siendo la más afortunada la dirigida por César Fernández Aradavín (1959) que obtendría el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín. También hay que mencionar la versión del año 2000, titulada Lázaro de Tormes dirigida por Fernando Fernán Gómez quien, por motivos de salud, tuvo que abandonarla a mitad del rodaje siendo sustituido por José Luis García Sánchez.

La Celestina es otro de los personajes de la literatura española que ha servido para la realización varias versiones cinematográficas siendo la dirigida por Gerardo Vera en 1996 la que obtuvo mayor atención por parte de público y crítica. Debemos citar así mismo la realizada por César Fernández Ardavín en 1969.

El Don Juan, el conquistador universal por excelencia, ha tenido multitud de adaptaciones en nuestro cine. Del Don Juan de Zorrilla, la dirigida por René Cardona fue la primera adaptación del cine sonoro y la de Luis César Amadori sería la más famosa versión, en 1949. Sobre la obra de Tirso de Molina, El burlador de Sevilla, José Luis Sáenz de Heredia realizó una adaptación en 1950 llamada Don Juan. Don Juan en los infiernos de Gonzalo Suárez era una adaptación libre del mito de Don Juan basada en la obra de Molière.

Carmen, obra del francés Prosper Mérimée, aunque no pertenezca a la literatura española también ha dado un buen número de películas en España. Destacan la versión de Florián Rey, titulada Carmen de Triana, protagonizada por la estrella del momento Imperio Argentina en 1938 y realizada en Alemania. A finales de los cincuenta la estrella del momento es Sara Montiel, y también interpretaría una particular versión de Carmen titulada Carmen la de Ronda. Pero quizás el más controvertido y personal tratamiento del personaje por nuestro cine es la versión de Carlos Saura, Carmen (1983), en la que Laura del Sol fue la protagonista. A principios del siglo XXI, Paz Vega, una de las estrellas del momento, interpretaría a la famosa gitana en una versión dirigida por Vicente Aranda y titulada (de nuevo) Carmen, que es la película que cierra el ciclo de este personaje dentro de nuestro cine por ahora.

Tuvieron sus correspondientes adaptaciones al cine otras dramaturgos del Siglo de Oro. Lope de Vega fue adaptado por primera vez en Fuenteovejuna, ( Antonio Román, 1947), existiendo una versión posterior, en coproducción con Italia (Juan Guerrero Zamora, 1972). Del año siguiente es El mejor alcalde el rey (Rafael Gil, 1973, pero la adaptación de Lope que más éxitos y galardones obtendrá es El perro del hortelano (Pilar Miró, 1995). La última obra llevada al cine ha sido La dama boba (Manuel Iborra, 2006).

Pedro Calderón de la Barca, ya fue adaptado en el cine mudo. En el sonoro, destacan las dos adaptaciones de El alcalde de Zalamea, José Gutiérrez Maesso, 1954) y (Mario Camus, 1973). La La vida es sueño tuvo una versión libre, a la que se dio el título de El príncipe encadenado (Luis Lucía, 1960).

El curioso impertinente de Guillén de Castro tuvo su correspondiente adaptación en 1953.

Cine musical

Aunque en el cine español sean numerosas las películas musicales, no se ha desarrollado un género propio, sirviendo la música, en la mayoría de las ocasiones, únicamente para promocionar a un cantante popular o a una estrella de moda, si bien hay dignas excepciones de películas en las que la música funciona como una especie de pretexto que permite contar otras historias, así sucede, por ejemplo, en La corte del faraón (José Luis García Sánchez, 1985) o La niña de tus ojos.

Cine de folclóricas

Es uno de los subgénero más cultivados por los cineastas españoles. aparece con el nacimiento del sonoro con la pretensión de aprovechar la fama de la cantante y bailaora folclórica del momento. Cronológicamente, las primeras estrellas que destacan son Imperio Argentina, Estrellita Castro y Concha Piquer, que dominarían los años treinta y principio de los cuarenta protagonizando películas dirigidas en su mayoría por Florián Rey y Benito Perojo.

La década de los cuarenta, aunque sigue la fama de las estrellas de la década anterior, está dominada por Juanita Reina quien protagoniza películas dirigidas por Juan de Orduña y Luis Lucia.

