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El castellano de los siglos XIV- XV

La estructura fónica del castellano de ese período se caracteriza por su inestablidad: a la par de las formas antiguas aparecen algunas nuevas que alcanzarán su pleno desarrollo en los siglos XVI- XVII.

  1. Se observa esta inseguridad en el uso de las f- o h- iniciales:

hazer / fazer

hablar / fablar

  1. Desde finales del s.XIII va restableciéndose la –e final átona antes apocopada. En la literatura de esta época se encuentran tanto formas apocopadas como completas: fiz- fize; vien- viene; noch- noche; dixol- dixole.

  2. Aún se confunden la -t y -d finales, algunas otras consonantes y las vocales átonas, pero cada vez con menos regularidad:

edat / edad

dubda / duda

ome / hombre

judgar / juzgar

sofrir / sufrir

vevir / vivir

El vocabulario del castellano antiguo

I. En todas las lenguas romances la parte más castiza de sus vocablos se debe a la vulgar lengua latina. Este fondo primitivo abarca la mayoría de las palabras de uso corriente y sirve de base para formar palabras nuevas. Los elementos de este fondo han atravesado todas las etapas de la evolución desde el latín hasta el español. Transformándose según las leyes del desarrollo histórico adquirieron una forma fónica y ortográfica diferente de la de las voces latinas primitivas. Tales voces se llaman voces populares. Además de esta capa fundamental del léxico el español tiene otras que han venido a aumentar el caudal léxico del idioma.

Una de las fuentes más eficientes y permanentes del enriquecimiento ha sido y sigue siendo hoy el latín clásico. El español posee numerosos vocablos latinos que penetraron en el romance ya formado por vía culta y conservaron su forma más o menos intacta. Muchos vocablos los vemos aparecer ya en los primeros documentos castellanos en su doble forma: popular y erudita. Las últimas se las suele denominar voces cultas.

Comparando las voces cultas y populares se puede ver que en la mayoría de los casos se diferencian no sólo por su forma sino también por su significado . Por regla general, las voces cultas conservan casi intacto el significado latino mientras que las populares lo cambian en menor o mayor grado.

lat. articulum esp. artículo (voz culta, v.c.)

artic´lo > artejo (voz popular, v.p.)

cathedra v.c.: catedra

v.p.: catera > cadera

delicatum v.c.: delicado

v.p.: delgado

clamare v.c.: clamar

v.p.: llamar

plenu v.c.: pleno

v.p.: lleno

Es de ver que las voces cultas son más tardías en el idioma en comparación con las populares y se incorporaron al castellano por vía literaria (a menudo por segunda vez). El uso literario de ellas contribuye a que conserven su forma y significado inalterado mientras el uso popular de la misma palabra durante siglos los desgasta y transforma.

Existen también así llamadas voces semicultas. Son las que han sufrido algunas de las posibles modificaciones conservando intactos otros rasgos suyos.

plegar

plicare

→ llegar

Cabe subrayar que no todos los cultismos tienen dobletes etimológicos. Los cultismos son más numerosos.

regula regla (forma semiculta)

reg´la > reila > reja (forma popular)

capitulum v.c.: capítulo

v.semiculta: cabidlo > cabildo (metátesis) (pero no se ha convertido en -e- la -i- acentuada)

Tales pares de palabras que hoy día se perciben como más o menos diferentes fonética, ortográfica y semánticamente pero provienen de una misma palabra latina se llaman dobletes etimológicos.

II. Otra capa del vocabulario castellano se compone de las voces de origen no latino. Entre éstas se distinguen:

  1. voces de las lenguas prelatinas (substratos ibéricos, célticos, ligures): manteca, perro, xabón, salmón, camisa, nevasca, peñasco, cerveza, etc.

  2. voces griegas: botica, espada, piedra, cima, ángel, iglesia, etc.(que penetraron en el castellano a través del latín)

  3. voces germánicas son las recogidas de las lenguas de los godos, francos y otros pueblos germánicos (superstratos): espía, ganar, robar, guerra, rico, galardón, arenque, ganso, perro, Fernando, Rodrigo, etc.

  4. voces árabes (adstratos): alguacil, almohada, fardo, alfarero, almacén, álgebra, babuchas, almoneda, tarifa, tambor, tarea, cifra, novia, etc.

III. Los elementos léxicos que son prestados por un idioma ya formado a otras lenguas se llaman préstamos. El español a lo largo del proceso de su evolución tomó numerosos vocablos del francés (galicismos), inglés (anglicismos), alemán (germanismos), italiano (italianismos) y de otros idiomas.

En la época medieval de la Reconquista los católicos franceses tomaron parte activa en la lucha de los españoles cristianos por recuperar sus tierras, y el francés ejerció una influencia importante en el castellano. En aquellos tiempos penetraron en el español multitud de galicismos: monje, fraile (provenzal), batalla, el paje, coraje, palafrén, manjar (catalán), jardín, afán (catalán), alemán, cobarde, preste, perdón, linaje, donaire, etc. Una parte de las palabras francesas prestadas en la Edad Media más tarde cayeron en desuso cediendo terreno a las voces españolas. Así catar, muy usado en los tiempos del Cid, fue sustituido por mirar, su raíz se conserva sólo en la palabra compuesta catalejo; asimismo cayó en desuso la palabra fer que durante un período considerable se había empleado a la par con fazer.

Los galicismos son abundantes en el español. Su número aumentó mucho en el s.XVIII cuando la corona española pasó de las manos de los Habsburgos a las de los Borbones franceses.

Los italianismos abarcan la terminología artística y militar: soneto, batuta, fachada, opera, pistola, esopeta, centinela, asedio, soldado, foso, etc.

Los germanismos son mucho menos numerosos: bigote, vals, brindis, trincar, chambergo, blocao, etc.

En la época moderna (desde la segunda mitad del s.XIX) es muy activa la adoptación de anglicismos.

Después del descubrimiento del Nuevo Mundo en el español empezaron a penetrar numerosas palabras indias, americanismos: del náuhatl: hule, petaca, tocayo, cacahuete; del araucano y caribe: tabaco, maíz, hamaca, huracán; del quechua: cóndor, pampa, quina; del tupi-guaraní: ananás, tapir, jaguar; etc.

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