
- •10 Экзаменационный материал по «практикуму» (4 курс, 7 семестр) 2011-2012
- •¿Las peores universidades del mundo?
- •Profesores sin sueldo, aulas sin computadoras
- •¿Hay que subsidiar a los ricos?
- •En China comunista, los estudiantes pagan:
- •Entran casi todos, pero terminan pocos
- •El auge de los estudiantes extranjeros
- •Sobran psicólogos, faltan ingenieros
- •La unam: modelo de ineficiencia
Entran casi todos, pero terminan pocos
Otro de los grandes absurdos de algunas de las grandes universidades estatales latinoamericanas, que hace mucho se abandonó en China, es el ingreso irrestricto, y la falta de controles para impedir que haya estudiantes eternos. Bajo la premisa de que todos tienen derecho a estudiar, muchas de las grandes universidades de México, Brasil y la Argentina están garantizando que casi nadie pueda estudiar bien. Con los pocos recursos que tienen, están manteniendo una enorme cantidad de estudiantes que nunca terminan de recibirse. En la Argentina sólo egresan dos de cada diez estudiantes que entran en las universidades estatales. Eso significa que, en el sistema universitario argentino, de casi 1,5 millones de estudiantes, los contribuyentes están manteniendo a cientos de miles que nunca van a terminar sus estudios. En México hay unos 1,8 millones de estudiantes de licenciatura, pero se terminan titulando apenas poco más del 30 por ciento de los que ingresan anualmente.26 En Chile y Colombia, que tienen cupos para entrar en las universidades, la eficiencia universitaria es algo superior: se reciben entre tres y cuatro de cada diez estudiantes que entran en las universidades estatales.
En China existe un examen de ingreso obligatorio para todas las universidades, que dura dos días y es rendido anualmente por más de 6 millones de estudiantes. Y no es un examen fácil: un 40 por ciento de los aspirantes son reprobados, según el Ministerio de Educación. La competencia para entrar en las mejores universidades es durísima. Poco antes de mi visita a China, había explotado un escándalo de corrupción tras la revelación del programa televisivo “Focus TV”, de la Cadena Central de Televisión China (CCTV), de que tres empleados de la Universidad de Aeronáutica y Astronáutica de Beijing habían extorsionado a varios estudiantes, exigiéndoles el equivalente de 12 mil dólares a cada uno para ingresar en la universidad. La CCTV había grabado las conversaciones telefónicas, y el caso había terminado en condenas judiciales. Según la agencia de noticias oficial Xinhua, no se trataba de un hecho aislado. Pocos meses antes, funcionarios del Conservatorio de Música Xian, en la provincia norteña de Shaanxi, habían exigido sobornos de 3.620 dólares por cada estudiante admitido. El escándalo salió a la luz cuando algunos estudiantes se negaron a pagar y avisaron a las autoridades. “Algunos críticos aseguran que estos incidentes representan la punta del iceberg”, reconoció luego el periódico gubernamental China Daily Obviamente, todos estos incidentes ilustraban el extremo al que llegaba la competencia entre los jóvenes chinos para entrar en las universidades.
Aunque las universidades chinas admiten en su conjunto un promedio del 60 por ciento de los estudiantes que dan el examen de ingreso, los porcentajes de quienes logran entrar en las mejores universidades del país son del 10 o el 20 por ciento. En México, en cambio, la universidad más grande del país —la UNAM— admite a un 85 por ciento d sus alumnos sin examen de ingreso, según estimaciones de Julio Rubio, el subsecretario de Educación Superior de México. La UNAM les concede un “pase automático” a todos los estudiantes de la escuela secundaria de su red escolar, lo que hace que muchos estudiantes vayan a estas escuelas para no tener que rendir un examen de ingreso. “Ese ha hecho caer la calidad de la UNAM,” me dijo Rubio en una entrevista. Comparativamente, unas 428 universidades públicas y privadas d México ya están aplicando un examen de ingreso común.
En la Argentina pasa otro tanto. Cuando le pregunté a Filmus, e ministro de Educación, por qué no existe un examen de ingreso a la UBA, me señaló que en países con alta desigualdad social, como h Argentina, un examen de ese tipo sería socialmente injusto. Los jóvenes salen de la escuela secundaria mal preparados, y someterlos a un examen de ingreso equivaldría a premiar a quienes fueron a escuelas secundarias privadas. Por eso hay un curso de ingreso básico, en el que si el joven aprueba seis materias, entra en la universidad, explicó. Filmus agregó que, en la práctica, el curso de ingreso es un filtro: el 50 por ciento de los alumnos no aprueba las seis materias, y por lo tanto no ingresa en la universidad. “En la práctica, tenes seis exámenes de ingreso, o ninguno, según cómo lo quieras mirar”, concluyó. Puede ser, pero la mayoría de los expertos internacionales en políticas educativas coinciden en que sería muchísimo más provechoso que el Estado destinara esos recursos a las escuelas primarias y secundarias, y evitara el hacinamiento universitario, pues el 80 por ciento de los estudiantes no llegan a recibirse.