Los cincuenta comienzan con el dominio de Juanita Reina, aunque el duelo de esta década será el que protagonizaran Lola Flores y Sara Montiel, cuya hegemonía se extenderá a la década siguiente. Lola Flores ya había realizado películas a finales de los cuarenta, como Embrujo (Carlos Serrano de Osma, 1947), con su entonces pareja el cantante Manolo Caracol. Por su parte, Sara Montiel (que aunque no es exactamente una folclórica puede ser incluida en este apartado por la estructura de sus películas), que había intervenido en papeles secundarios en algunas películas de los cuarenta y había intentado una carrera en Hollywood, ingresa en el Olimpo cinematográfico a raíz de El último cuplé (Juan de Orduña, 1957), el mayor éxito del cine español hasta la fecha. En esta época, y con menor impacto que las dos estrellas citadas, también se pondrían ante las cámaras Paquita Rico y Marifé de Triana entre otras.

Durante los años sesenta y setenta, pese a que continúan los rodajes protagonizados por Sara Montiel, Lola Flores, Paquita Rico y Marujita Díaz; se produce una decadencia del género si bien se incorpora a él una figura ascendente, Rocío Jurado, que interpretaría varias películas. El género, prácticamente desaparecido en los ochenta, tiene un último momento de éxito con las películas protagonizadas por Isabel Pantoja: Yo soy esa (Luis Sanz, 1990), que se acerca al millón y medio de espectadores, y El día que nací yo (Pedro Olea, 1991), con resultados de taquilla inferiores. De cualquier modo, el éxito de estas hace que otras folclóricas vuelvan a la pantalla en proyectos que pretenden ir más allá del simple catálogo de canciones filmadas como es el caso de Rocío Jurado con una nueva versión de La Lola se va a los puertos (Josefina Molina, 1993).

Finalmente, el género acabaría siendo homenajeado en la arrolladora —2,5 millones de espectadores— La niña de tus ojos (Fernando Trueba, 1998), comedia inspirada en las andanzas de las folclóricas que trabajaron en los estudios cinematográficos alemanes a finales de los años treinta.

Cine de zarzuela

El genero musical español por antonomasia ha sido llevado al cine con desigual fortuna, si bien es un género que hace tiempo que abandonaron los cineastas españoles. El género chico, como también se llama a la zarzuela, se vinculó al cine español casi desde el principio pues, aunque resulte paradójico, existen versiones mudas de zarzuelas españolas como Los guapos (Segundo de Chomón, 1910) o La verbena de la Paloma (José Buchs, 1921). Esta última zarzuela tendría una segunda versión, de gran éxito (Benito Perojo, 1935) e incluso una tercera (José Luis Sáenz de Heredia, 1963. pero el mayor cultivador de este género fue sin duda Juan de Orduña quien, en 1969 y por encargo de la televisión estatal, adaptó al cine de La Revoltosa, Las golondrinas, La canción del olvido y Bohemios.

Cine flamenco

Antes de hablar de las películas de Carlos Saura, que es el gran impulsor de este género, hay que citar dos películas de Francisco Rovira Beleta: Los Tarantos (1963) y El amor brujo (1967), ambas películas consiguieron el hito de ser nominadas al Oscar. Otra película de este apartado, Montoyas y Tarantos (Vicente Escrivá, 1989) aspiró, sin éxito, a la misma nominación.

Carlos Saura, en colaboración con el bailarín Antonio Gades, filmó películas como Bodas de sangre (1981), Carmen (1983) o una nueva versión del Amor Brujo (1986). A las que más tarde se sumarían Sevillanas (1992), Flamenco (1995) y Salomé (2002).

Otro cine musical

Los cantantes del momento, como Raphael, Los Bravos, Julio Iglesias u Hombres G; tuvieron oportunidad de desarrollar cortas carreras cinematográficas en películas concebidas como vehículos para su promoción. Hubo, no obstante, cantares que fueron más allá de intervenir en dos o tres rodajes como es el caso de Manolo Escobar que protagonizó más de una veintena de títulos, o Luis Mariano que luciría su voz en operetas como el remake de Violetas imperiales (Richard Pottier, 1952) o El sueño de Andalucía (Luis Lucía, 1953).

Peplum y Spaghetti Western

Estos géneros fueron realizados en la mayoría de los casos en colaboración con el cine italiano y siendo deudor de éste en los casos en que no se realizaron las películas en coproducción. Del peplum debe destacarse las coproducciones Los últimos días de Pompeya (Mario Bonnard, 1960) y El coloso de Rodas (Sergio Leone, 1961), si bien la más destacada será la superproducción de Samuel Bronston La caída del Imperio Romano (Anthony Mann, 1964), en la que intervinieron figuras de la talla de Sofia Loren, James Mason o Alec Guinness y cuyo rodaje se realizó en nuestro país. Enteramente española es Los Cántabros (Jacinto Molina, 1980), filmada ya en el período de decadencia del género.

