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Revolución fonética de los siglos XVI – XVII

1. Siguen confundiéndose b y v oclusivo y fricativo, aproximándose poco a poco a las actuales normas de la pronunciación. Existen testimonios de los contemporáneos de que en el año 1558 “ningún puro castellano sabe hacer diferencia”.

2. Los fonemas sonoros [z], [dz], [dž] se ensordecen confundiéndose con los sordos correspondientes [s], [ts], [š]. Por eso en el español clásico quedan sólo tres fonemas en vez de las seis del castellano antiguo, pero se conservan los seis signos ortográficos para representarlos:

[z] —> [ s ] s , ss casa, tiesso

[s] /

[dz] —> [ ts ] z , ç vezino, alcançar

[ts] /

[dž] —> [ š ] g–j ,x muger/mujer, xabon

[š] /

En la primera mitad del siglo XVII aparecen los fonemas actuales:

[ts] > [θ], [š] > [x] : vezino [betsino] — vecino [beθino] (a veces en la pos. inicial: cimice — chinche)

alcançar [alkantsar] — alcanzar [alkanθar]

muger [mušer] — mujer [muxer]

xabon [šabon] — jabón [xabon]

3. Se pierde la aspiración de la h, primero en Castilla la Vieja. Después se propaga por toda España, conservándose algún tiempo más sólo en Toledo y Andalucía.

Sin embargo, las vacilaciones entre las fh iniciales a principios del siglo XVI todavía tienen lugar creando nuevos dobletes etimológicos tipo: forma – horma; fallar – hallar.

Otra serie de dobletes etimológicos aparece a consecuencia de las vacilaciones entre la h aspirada y la h muda : haca – jaca (sin cambios semánticos).

4. De la lengua literaria desaparecen las vacilaciones en la pronunciación de las vocales inacentuadas: vanedad / vanidad, abondar / abundar, escrebir / escribir.

5. Los grupos de consonantes p’t, b’t, v’t, p’d, después de haberse sonorizado aún en el romance primitivo, llegaron a la forma b’d, v’d en el castellano antiguo.

En el siglo XVI tiene lugar la vocalización de la consonante labial con la formación del w (wau) semiconsonante:

b’d –› ud [ wd ] deb’da > deuda

v’d cab’dal > caudal

civ’dad > ciudad

6. Continúa la concurrencia entre la pronunciación latina y la pronunciación popular de los grupos de consonantes en los cultismos:

digno / dino / diño

significar / sinificar

A base de estas vacilaciones también se forma cierto número de dobletes: práctica – plática.

7. En la fonética sintáctica la forma la del artículo determinado femenino desplaza la forma arcaizante el delante de los sustantivos femeninos que empiezan con una vocal excepto la a tónica:

castellano viejo

español clásico

el espada

la espada

el agua

el agua

Establecimiento de las normas morfológicas en los siglos XVI – XVII

1.Continúa desarrollándose el proceso de la gramaticalización de las formas analíticas de los tiempos verbales. Concluye la desemantización del verbo “haber” que se convierte en un verbo puramente auxiliar y, a diferencia del francés, desplaza totalmente el verbo “ser” de las formas analíticas temporales. En Juan de Valdés aún encontramos los dos verbos (la primera mitad del siglo XVI):

pues los mozos son idos a comer y nos han dex[š]ado solos

Hacia el siglo XVII el español logra unificar la manera de formar los tiempos analíticos de todos los verbos del idioma.

A la vez se acaba el proceso de la formación de una nueva categoría morfológica de la anterioridad en el sistema de los tiempos verbales que se caracteriza por el empleo del verbo auxiliar “haber” y la estructura analítica.

Indicativo

plano temporal

punto temporal absoluto:

forma sintética del tiempo verbal

anterioridad a otra acción:

forma analítica del tiempo verbal con el auxiliar “haber”

plano del presente

presente amo

pretérito perfecto he amado

plano del pasado

pretérito indefinido amé

pretérito imperfecto amaba

pret. anterior hube amado

pret. pluscuamperfecto

había amado

Subjuntivo

plano del presente

presente ame

pretérito perfecto haya amado

plano del pasado

pretérito imperfecto amara; amase

pret. pluscuamperfecto hubiera amado hubiese amado

plano del futuro

––––––––––––––––

–––––––––––––––

Cabe mencionar que todas las formas sintéticas de la tabla son heredadas del latín, mientras las analíticas son todas de procedencia romance. Un caso especial lo constituyen las formas del futuro y del potencial que (aunque hoy en día ya son sintéticas) son romances por su origen y analíticas en el pasado, que llegaron a fundir definitivamente ambos elementos de la forma (el verbo auxiliar “haber” y el infinitivo del verbo conjugado) hacia el siglo XVII convirtiéndose en una forma sintética:

amare habeo –› amar (h)e –› amaré

amare habebam –› amar había –› amar’ia –› amaría

2. En el siglo XVI aún continúan vacilaciones entre las terminaciones verbales de la segunda persona del plural: –ás / –áis y –és / –éis. Las formas modernas se establecen definitivamente sólo en el siglo XVII: amás – amáis, tenés – tenéis, sos – sois.

También van ordenándose las formas: cantá – cantad, so – soy, truxo – traxo ( trajo ),

haiga – haya, huiga – huya.

3. El proceso de la distribución de los sustantivos entre el masculino y el femenino, que surgió en el latín como resultado de la pérdida del género neutro, continúa también en el período clásico. Así se observan vacilaciones en el género de los sustantivos: la poema, la cisma (церковный раскол), la guía, la espía, la guardia, la profeta.

En estos sustantivos predomina la forma propia del femenino, o sea, la terminación –a, contradiciendo a veces al sexo de la persona que se designa con esta palabra.

4. Los sustantivos y adjetivos en –és y –nte adquieren la forma del género femenino: –esa , –nta: francés – francesa, infante – infanta.

5. Se hace normativo el uso del sufijo –ísimo para el grado superlativo absoluto de los adjetivos, que empleaba aún Gonzalo de Berceo (s. XIII). Durante mucho tiempo permaneció poco frecuente, considerándose como latinismo.

6. Se establece como norma idiomática el empleo de los pronombres personales nosotros y vosotros en la función de sujeto reemplazando totalmente nos y vos.

7. Las contracciones gelo, gela se deshacen en se lo, se la a consecuencia de la confusión de los fonemas [ž] y [š] y por analogía con el pronombre reflexivo se.

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