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35. Labor lexicográfica de Alfonso X el Sabio.

Periodo del castellano medieval duró desde fines del siglo XIII hasta las postrimerías del siglo XV puede. A fines del siglo XIII, castellano en lucha contra el latín y los otros dialectos peninsulares. Característica breve del periodo:

  • el castellano empieza a dominar en toda la literatura y la ciencia;

  • hasta el siglo XIII la lengua romance se encontraba escrita sólo en verso. En prosa predominado el latín y el árabe;

  • en el período medieval se crea la prosa castellana, sirviéndole de modelo del habla toledana;

  • el castellano se hace lengua oficial, usada en los documentos reales.

El reinado de Alfonso X, el Sabio es un período de intensa vida científica y literaria del país. En torno a la corte se reúnen poetas, trovadores, cronistas y sabios. La producción literaria de este período es enorme: obras de ciencia como “Saber de Astronomía”, “La Primera Crónica General de España” y etc. Aunque en estas obras todavía aparecen ciertas peculiaridades leonesas, catalanas y provenzales, en todas ellas predomina ya el dialecto castellano.

  1. Evolución de las conjugaciones latinas.

  • la primera conjugación se caracteriza por la vocal temática -a (larga): amare, orna-re;

  • la segunda, por la vocal temática -e (larga): debere, delere;

  • la tercera, por (breve): legere, mittere;

  • la cuarta, por la vocal temática -i (larga): dormire, audire, nutrire.

En el español las cuatro conjugaciones latinas se reducen a tres:

  • I conj. lat. > I conj. esp.: amare > amar (vocal temática -a larga);

  • II conj. lat. > II conj. esp.: debere > deber (vocal temática -e larga);

  • IV conj. lat > III conj esp.: dormire > dormir (vocal temática -i larga).

  1. Evolución de las consonantes. Característica general

  • La f- inicial pasa a la h- aspirada y después muda;

  • La s- inicial suele conservarse;

  • Las nasales m, n y liquidas r, l intervocálicos se conservan: amare – amar;

  • La -s final conserva en las palabras monosílabas y polisílabas: los, menos;

  • Las oclusivas se hacen sordas: capere – caber;

La influencia de la yod:

  • Para el consonantismo español la presencia de la yod no es de menos importancia que para el vocalismo.

  • C + yod y t + yod pasan a un sonido africado sordo [ts] que luego transforma a [θ];

  • B + yod y su variante v + yod se conservan inalterables;

  • N + yod da un sonido palatal n, en la escritura ñ: Híspania > España.

  1. Formación de los perfectos fuertes y débiles.

El Pretérito indefinido del español se remonta al Perfectum Indicativi activi de la lengua Latina. En el latín existían dos clases de Pretéritos:

  • Los Pretéritos débiles terminados en -vi;

  • Los Pretéritos fuertes terminados en -ui, -si.

Los Pretéritos débiles pertenecían a los verbos de:

  • primera;

  • cuarta conjugación.

Mientras que los fuertes eran propios de los verbos de:

  • segunda;

  • tercera conjugación.

Como excepción a la regla algunos verbos de primera y cuarta conjugación latina también formaban Pretéritos fuertes.

Las desinencias del Perfectum latino difieren de las desinencias de los demás tiempos latinos y son iguales para los verbos de todas las cuatro conjugaciones. Los Pretéritos latinos débiles han dado en el español las formas siguientes:

  • Primera conjugación: lat.cl.: amav-i; lat. hisp.: amai; esp.: amé.

Pretéritos fuertes son de tres tipos terminados:

  • en -ui;

  • en -si;

  • en -i.

Los Pretéritos en -ui son propios de los verbos de la segunda conjugación latina: habere – habui. En el español antiguo se ha perdido la mayoría de los Pretéritos terminados en -ui, los que se han conservado dieron las formas siguientes:

  • en los verbos con la vocal radical o, ésta pasa a u, bajo la influencia del sufijo u del Pretérito latino: potui ˃ pude;

  • en los verbos con la vocal radical a, ésta pasa a o, bajo la influencia del sufijo u del Pretérito latino: sapui ˃ sope.

En calidad de fuertes se conservan en el español sólo la primera y tercera del singular: habui ˃ hobe ˃ ove ˃ hubo.

Los Pretéritos terminados en –si son menos numerosos y empezaron a reducirse ya en el latín vulgar.

Muchos verbos con los Pretéritos en -i pasaron en el español antiguo al grupo de los Pretéritos en -si, o en -ui: cepe – capui – cope.

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