Por su parte el western europeo, tuvo en nuestro país el mayor número de producciones convirtiéndose el desierto de Almería en una réplica del de Arizona. Aunque la mayoría de los directores más importante de este género fueron italianos, también los hubo españoles como los hermanos Alfonso Balcázar y Jaime Jesús Balcázar, los también hermanos Rafael Romero Marchent y Joaquín Luis Romero Marchent, Julio Buchs e Ignacio F. Iquino. Tras varios intentos por hacer renacer el género, los últimos coletazos del mismo fueron parodias como El Este del Oeste (Mariano Ozores, 1984) o Aquí llega Condemor, el pecador de la pradera (Álvaro Sáenz de Heredia, 1996), para acabar con el homenaje nostálgico y lleno de humor negro de 800 balas (Álex de la Iglesia, 2002).

El landismo

El actor Alfredo Landa, prestó su apellido para dar nombre a este subgénero de la comedia española. Landa, frecuentemente acompañado por José Luis López Vázquez, representó en numerosas películas al prototipo medio del español de la época: bajito, moreno, obsesionado con las mujeres y reprimido sexualmente. Es un tipo de comedia de bajo presupuesto, puramente evasiva, depreciada en su momento por la crítica aunque no por el público que llenaba las salas donde eran exhibidas, como ocurrió con la que quizás sea la más representativa del género No desearás al vecino del quinto (Ramón Fernández, 1970) que, con más de 4.300.000 espectadores, es una de las más vistas de la historia del cine español. Los numerosos filmes protagonizados por Andrés Pajares y Fernando Esteso podrían ser encuadrados dentro de este subgénero.

Cine de turismo

Otro género tipo de cine recurrente de los años sesenta y primera mitad de los setenta es el promocionaba zonas turísticas de las costas españolas. Aquí se encuadran títulos como Amor a la española (Fernando Merino, 1966), El turismo es un gran invento (Pedro Lazaga, 1968), Fin de semana al desnudo (Mariano Ozores, 1974).

El destape

El franquismo sometió a los españoles a una fuerte represión sexual. El fin de esta represión permitió el desarrollo de un tipo de cine, absolutamente comercial, rigurosamente machista e ideológicamente retrógrado, interesado sobre todo en mostrar, sin pararse a buscar muchos pretextos, la hasta entonces prohibida anatomía femenina. Lo cierto es que en todo el mundo los filmes eróticos e incluso pornográficos vivieron un momento cumbre durante los años 70; quizá sería adecuado incluir al destape español dentro de tendencias como la Pornochanchada en Brasil o el auge de filmes eróticos y seudoeróticos-humorísticos en Italia, Alemania, etc.

Si bien en los últimos años de la dictadura ya se habían rodado algunas películas que abrían esta vía —sirvan de ejemplo El monumento (José María Forqué, 1970) Lo verde empieza en los Pirineos (Vicente Escrivá, 1973) o Doctor me gustan los mujeres ¿Es grave? (Ramón Fernández, 1973)—, será a partir de 1977 cuando este tipo de películas copen la producción nacional con títulos tan significativos como Deseo carnal (Manuel Iglesias, 1978), L´orgia (Francesc Bellmunt, 1978) o Atraco a sexo armado (Vincenzo Savino, 1981).

A La trastienda (Jorge Grau, 1978) y a su protagonista, María José Cantudo, les cupo el honor de pasar a la historia del cine español por mostrar el primer desnudo frontal femenino, atractivo suficiente para animar a acudir a las salas a más de dos millones y medio de personas. Hubo actrices que se especializaron en este tipo de películas, como Andrea Albani, Barbara Rey, la ya citada María José Cantudo, Nadiuska, Ágata Lys Blanca Estrada, Eva Lyberten, cuyas carreras entraron en decadencia, o simplemente terminaron, con la decadencia de este género. Otras tuvieron que sumarse a la moda como, en cierta medida, Ana Belén o, sorprendentemente, Carmen Sevilla. Otras, caso de Sara Montiel, decidieron retirarse de las pantallas antes que verse obligadas a mostrarse desnudas.

A principio de los ochenta este cine perdió su interés y desapareció tan rápidamente como había surgido.

Cine de terror

sea Alejandro Amenábar y su película Los otros la más importante y exitosa película de terror del cine español, no debe olvidarse que desde finales de los sesenta se realizó un cine de terror de bajo presupuesto, más destacado por el empeño de sus realizadores por hacer cine y, a menudo, más valorado fuera de España que en el propio país. Fue un cine que contó con directores como Carlos Aurel, Jesús Franco, León Klimovsky, Amando de Ossorio y Jacinto Molina, entre otros. Sería Jacinto Molina, bajo el seudónimo de Paul Naschy, quien además de director fuera el actor más prolífico en el género, convirtiéndose en el actor que más veces ha interpretado al hombre lobo, si bien ha interpretado prácticamente a todos los monstruos habidos y por haber. De entre sus películas destacan La noche de Walpurgis y sus secuelas.

Cine de desarraigados

Es un género que ha tenido gran importancia dentro del cine español, ha sido un cine que ha reflejado lo más sombrío y lastimoso de la sociedad española, ha mostrado a los marginados y a los delincuentes desde distintos tipos de vista. Estos argumentos puede encontrar su origen en la tradición de la novela picaresca. Al principio, los desarraigados fueron llevados al cine en forma de comedia, destacando como primera obra maestra del género Los tramposos de Pedro Lazaga, dirigida en 1959 y en la que se narra la historia de dos pícaros modernos del siglo XX. A esta película siguieron otras en el mismo tono, en las que destaca el actor protagonista de Los tramposos, Tony Leblanc, verdadero icono del género en esta primera época. En 1974 La llamaban La Madrina, de Mariano Ozores, pone fin a estas comedias para dar paso a un cine más crudo y más propio de los nuevos tiempos. El verdadero cine de desarraigados se desarrollaría a partir de los setenta; sin embargo, el director Carlos Saura haría una primera muestra con la película Los golfos, de 1960, para luego retomarlo en 1990 con Dispara, la última película de Antonio Banderas en España. Luego, en los setenta, el director José Antonio de la Loma será el verdadero impulsor del género, basándose en la vida del Vaquilla, el famoso delincuente juvenil de mediados de los setenta, y utilizando actores no profesionales provenientes del mundo que quería reflejar. Rodaría cuatro películas, siendo Perros callejeros, de 1977, la más representativa y recordada, a la que siguieron Perros callejeros 2, Los últimos golpes de El Torete, Perras callejeras y Yo el Vaquilla, todas ellas dirigidas por el propio La Loma y protagonizadas por Ángel Fernández Franco. En los ochenta, recogiendo el listón de La Loma y compitiendo con él, Eloy de la Iglesia comenzaría su propia saga de desarraigados con El pico y El pico 2, en la que se sumerge en el mundo de los heroinómanos. Antes de eso ya había realizado películas de este género tales como Colegas y Navajeros, para acabar con La estanquera de Vallecas; todas estás películas fueron protagonizadas por José Luis Manzano, que acabaría teniendo el mismo trágico fin que los protagonistas que interpretaba.

Dentro de este género también haría su aportación Montxo Armendáriz con dos películas, 27 horas, sobre el mundo de la droga, e Historias del Kronen, en la que plasma en imágenes la novela homónima de José Ángel Mañas. Pero ha sido en los últimos años cuando el género ha logrado sus mayores éxitos con Barrio de Fernando León de Aranoa, El Bola, de Achero Mañas, o Siete vírgenes, de Alberto Rodríguez. Destacar también la película Volando voy de Miguel Albadalejo, que volvía a los años setenta para contar la vida del Pera - un mítico delincuente juvenil finalmente reinsertado en la sociedad.

Cine castrense

El cine castrense era un cine muy típico durante el régimen franquista en las que se hacía alta exaltación patriótica. Este género tuvo su primer éxito en 1948 con Botón de ancla, de Ramón Torrado, que tendría dos versiones más, una en los años sesenta y otra en los setenta. Siguiendo la estela de esta película la siguieron La trinca del aire o Héroes del aire del propio Torrado, y Los guardiamarinas de Pedro Lazaga, entre otras. En un plano menos serio que estas películas estaba Quince bajo la lona, que cuenta la historia de las Milicias Universitarias. Citaremos también películas como Recluta con niño o Cateto a babor, dos versiones de una misma historia y que trataban el tema del ahora desaparecido servicio militar con humor, siempre sin dejar de acabar con el tono patriotero propio de la época. Fuera de estas tendencias y de la época de apogeo del género está Morirás en Chafarinas, de Pedro Olea, sobre la novela homónima de Fernando Lalana.

Cine deportivo

Salvo excepciones, por ejemplo, La vieja música, del director Mario Camus, que trataba de baloncesto, aunque solo superficialmente, y la película oficial de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 titulada Maratón y dirigida por Carlos Suara, la mayoría de las películas españoles sobre deportes han sido de fútbol o de boxeo.

Teatro en Espana

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